_
_
_
_
_
Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Jesús 'Che' Vázquez

Todo lo que sale por televisión puede ser interpretado desde un punto de vista político. En primer lugar, la política que inspiró un editorial a Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro, leído con la solemnidad que le caracteriza. Dijo Gabilondo que, con vistas a la próxima batalla electoral, el Gobierno necesita un estado más potente y organizado y criticó a Zapatero por andar tan solo y a la intemperie. Fue una colleja como las que pegaba Amparo Baró antes de El internado. Lo cierto es que si se le observa a distancia, parece que Zapatero se siente más cómodo con todo en contra (oposición, encuestas, opinión pública) que con todo a favor, lo cual equivale a practicar un sentido temerario de la vida. En el concurso ¡Allá tú! (Tele 5), en cambio, la política está presente de un modo más sutil. El juego consiste en un ejercicio de azar y de estrategia ambientado en un plató en el que diversos colaboradores del concursante van abriendo cajas que contienen, a partes iguales, decepciones o dinero (no confundir con los movimientos de cajas y dinero que se intuyen tras la delirante terapia-espectáculo Maite Zaldívar. La confesión, en Antena 3).

De vez en cuando, el presentador de ¡Allá tú!, Jesús Vázquez, habla por teléfono con un supuesto banquero invisible que se entromete para tentar al concursante con tratos a la baja y desestabilizarlo. A veces el concursante resiste y se sale con la suya, pero el martes se quedó sin nada, lo cual le produjo un legítimo cabreo. Vázquez, que se caracteriza por unos niveles de empatía con sus concursantes superiores a la media, intentó suavizar la situación pero, en un momento dado, sufrió un arrebato revolucionario y, mirando a cámara, dijo algo que convendría no olvidar: "Nunca subestiméis la maldad del banquero". Se refería a ese banquero invisible y ludocrático del concurso pero, justo antes de las noticias y ante una audiencia hipotecada por múltiples pactos con toda clase de diablos bancarios, sonó incluso más subversivo que la colleja de Gabilondo a Zapatero.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_