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Crítica:PISTAS GASTRÓNOMICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Bocados asturianos con fondo malagueño

José Carlos Capel

A pesar de que Manolo Bobes es malagueño, todo incita a suponer que es oriundo del Principado. La musicalidad de sus frases, su devoción por el Sporting FC y sus recetas de cocina equivocan a los recién llegados. No en vano su familia procede de Tineo, pueblo asturiano. Lejos del bullicio marbellí, en un chaflán medio escondido en la zona industrial de La Campana, se encuentra esta modesta sidrería donde, sin lujos de ningún tipo (sillas incómodas y manteles de cuadros), se come bastante bien a precios comedidos. En el ámbito de la costa malagueña, todo un hito reseñable. Es lógico que el local registre llenos cotidianos y resulte imprescindible contar con reserva. La carta, nada convencional, se limita a un bloc de notas en constante cambio que el patrón redacta a mano con arreglo a la oferta del mercado, en particular el capítulo de los pescados. En el listado de especialidades, la ventresca de atún, que se prepara al horno o encebollada; el rodaballo asado en pieza completa, los calamares en su tinta o el cogote de merluza con refrito de ajos. Piezas que se sirven con el punto de cocción justo y con una jugosidad irreprochable.

SIDRERÍA MANOLO

Tirso de Molina, 25.

La Campana (Marbella).

Teléfono 952 81 41 81.

Cierra lunes noche y martes.

www.sidreriamanolo.com.

Precio medio por persona: menos de 30 euros.

Ciertos platos nunca faltan en la carta. Entre ellos, su famoso pulpo a la gallega con cachelos, la sabrosa tortilla de bacalao, las anchoas de Santoña o el chorizo asturiano. Y además, cordero lechal al horno, chuletones de carne roja y codillo de cerdo asado con patatas, sabrosas sugerencias cárnicas. Por si no fuera suficiente, gozan de merecida fama dos platos de cuchara, la fabada asturiana y las alubias pintas. Como las raciones son abundantes, a la hora de componer el menú lo mejor es compartir cosa y no excederse en la comanda. Para concluir, dulces caseros en la misma línea: el típico tocinillo de cielo, tarta de queso o de arroz con leche. Y para beber, vinos de batalla, poco relevantes, y tres tipos de sidra -blanca, rosada y dulce- que reciben de Villaviciosa y la Nava. El servicio y el café no alcanzan el aprobado.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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