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Reportaje:Motociclismo | Gran Premio de Catalunya

Stoner gana la carrera del año

El australiano bate a Rossi y Pedrosa por la potencia de su Ducati y alcanza su cuarta victoria en la prueba más disputada

Oriol Puigdemont

Cuando Casey Stoner acelera, su Ducati sale como una fiera, tan rápido que resulta inalcanzable hasta para Valentino Rossi. Al piloto australiano le bastó con cobijarse en la descomunal potencia que esconde su moto para desactivar cada una de las maniobras de ataque que le tiró el italiano. A base de darle al mango en la carrera más disputada de cuantas se han celebrado hasta ahora, Stoner consiguió su cuarta victoria de la temporada, tantas como las que se adjudicó la fábrica de Borgo Panigale durante el ejercicio pasado, el más fructífero de su historia. El australiano reforzó consecuentemente su condición de líder y candidato a un título que de buenas a primeras parecía cosa de Rossi y Pedrosa.

Rossi apretó, pero Stoner levantó la moto al salir de los virajes y estrujó el acelerador
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Por más que el trío terminó la carrera en un pañuelo, el piloto catalán no tuvo la más mínima opción de entrar al trapo en ningún momento. La Honda de Dani Pedrosa no está para fiestas. A pesar de las modificaciones que le hacen cada vez que sale al asfalto, los ingenieros no han dado aún con la tecla que permita al español sentirse con la suficiente confianza como para desmelenarse en una pelotera con Rossi y Stoner. Ambos la tuvieron ayer, en las diez últimas vueltas, cuando rodaban en cabeza, y Pedrosa nunca se entrometió, como si vaticinara que iba a salir trasquilado. El corredor catalán demostró que su moto ha dado un paso adelante respecto a las últimas carreras, cuando se veía incapaz de mantener el ritmo de los primeros a partir de media prueba.

El tricampeón español pudo alinear su Honda a la Yamaha de Rossi en más de una ocasión, pero siempre atajó los frenos antes, abriendo así la puerta de entrada a la curva a su rival. Pedrosa se mantuvo allí, detrás, pegado a ellos pero sin lanzarse, y asistió a un curso acelerado de cómo las gasta il dottore. El supercampeón italiano apretó de lo lindo al corredor aussie, al que pasó y repasó una y otra vez, pero Stoner se defendió de vicio cada vez que enfiló la recta que preside Montmeló (1.047 metros). Y lo hizo según dicta el manual que ya le sirvió el triunfo en Qatar y en China; levantando rápidamente la moto al salir de los virajes y estrujando al máximo el comando del acelerador. De esta forma tan sencilla neutralizó, una y otra vez, los arrumacos de Rossi. Lo hizo tranquilo, arremangándose, pero sin estresarse en adelantamientos imposibles ni frenadas abruptas, confiando su suerte a la poderosa mecánica que le ofrece la fábrica boloñesa y que lleva de cabeza a toda la parrilla de MotoGP. También a su referente, Rossi, que es plenamente consciente de las prestaciones que exhibe la Ducati en la recta y por eso optó por entrar a saco en los virajes.

El heptacampeón del mundo es tan bueno que puede permitirse algunas licencias exclusivas como, por ejemplo, aguantar una apurada de frenada a Stoner cuando circula a más de 200 kilómetros por hora y, por la parte exterior, colocar su moto al frente una vez ha rectificado su trayectoria (vuelta 21). Pero ayer, la pericia de quien está considerado el mejor piloto de todos los tiempos no fue suficiente para ganar la carrera. Estuvo a punto, pero la ventaja de Ducati en los circuitos que tienen rectas por las que campar se convierte en un drama para los demás. Más aún cuando, como ocurrió ayer a primera hora de la tarde, el sol cae a plomo y la temperatura se enfila, circunstancia que dibujan el escenario perfecto para los neumáticos que calza la moto italiana.

Al paquete que forman la Ducati y Bridgestone ha acudido puntual Stoner quien, gracias a la electrónica, puede dar gas sin miedo a que su moto le escupa. Cuando tales circunstancias se presentan, incluso Rossi es consciente de que, por el momento, el australiano no tiene freno. Al italiano de nada le sirvió la pole alcanzada el pasado sábado, como ha ocurrido en las siete carreras disputadas hasta el momento. El mejor piloto en los entrenamientos nunca ganó la carrera, un detalle que avala la competitividad de la categoría, especialmente apreciable ayer en que los candidatos al título se batieron con una grandeza memorable.

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