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La inversión privada en I+D pierde gas

La economía catalana marcha, con novedades favorables como las de que la industria levanta cabeza. O, mayor novedad aún, un cambio de tendencia en materia de productividad, que es un elemento básico para competir en los mercados porque indica si el uso de los factores productivos es mejor o peor: la productividad había sido negativa en los últimos dos años y en 2006 se incrementó el 1%. Pero también existen riesgos. Sobre estas luces y sombras reflexionó ayer Mercè Sala, presidenta del Consejo de Trabajo Económico y Social de Cataluña (CTESC), al presentar la memoria laboral y socioeconómica del organismo asesor independiente de la Generalitat.

Entre los riesgos mencionados por Sala figura la "pérdida de impulso (no retroceso) del crecimiento de gastos del sector privado en investigación y desarrollo (I+D)", y que convive con un crecimiento intenso (13,6%) en la innovación de las empresas. Se le suma el estancamiento de las solicitudes de patentes.

Esta lentificación de la inversión privada en I+D contrasta con el salto importante en el gasto de I+D de la Administración (33,8%) y las universidades (13,2%). La situación económica también se ve perjudicada por "el déficit energético y de infraestructuras", añadió Sala.

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