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Reportaje:

Roberto Cavalli: el rey de la fiesta

Eugenia de la Torriente

Ama el exceso y a las mujeres. A los 67 años vive una época dorada. No sólo las estrellas le adoran; además se ha ganado el respeto de la industria y se prepara para seducir al gran público junto a H&M.

Sale a la atestada entrada para recibir a una mujer tras otra. Jennifer López, Demi Moore, Diane Kruger, Ivana Trump o Mary J. Blige. Las saluda con italiana efusividad y las toma del brazo para una foto que vale millones. Luego, las conduce hacia el interior de su nuevo negocio y, tal vez, les susurra algo con su voz rota mientras ellas admiran las luces futuristas que colorean los 1.350 metros cuadrados. Esta tarde de primeros de septiembre, Roberto Cavalli inaugura tienda en Nueva York y se mantiene rigurosamente fiel al guión de su personaje.

"Tras el deprimente minimalismo, yo traje de vuelta la fantasía. Una vez establecí esa nueva dirección, muchos otros me siguieron. Me siento orgullosos de ello. Aunque me copien"
"Los jóvenes me paran por la calle y me dicen que me adoran, pero no pueden comprarse mi ropa. A ellos les dedico mi colección con H&M. Finalmente van a poder tener un Cavalli"

Es posible que Cavalli, de 67 años, parezca esta noche el rey de la ciudad, pero en realidad apenas lleva unas horas en ella. Llegó de Milán, donde sólo se detuvo un día procedente del palazzo familiar en Florencia, donde recaló brevemente tras una estancia en cualquier lugar del mundo. Cavalli es como los magos que recorrían los pueblos con una linterna mágica. También él es un ilusionista nómada. Viaja por el globo ofreciendo destellos de un espejismo, un mundo fabuloso, excitante y visceral al que se puede acceder ya no con una moneda, sino con unas cuantas: las que cuestan sus vestidos, colonias o bolsos.

El día anterior a la inauguración de Nueva York, en esas horas que dedicó a Milán, Cavalli nos recibe en su apartamento. Está pegado a la Via de la Spiga, arteria principal del lujo italiano, y es una pieza amplia, pero sorprendentemente sobria. Por supuesto, hay cojines de estampado felino, pero el blanco y negro y la geometría dominan el espacio. El diseñador abre la puerta, puro en mano y envuelto en el espeso humo de una intensa sobremesa. Es menudo y atlético, lleva ajustadísimos vaqueros, camiseta negra y botas de punta. Está cansado. Las abultadas maletas que flanquean el pasillo y las que, abiertas, decoran el despacho dan una pista del porqué. Aunque no habrá ni rastro de ese deje agotado en las fotos de Nueva York que, un día después, darán la vuelta al mundo.

"Los famosos quieren gustar, y por eso acuden a mí. Y tener a una celebridad como modelo es hoy día lo mejor: sales en todas partes, al instante y en todo el planeta", explica. El diseñador florentino es uno de los que mejor han comprendido el poder de la fama en el negocio de la moda contemporánea porque, sin duda, es uno de los que más le deben. Su primera colección se remonta a finales de los sesenta, y su extravagante estilo tuvo mucha repercusión en la Costa Azul desde que en 1972 abriera una tienda en Saint Tropez. Pero durante los ochenta fue un paria de la moda respetable y respetada. Hasta que la aristocracia del R&B le rescató del olvido y el oprobio a mediados de los noventa. Nada encajaba en su ideal de belleza como las llamativas ornamentaciones y los exagerados cortes de Cavalli. Le siguieron las actrices con vocación de sex-symbol y, finalmente, los estilistas esnobs: Carine Rotfield utilizó sus vestidos para la primera portada de Vogue China en 2005.

?¿Qué pasó en esos años oscuros?

?Los años ochenta y el principio de los noventa fueron un tiempo muy aburrido y deprimente. El de los japoneses y su minimalismo. Todo era gris, negro y marrón. ¡Y yo adoro el color! Y reaparecí con mi ropa sexy, colorista, con mi amor por las mujeres? Traje de vuelta la fantasía y, una vez establecí esa nueva dirección, muchos me siguieron. Un montón de cosas que ahora están en la calle son una continuación de lo que yo empecé. Y me siento orgulloso, aunque me copien.

?Pero, en realidad, usted no había cambiado. Fue el mundo el que lo hizo.

?Todo sucedió por accidente. No premedité una estrategia para convertirme en esto. Fue un cóctel en el momento adecuado. La gente estaba hambrienta de moda, con ganas de estar guapos y saludables. En ese momento, todo cambió. No sólo la moda. La televisión, los ordenadores? Ahora queremos vivir la vida de otra manera, con otra energía. Y las mujeres adoran sentirse femeninas, sexys, especiales. A la que no le guste eso es que tiene algún problema.

Cavalli se ríe, socarrón, cultivando esa imagen de canalla que tanto ayuda a su empresa. Siguiendo un modelo muy Valentino, no sólo proyecta un estilo de vida: lo vive. Tiene dos yates, un helicóptero y una de las mejores granjas de caballos de Italia; da fiestas sin parar, y sus célebres clientas se cuentan también entre sus amistades más cercanas. Pero si para Valentino musas y amigas son las delicadas y etéreas Rosario Nadal o Marie-Chantal Miller, para Cavalli la cosa está entre Victoria Beckham, Sharon Stone y Shakira. La comparación ilustra con claridad sus diferencias estilísticas.

Pero ninguna mujer ha jugado un papel tan capital en la vida de Cavalli como Eva Düringer. Eva y Roberto se conocieron en Santo Domingo durante el certamen de Miss Universo en 1978. Ella era una aspirante austriaca al título de 18 años, y él, un jurado divorciado de 37. Eva consiguió la corona, y cuando se casaron, Roberto, la pieza clave para su éxito. "Las cosas fueron poco a poco. Desde la amistad, empezamos a apreciarnos más y, al final, a querernos. No fue un flechazo ni ese amor loco al que solía entregarme antes como hombre escorpio. Tal vez por eso la relación ha sido más larga que cualquier otra. No me dejé llevar por el instinto y tuve tiempo para conocerla y admirarla". Cavalli estaba entonces pensando en la retirada, pero Eva se interesó por el negocio y lo levantó. Mientras su marido da fiestas y se hace fotos, ella se ocupa "del resto", como declaró a Time en 2003. Él tiene las ideas, y ella se encarga de que se hagan realidad.

Campañas de publicidad, colecciones comerciales, distribución, acuerdos de licencia. Eva se ocupa de la clase de cosas que permiten pasar de ganar 67 millones de euros en 1999 a los más de 700 que espera ingresar en 2007, aunque una hija del primer matrimonio de Roberto, Cristiana, es la presidenta de la compañía. La empresa tiene una estructura peculiar, sorprendentemente ligera, ya que casi todos sus productos se fabrican a través de licencias. La primera línea es la única que produce una empresa en plena expansión, que cuenta con cafés, restaurantes y hasta su propio vodka. "Yo soy un perfeccionista, pero mi mujer lo es todavía más. Es parte de nuestro éxito. Ella es libra, lo opuesto a escorpio. Pero los contrarios a veces funcionan bien juntos". Días después de la entrevista, las revistas rosas difunden el rumor de que la pareja, que tiene tres hijos veinteañeros, está pensando en el divorcio. La compañía lo niega rotundamente.

Mientras tanto, él sigue viajando con su linterna mágica. A primeros de octubre inaugurará una tienda en París, en la exclusiva Avenue Montaigne, y el 8 de noviembre lanzará una línea en 200 tiendas H&M de todo el mundo. Tras Karl Lagerfeld o Stella McCartney, la cadena sueca le ha elegido para una colaboración que siempre aspira a la expectación mundial. Y que será fiel al espíritu Cavalli: en la campaña publicitaria, fotografiada por Terry Richardson, aparece en una fiesta, rodeado de modelos y juerguistas herederas. "Cuando me lo propusieron acepté rápidamente. A menudo me para gente muy joven por la calle y me dice: 'Eres mi ídolo, te adoro, pero ¡no tengo el dinero para comprar tu ropa!'. Quise hacer felices a esos chicos y chicas. A los jóvenes les dedico mi colección con H&M. Finalmente van a poder poseer un vestido de Roberto Cavalli".

Cavalli es el nieto de Giuseppe, un pintor florentino cuyos cuadros se exhiben todavía en la Galería Uffizi. Estudió brevemente en la Academia de Arte antes de inventar, sobre una mesa de pimpón, una técnica para estampar sobre cuero y darse cuenta de que sus intereses corrían en otra dirección. La vida le ha dado una segunda oportunidad, y él la ha mordido con fuerza, no se le fuera a escapar.

?Ha llegado a decir que le agobia ser tan famoso y que la gente sepa tanto de usted.

?Depende. A todo el mundo le gusta el éxito, y a mí me gusta ser amigo de todo el mundo. Acabo de volver de vacaciones y he pasado unos días en mi barco en Saint Tropez, y frente al barco se amontonaba mucha gente haciendo fotos. A veces les invito a que entren y les enseño el yate. Depende del humor, pero suelo ser bastante amable con todo el mundo, porque me acuerdo bien de cuando estaba esperando el éxito.

?¿Cómo era usted entonces?

?Creía más en la amistad, porque hoy todo el mundo dice ser amigo mío y tengo que ser más cuidadoso. Pero las cosas no han cambiado tanto. Es muy diferente tener éxito de joven o de adulto. Hace unos días escribí un artículo sobre el culto a la juventud en Estados Unidos y el desastre que es que algunos personajes alcancen la fama a una edad en la que no pueden asimilarla y acaben destrozados por ella. Es una suerte haber tenido éxito en un momento en que mi carácter ya era suficientemente fuerte. Supe cómo gestionar el éxito.

?¿Todavía se divierte con esto?

?Al principio me divertía más creando. Era más libre y gozaba con esa libertad. Tenía más espacio para el arte de mi moda. Hoy, la empresa es tan grande que tengo que ser más reflexivo, tengo que pensar qué es lo que va a funcionar y lo que no. Antes, la moda me seguía a mí. Hoy soy yo quien tiene que seguirla. Cada temporada pienso en la mujer Cavalli, una mujer bella y fuerte, con carácter, y pienso en qué espera de mí, qué puedo ofrecerle para ser diferente y única.

?¿Ha cambiado impulso por reflexión?

?Sí, exactamente, ése es el punto. Solía ser más impulsivo, y ahora soy más reflexivo.

?¿Y la fórmula funciona en cualquier parte del mundo?

?Hay países que aprecian más mi estilo, pero siempre es el mismo estilo de mujer. Tal vez hablan idiomas diferentes y vienen de culturas diferentes, pero comparten una forma de entender la vida y a ellas mismas. El sexo es internacional.

Roberto Cavalli tiene una tienda en Puerto Banús (Marbella). www.robertocavalli.net. Información sobre H&M, en www.hm.com.

LAURA SCIACOVELLI

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