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Columna
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Los ángeles cantan

Los ángeles de la guarda civil, es decir, los policías nacionales, andan alborotados en Madrid. El jueves se manifestaron 500 en el paseo de la Castellana exigiendo salario razonable. Solicitan un plus de capitalidad, porque ejercer en Madrid esa profesión implica más riesgos y más gastos familiares. Pocas veces tenemos ocasión los ciudadanos de asistir a encontronazos callejeros entre miembros de un mismo cuerpo institucional. Seguro que los represores de la concentración iban gritando por dentro las mismas consignas que los convocantes. ¿Cómo vas a dar porrazos a un compañero que pide aumento de sueldo para ti? Es fácil que ambas partes brindaran al unísono por éxito de la jornada.

Para rematar la semana, ayer se celebraba la fiesta litúrgica de los arcángeles San Gabriel, San Rafael y San Miguel (patrón de la cerveza), guardianes del cielo que expulsaron a Lucifer y sus secuaces. Madrid tiene relaciones escabrosas con los espíritus celestiales. El ángel más famoso es, precisamente, el malo, el Ángel Caído de El Retiro, que es también una de las estatuas más sensuales de la capital. Esta ciudad tiene morbo diabólico. Quizá en eso radique su atractivo.

Los ángeles son aquí básicos. El centro geográfico de España es el Cerro de los Ángeles. San Isidro, los utilizaba para arar mientras él iba a misa. Eso por no hablar de la plaza del Ángel. El cupo femenino es mínimo, representado por la calle de Sor Ángela de la Cruz. Pero los ángeles no tienen sexo, y si lo tienen nadie sabe cuál es.

La canción Angelitos negros fue estrenada por Machín en 1945 en un local que existía en la calle de Jacometrezzo. Ahora esos angelitos que velan por nosotros han sido sustituidos por cámaras de videovigilancia en el centro de la capital. Se trata de controlar a chorizos, pero también a todos los demás. Los ángeles cantan.

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