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El Memorial Democrático reconocerá a las víctimas de la retaguardia republicana

El tripartito modifica el proyecto de ley para buscar el apoyo de CiU

Miquel Noguer

Los tres grupos del tripartito dejaron ayer con un argumento menos a los que rechazan la ley catalana de la memoria histórica. Los socialistas, Esquerra e Iniciativa-Esquerra Unida acordaron enmendar el proyecto de ley del Memorial Democrático para hacer un reconocimiento explícito a las víctimas de la "retaguardia republicana", además de las del régimen franquista. Con este cambio, el tripartito espera obtener el apoyo de CiU.

Convergència i Unió, pero también el PP, criticaron el anteproyecto de ley presentado por el Gobierno porque, en su opinión, sólo condenaba la violencia franquista y no la que se desató con el estallido revolucionario de julio de 1936. Las acusaciones de "sectarismo" han hecho rectificar a los tres partidos que apoyan al Gobierno, una rectificación que se ha plasmado por escrito en las 33 enmiendas redactadas por el tripartito.

La rectificación se hace ya en la exposición de motivos de la ley: "La grandeza de la democracia es que, a diferencia de los regímenes totalitarios, es capaz de reconocer la dignidad de todas las víctimas de la intolerancia más allá de las opciones personales, ideológicas o de conciencia de cada uno: tanto de las víctimas de la represión franquista como de las víctimas de la violencia política en la retaguardia republicana". "Es cierto que el descontrol en las filas republicanas permitió la represión religiosa", añadió Bosch, que aun así subrayó que en el proyecto de ley "no equipara" a un bando con otro, ya que el franquista es responsable del alzamiento militar contra la Segunda República.

Guiño a los nacionalistas

Con todo, el reconocimiento a todas las víctimas es un claro guiño a los nacionalistas de CiU y muy particularmente a los de Unió Democràtica, cuyo líder, Josep Antoni Duran Lleida siempre ha criticado la falta de reconocimiento a personas como el fundador de su partido, Manuel Carrasco i Formiguera. Éste fue acosado primero por los anarquistas, aunque ejecutado por los franquistas en 1938, que lo detuvieron después de que la Generalitat republicana facilitase su salida de Cataluña.

El diputado Jaume Bosch, de Iniciativa Verds-Esquerra Unida, defendió ayer los cambios. "La izquierda no puede negar lo ocurrido tras el alzamiento franquista ni las consecuencias que tuvo; asumir la historia en su conjunto es uno de los retos que debemos ponernos todos".

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Además de incluir referencias a las víctimas de la violencia anarquista, algo que el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura, ya anticipó hace unos meses, los grupos del tripartito también han hecho otros guiños a Convergència i Unió. A petición de Esquerra Republicana se han acentuado en el texto las referencias a la identidad nacional de Cataluña y a la persecución de que fueron víctimas los que la defendieron en el franquismo. De esta manera, se añade en el texto que el franquismo "fue un verdadero genocidio contra la lengua y la cultura catalanas".

El texto pactado, que también hace referencia a las personas que sufrieron represión por su "orientación sexual", permite asimismo que cada grupo parlamentario cuente con un representante en el órgano gestor de la institución del Memorial Democrático, la junta de gobierno. A esta junta también se sumarán representantes académicos y responsables de organismos de la Generalitat como el Instituto Catalán de las mujeres. El objetivo es dar mayor representatividad a la junta de gobierno del Memorial.

CiU dejó para el día de hoy cualquier análisis sobre las modificaciones de un proyecto de ley que no será votado hasta finales de julio o bien, inmediatamente después de las vacaciones de verano. El proyecto comenzó su andadura ya durante la presidencia de Pasqual Maragall.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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