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Reportaje:

Sospechar de tu propia sangre

Familiares de un chico de 19 años tratan de esclarecer si el joven pudo matar a sus padres y a un hermano

Es horrible vivir con la sospecha de que alguien que lleva tu propia sangre pueda estar implicado en la muerte de tres personas de tu misma sangre. Es lo que les sucede a cuatro miembros de la familia Dos Ramos: les corroe las entrañas la sospecha de que su sobrino Rodrigo, de 19 años, tenga algo que ver con el asesinato a cuchilladas de los padres de éste, Salvador Barrio y Julia dos Ramos, y de su hermano menor, Álvaro. El triple crimen, ocurrido en Burgos el 7 de junio de 2004, sigue sin aclararse pasados más de tres años.

Cuatro tíos maternos de Rodrigo han decidido personarse en la causa judicial como acusación particular, mientras que otros tres han rehusado hacerlo. Una familia partida en dos.

"Queremos despejar las dudas. Rodrigo no da explicaciones claras", declara uno de sus tíos
Las llaves de un coche son la única pista para aclarar el triple crimen de Burgos

Lo explica uno de los cuatro: "Queremos despejar las dudas. No podemos vivir siempre con la sombra de la sospecha. Rodrigo no da explicaciones claras y creemos que, al personarnos ahora en el caso como acusación particular, hacemos lo adecuado para nosotros. Y también creemos que es lo mejor para él: para que, de una vez por todas, quede claro si él tuvo o no algo que ver con todo esto".

Rodrigo fue detenido el pasado junio por agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) como sospechoso de la muerte de sus padres y su hermano menor, ocurrida en su piso de la calle de Jesús María Ordoño, en la capital burgalesa. El joven pasó unos días internado en un reformatorio de Valladolid y después quedó en libertad, aunque sigue "imputado" en la causa judicial, a la espera de que se pronuncie la Fiscalía de Menores.

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Desde que se produjo el crimen, la familia Dos Ramos estuvo personada en el proceso en calidad de "perjudicada". Ahora, cuatro de los hermanos de la difunta Julia dos Ramos han acordado transformar su condición de "perjudicados" para constituirse en "acusación particular" y poder así actuar como motor de las investigaciones.

Cuatro de los siete hermanos de la extinta Julia dos Ramos han dado este paso porque están "convencidos" de que el joven Rodrigo podría estar implicado en el triple asesinato, según el abogado orensano Adolfo Taboada, que lleva el asunto. El letrado señala que los tíos de Rodrigo consideran que existen "indicios suficientes" que le implican en la matanza.

Según Taboada, parte de la familia ha adoptado esta decisión tras estudiar un informe de la Comisaría General de Policía Judicial que apunta directamente a Rodrigo, "y por otras circunstancias posteriores que el chico no ha sabido aclarar".

La decisión de Remedios, Benito, Teresa y Concepción ha sido para ellos tan dolorosa como arrancarse un brazo. "Es duro, muy duro, porque Rodrigo es nuestro sobrino. Es de nuestra sangre. Creemos que hacemos lo adecuado, aunque también es posible que nos equivoquemos. Pero pensamos que es lo que tenemos que hacer para aclarar de una vez por todas estas muertes que no nos dejan vivir", comenta uno de ellos. "Nos tiene que dar explicaciones claras", añade.

Los familiares del joven van a solicitar del juzgado la práctica de nuevas pruebas periciales, así como tener acceso a las conversaciones telefónicas grabadas en el curso de las investigaciones, según el abogado Taboada.

Los otros tres tíos maternos de Rodrigo (María del Carmen, Gloria y Fernando), así como la abuela del muchacho, siguen creyendo en su inocencia. El joven convive hoy con uno de estos familiares, después de haberlo hecho en el pasado con algunos de los que ahora han acordado personarse como acusadores.

Salvador Barrio, de 53 años, su esposa Julia, de 47, y su hijo Álvaro, de sólo 12 años, fueron despiadadamente acuchillados mientras dormían en su domicilio. El homicida penetró subrepticiamente en la casa -sin encender ni una sola luz- y les degolló y les acuchilló una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... Salvador, incluso, fue apuñalado estando ya muerto, además de haber sido golpeado con una especie de barra de encofrador o barra de uña terminada en forma de V (similar a un martillo sacaclavos), según un reciente informe policíal.

"Las heridas post-mortem, innecesarias para el delito, implican una expresión de la emoción del momento, en este caso la ira, mostrando este ensañamiento un odio subyacente al acto, lo que apunta a que el asesino era alguien conocido por la familia", señala el atestado policial.

"El asesino necesariamente tenía que conocer el domicilio a la perfección, lo que le hizo ir de un lugar a otro sin tener necesidad de encender las luces, excepto en la habitación del niño Álvaro Barrio, que probablemente encontró encendida. La certeza de que el criminal anduvo a oscuras quedó evidenciada por la ausencia de manchas de sangre en los interruptores de la luz", agregan los expertos de la UDEV.

La única pista del asesino fueron varias pisadas ensangrentadas -una zapatilla deportiva de la marca Dunlop- dejadas en el suelo de la vivienda. Pero nada más. Ni una huella dactilar, ni una gota de sangre, ni un pelo perdido durante el forcejeo con las víctimas... Nada.

Las llaves de un coche constituyen lo que la policía califica de "prueba directa" de la participación de Rodrigo en el triple crimen. Se trata de las dos llaves del Audi A6 de su padre, encontradas en poder del joven. Éste declaró que ambas estaban guardadas en una caja fuerte en la casa que la familia posee en el pueblo de La Parte de la Bureba (Burgos). Sin embargo, en el registro practicado en esa vivienda a las pocas horas del crimen sólo fue hallada una de las llaves en la citada caja fuerte. ¿De dónde salió esa segunda llave? La policía cree que es la que el asesino -fuese quien fuese- se llevó del piso de Burgos tras perpetrar la matanza. ¿Y cómo es que ahora ha aparecido en manos del joven? "Sin duda, porque algo tiene que ver el chico con el crimen", afirma un investigadores.

El muchacho mantiene una y otra vez que su padre disponía de tres llaves. Y, por tanto, que la tercera es la que está en manos del misterioso asesino aún no identificado. Una parte de su familia no le cree. La sombra de la sospecha.

Foto del matrimonio Barrio, junto con sus hijos Rodrigo y Álvaro, en la comunión de éste último.
Foto del matrimonio Barrio, junto con sus hijos Rodrigo y Álvaro, en la comunión de éste último.
Fachada de la vivienda de Burgos donde se perpetró el triple asesinato.
Fachada de la vivienda de Burgos donde se perpetró el triple asesinato.

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