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Dos de cada diez personas rechazan el piso protegido que les toca en el sorteo

Alegan cambios en la unidad de convivencia o que no les gusta el sitio

Dos de cada diez personas que han conseguido una vivienda protegida en propiedad o en alquiler mediante el procedimiento del sorteo renuncian a ella. Los motivos son variados y van desde cambios en la unidad de convivencia (una persona sola o en pareja) que se ha presentado al sorteo hasta que no les gusta la ubicación. El Gobierno sopesa la expulsión de las listas de demandantes de pisos a los que rehusen al que les ha tocado.

Más información
Renovación de las listas de Etxebide

Un total de 2.373 personas han rechazado alguno de los pisos sorteados entre 2004, 2005 y 2006 por el Departamento de Vivienda y su sociedad pública que se encarga de la promoción. Las casas sorteadas se ofrecen en varias modalidades: viviendas de protección oficial (VPO) en derecho de superficie (al cabo de 75 años deben devolverse, en teoría, al departamento); vivienda social usada en derecho de superficie; alquiler de VPO y alquiler de pisos sociales. La diferencia entre la VPO y la vivienda social es que la primera va dirigida a un segmento de población con ingresos más altos, pero insuficientes para comprar en el mercado libre.

En un momento en el que el acceso a la vivienda se ha convertido en la principal inquietud de los ciudadanos en Euskadi, llama la atención que un 20,73% de los adjudicatarios renuncien, según los datos del departamento. La consejería está analizando la posibilidad de expulsar de las listas del Servicio Vasco de Vivienda-Etxebide a los demandantes que rechacen al inmueble que les haya tocado en primera instancia como una medida de disuasión. En un análisis más pormenorizado del estudio que ha realizado el departamento se puede comprobar que es en Álava donde hay más rechazo (948) frente a Vizcaya (736) y Guipúzcoa (689).

Falta de convencimiento

La explicación es que Álava acapara la mitad de la VPO que se construye en el conjunto de la comunidad autónoma.

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En el caso de las viviendas entregadas en derecho de superficie, los principales motivos de renuncia son los cambios en la unidad convivencial; que se ha iniciado el proceso de adquisición de un piso libre (se puede dar esta circunstancia por el transcurso del tiempo entre el sorteo y la firma del contrato); no le gusta la ubicación y no le convence que sea en derecho de superficie.

En cuanto a las viviendas nuevas que se entregan en régimen de alquiler, el argumento más empleado para renunciar (una vez que se han descontado a los adjudicatarios que no se han podido localizar) es que la renta les resulta demasiado alta. Esto sucede especialmente, según el departamento, "con las personas con un nivel de ingresos más elevado y con aquellas que han variado de manera sustancial al alza sus ingresos desde el momento de la adjudicación hasta el momento de la entrega de la vivienda".

Las renuncias también se producen en el programa Bizigune, destinado a sacar al mercado de alquiler viviendas que se encuentran vacías. El departamento garantiza un alquiler protegido al inquilino y paga la diferencia hasta lo que pudiera costar en el mercado libre al dueño del piso. En total, 624 personas han rehusado entre 2005 y 2006. En estos casos han justificado su rechazo porque no desean una vivienda usada, no les gusta la ubicación o la renta les parece demasiado alta.

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