La doble vida de David y Daniel

"Alejandro. Cuerpazo, guapísimo, masaje erótico, mujeres". Alejandro no se llama Alejandro, sino David. Es español, de 30 años. Ése es el reclamo con el que se anuncia en las páginas de contactos sexuales en prensa. David asegura que se dedica a la prostitución para redondear lo que gana con su trabajo en el sector sanitario. Añade que su novia desconoce su doble vida, igual que su familia. Como él, al menos 1.600 hombres se prostituyen en Madrid, según los datos de la Fundación Triángulo. Esta cifra corresponde a los prostitutos que durante 2006 acudieron al centro público sanitario Sandoval, donde no exigen a los pacientes tarjeta sanitaria.

La Fundación Triángulo, una ONG defensora de los derechos de gays y lesbianas, presentó ayer el informe Trabajadores masculinos del sexo: aproximación a la prostitución masculina, avalado por la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad. El estudio se basa en las entrevistas a 101 hombres que ejercen la prostitución. El trabajo, centrado en el aspecto sanitario, destaca que nueve de cada 10 dicen usar preservativo, aunque muchos admiten que dejan de emplearlo con clientes de confianza. Los responsables del informe achacan a ello el que el 19% de los encuestados sean portadores del virus del sida (VIH). "En las prostitutas ese porcentaje baja hasta el 0,8%", añadieron.

El polaco Daniel, de 27 años, asegura que siempre se pone preservativo y que se hace análisis dos veces al año. "Hay clientes que me han ofrecido mucho dinero por no ponerme el condón, pero mi salud está por encima de todo", explica este hombre, que, según explica, trabaja como traductor. Alguna semana ha llegado a ingresar 1.000 euros como prostituto. "La mayoría lo hacemos porque no tenemos más opciones. Es un dinero rápido, pero no es un dinero fácil. Sólo nosotros sabemos lo que tenemos que aguantar", cuenta.

Los autores del trabajo consideran que los datos del estudio sobre el perfil social son extrapolables al conjunto de hombres que ejercen la prostitución en Madrid. A tenor de ellos, nueve de cada 10 son extranjeros. El grupo más numeroso es el de brasileños, seguido de venezolanos, búlgaros y marroquíes. La mayoría tiene entre 25 y 29 años y ejercen la prostitución en saunas y locales. Los que buscan a clientes en la calle frecuentan la Puerta del Sol, Chueca y las calles próximas al paseo de Recoletos.

Más de la mitad de los encuestados no tiene permiso de residencia ni tarjeta sanitaria.