_
_
_
_
_
Reportaje:

Un violador se suicida ante el tribunal al conocer su condena

Un jubilado francés, acusado de abusos por una hija y una sobrina, burla el control policial y se dispara un tiro en la sala de juicios

La historia tiene todos los ingredientes de una mezcla de drama pasional, efectista final de una película de juicios y crónica de incompetencias policiales. De madrugada, en el palacio de Justicia de la localidad de Laon, en la región de Picardía (Norte de Francia), un hombre de 68 años se disparó ayer con una pistola de grueso calibre en el corazón tras haber sido condenado a 12 años de cárcel por haber violado a su hija y a su sobrina hace más de dos décadas. Murió al instante. En su bolsillo izquierdo llevaba una carta con sus últimas voluntades. Todo sucedió con una rapidez inusitada. "Oí un ruido, me di la vuelta y le vi desplomarse", explicaba un funcionario que estaba presente en la sala en el momento del suicidio.

"Quizá, dada su edad, estaba decidido a no volver a ingresar en la cárcel", dice el abogado

Al margen de la tragedia personal y de la sordidez del episodio, lo primero que ayer se preguntaron las autoridades judiciales francesas fue cómo un acusado había conseguido introducir un arma de tamaño considerable en la sala donde estaba siendo juzgado. Porque el episodio de ayer llega 10 días después de que, en la ciudad de Metz, también en el palacio de justicia, una mujer de 35 años asestara varias puñaladas e hiriera de gravedad al juez que le había retirado la custodia de su hijo.

Entonces, el mundo de la judicatura protestó airado por la falta de seguridad en las dependencias judiciales y consiguió que la nueva ministra de Justicia, Rachida Dati, destinara el pasado viernes una partida extraordinaria de 20 millones de euros a reforzar las medidas de control. El pasado lunes los magistrados organizaron una jornada de movilizaciones para denunciar la situación de inseguridad en que se encuentran.

La titular de Interior, Michèle Alliot-Marie, ordenó una investigación para determinar qué falló para que el hombre que se suicidó hubiera podido introducir un arma de fuego en el tribunal. Otra investigación paralela ha sido ordenada por la ministra Dati.

La entrada al palacio de Justicia de Laon, una ciudad de cerca de 30.000 habitantes, estaba equipada con un arco de seguridad en funcionamiento, y vigilada por policías, aunque no siempre se realizan registros, lo que viene a confirmar la determinación de este hombre, que comparecía ante el tribunal en situación de libertad tras haber cumplido 18 meses de prisión preventiva por unos hechos que ocurrieron 20 años antes, cuando su hija y su sobrina eran niñas. Fueron ellas quienes le denunciaron hace tres años.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La tragedia ocurrió pasadas las 3.30 de la madrugada, una vez que el jurado volvió a la sala tras su deliberación, y en el momento en que le fue comunicada la sentencia: "Doce años de cárcel por violación de menores miembros de su familia". El procesado, asistente de vuelo jubilado, sacó el arma de la bolsa que llevaba consigo y que había dejado a sus pies y se descerrajó un tiro en el corazón, desplomándose en el acto. Jean-François de Jailre, decano del Colegio de Abogados de Laon presente en la sala, relató que el condenado, tras escuchar la sentencia y hablar brevemente con su abogado, "sacó de un zurrón un revólver y se disparó al corazón delante de los magistrados, los abogados y los miembros del jurado".

"Nada hacía presagiar este gesto", explicaba el abogado, "tal vez, dada su edad, estaba decidido a no volver a ingresar en la cárcel".

Aficionado a las armas, coleccionista de revólveres y pistolas, "tenía una personalidad perturbada", según los psiquiatras forenses que le habían examinado. Un diagnóstico que no comparte su abogado, para quien su cliente era una persona cabal que había mantenido la calma y el control a lo largo del proceso.

Este siniestro suceso en la sala de juicios de Laon viene a sumarse al citado incidente del pasado día 5 de junio, en Metz, cuando un juez de menores fue apuñalado en el abdomen por una mujer con problemas de toxicomanía a la que le había retirado la custodia de su hijo para encomendársela a sus abuelos. La mujer había conseguido introducir en el tribunal un gran cuchillo de cocina sin ningún problema. Tal y como ella misma confesó posteriormente, su intención era matar al magistrado.

El presidente de la Unión Sindical de Magistrados (USM), Bruno Thouzellier, pidió ayer una "seria reflexión sobre la seguridad de los tribunales" y que el Gobierno francés realice una auditoría y presente un plan de seguridad. "Llevamos años diciendo que la gente podía entrar armada en los tribunales. Es dramático que un hombre se haya suicidado, pero las consecuencias hubieran podido ser aún peores", advirtió Thouzellier.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_