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Josep Piqué
Los inmigrantes suman ya un millón en Cataluña. Trabajan en su mayor parte, pagan impuestos y son motor de la economía. Pero no pueden votar. Son el doble que en 2003, cuando se celebraron las últimas municipales, y ya entonces la inmigración fue utilizada como dardo envenenado por decenas de alcaldables.
El desconcierto fue el protagonista de la noche sin trenes en la estación de Sants. Aunque Renfe ofreció transportes alternativos para suplir el servicio ferroviario, los usuarios se mostraron indignados ante una situación que calificaron de "caótica" y reprocharon a la empresa la total falta de información.
Swab devuelve a Barcelona una feria de arte contemporáneo donde se ha impuesto la pintura
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