O cárcel o psiquiátrico

Jorge Ramos Vázquez, el hombre de 24 años que tiró a una mujer al metro en la estación de Carabanchel, debería cumplir siete años de prisión o permanecer 14 años y medio en un centro psiquiátrico. Ésa es la petición del fiscal, que cree que el presunto agresor intentó asesinar a su víctima al arrojarla a las vías. El ministerio público aprecia también una circunstancia atenuante, ya que Ramos sufre esquizofrenia paranoide con ideas delirantes y alucinaciones. El hombre está ahora ingresado en el hospital psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante). El juicio se celebrará del 24 al 26 de septiembre, según ha fijado la sección 23 de la Audiencia Provincial.

El escrito del fiscal recoge que sobre las ocho de la noche del 4 de octubre de 2005, Ramos se encontraba en el andén 1 de la estación de Carabanchel. Iba a viajar en dirección a la Casa de Campo. También permanecía en el andén su víctima, Miriam Alonso Corraliza, de 21 años. "El procesado, decidido a acabar con la vida de Miriam Alonso a pesar de que no la conocía de nada, en el momento que vio que el convoy del metro entraba en la estación le propinó un fortísimo empujón, arrojándola a las vías", recoge el texto del ministerio público. El conductor del convoy no pudo frenar y arrolló a la mujer.

Miriam Alonso sufrió la amputación de la pierna izquierda a la altura de la pelvis y fractura de los huesos sacro y coxis. También padeció la amputación del dedo gordo del pie derecho y fractura nasal, entre otras lesiones. "Ha tardado en curar 179 días y ha pasado 90 hospitalizada", resume el fiscal. Los gastos originados ascienden a 23.641 euros. "El procesado padece esquizofrenia paranoide con ideas delirantes y alucinaciones que limitan de manera severa su capacidad intelectiva y el control de los impulsos, inscribiéndose la motivación del hecho cometido dentro de la trama delirante del procesado", señala el fiscal.

Ante este relato de hechos, el ministerio público considera a Jorge Ramos autor de un delito de intento de asesinato, aunque con la atenuante de "anomalía psíquica". "Procede imponer al procesado la pena de siete años de prisión o su internamiento en un centro psiquiátrico de conformidad con la enfermedad que padece durante el plazo de 14 años y seis meses", concluye el auto.

La acusación particular, ejercida por la abogada Olga López, también plantea las dos posibilidades. Pide siete años de prisión o la reclusión en un psiquiátrico penitenciario, pero durante 15 años. Además, añade una petición de indemnización de 860.060 euros por los daños físicos causados a la víctima, el tiempo de curación y los daños morales, entre otros conceptos.

La defensa no ve asesinato

La defensa del imputado cree que los hechos "no constituyen un delito de asesinato" y, que en caso de acreditarse de algún delito, concurre la eximente de problemas mentales.

Un informe del Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent diagnosticó a Ramos esquizofrenia paranoide con rasgos obsesivos de la personalidad. Cuando los psiquiatras le preguntan por el delito que presuntamente cometió, el acusado asegura que todo comenzó cuando, de chico, leyó el Apocalipsis. "Más tarde estuvo en París, con una excursión del instituto, donde se encontró muy mal: 'Lloraba mucho y empecé a creer en Dios para poder concentrarme y estudiar una carrera. Sentí que era el Hijo de Dios", detalla este informe.

El acusado interpreta el ataque a Alonso "como una forma de demostrar a la gente que necesitamos a Dios". "Era mejor para mí que me perdonasen por lo que habían hecho que por lo que había pensado, porque así el amor es más grande". Y mantiene esa actitud ante el futuro: "Yo quiero unir a Dios con la Humanidad. Ésa es mi misión: comunicar mi mensaje en la televisión durante el juicio". El informe concluye que Ramos no se enteró de lo que hizo en el metro hasta que pasaron dos o tres meses. Después entró en fase depresiva.