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Crónica:VUELTA 2007
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ópera prima de McCartney

El ciclista nacido en Hawai vence tras un ataque a 15 kilómetros

Jason McCartney fue el primero en la meta de Villacarrillo y fue el primero en sonreír abiertamente, incluso en reír sin reparos en la sala de prensa. Hasta ahora los ganadores o aparecían compungidos (caso de Petacchi), o con la media sonrisa habitual de Óscar Freire o Bettini. Algunos incluso despistados, mirando hacia los lados, como Bennati. Ganar no parecía una alegría. McCartney sí rió. Quizás porque es estadounidense. O, más aún, porque es de Hawai, de Honolulu, la capital, que como todo el mundo sabe es un sitio que los españoles utilizamos para describir la lejanía extrema ("Eso está en Honolulu", se dice cuando uno va o viene de muy lejos). Pues en Honolulu nació hace 34 años Jason McCartney, que reside en Iowa, y en Girona cuando compite en Europa, y que también sonríe cada vez que le preguntan por la coincidencia de su apellido con un tal Paul, inglés y que tocó en un grupo al parecer llamado The Beatles. "Ya estoy acostumbrado". Es una casualidad que le persigue, pero no le importa. Uno, el británico, es famoso y multimillonario; otro, el hawaiano, ni es famoso ni es multimillonario. De hecho, ayer consiguió su primera victoria en Europa a los 34 años y confía en que le sirva para tener trabajo la próxima temporada. McCartney busca equipo.

Lo cierto es que McCartney ganó en Villacarrillo (un pueblo de Jaén de unos 10.000 habitantes) a lo grande. Estaba en una escapada de 11 ciclistas que abandonaron el pelotón en el kilómetro 64. Ninguno de los 11 amenazaba a nadie y estaban representados muchos de los equipos. La presunta etapa trampa entre Puerto Lumbreras y Villacarrillo, configurada como un rompepiernas, se quedó en una conversación tumultuosa entre 11 animosos ciclistas y una tranquilidad pasmosa en el pelotón que cubrió los 207 kilómetros sin agobios y sin problemas (aunque no sin caídas).

El último puerto, el de Villanueva del Arzobispo, desencadenó las hostilidades entre los escapados. Ataques y más ataques que morían al poco de nacer, aunque siempre dejaban atrás a Haimar Zubeldia, que siempre lograba reengancharse. Hasta que llegó McCartney y sanseacabó. Fue un ataque seco, duro y prolongado en un falso llano tras coronar el puerto. Se fue como un contrarrelojista enrabietado, con la mandíbula en el manillar, sin mirar atrás. Nadie reaccionó y los segundos fueron cayendo en la misma medida que decaía la moral de sus perseguidores. Sólo Thomas Lovkvist quiso reaccionar, pero ya era tarde. McCartney, el ciclista que adora la bicicleta, levantó los brazos celebrando, a los 34 años, su ópera prima.

Jason McCartney, durante su escapada de ayer.
Jason McCartney, durante su escapada de ayer.EFE

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