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Reportaje:

Mucho más que musas

Carmen Laffón, Susana Solano y Blanca Muñoz conversan a propósito de la muestra 'Doce artistas en el Museo del Prado'

Andrea Aguilar

El ruido de las pisadas sobre la madera y el olor a cera. Eso fue lo que más impresionó a Carmen Laffón (Sevilla, 1934) de niña cuando visitó el Museo del Prado con su abuelo madrileño. "En Sevilla no había visto suelos de madera. También me impactaron mucho los cuadros de El Greco y Murillo", recordaba ayer con sonrisa tímida.

Desde entonces, esta pintora, académica de Bellas Artes y premio Nacional de Artes Plásticas en 1982, ha regresado a las salas de la pinacoteca infinidad de veces -"con amigos pintores sobre todo"-, pero fue ayer la primera vez que entraba en las salas como artista invitada. No estaba sola. Sus dos litografías a tres tintas El sueño del Patricio I y II se exponen acompañadas de las obras realizadas por Isabel Baquedano, Carmen Calvo, Naia del Castillo, Cristina García Rodero, Cristina Iglesias, Ouka Leele, Eva Lootz, Blanca Muñoz, Isabel Quintanilla, Soledad Sevilla y Susana Solano.

La muestra es una reflexión sobre cómo el arte contemporáneo mira al pasado
Más allá del género, lo que ha unido a las artistas es una fuente de inspiración común

Distintas técnicas -grabado, fotografía, serigrafía y aguafuerte-, estilos y generaciones se encuentran en la exposición Doce artistas en el Museo del Prado, comisariada por Francisco Calvo Serraller y promovida por la Fundación Amigos del Museo del Prado, que permanecerá abierta hasta el 15 de julio. Una reflexión sobre cómo el arte contemporáneo mira al pasado plasmada en 24 obras

Más allá del género y de la profesión, lo que ha unido a todas las artistas en este proyecto es una fuente de inspiración común: la pinacoteca. Esto incluye sus cuadros, sus artistas o sus visitantes. En el caso de Laffón, la más veterana de todas ellas, el elegido fue Murillo. "Quería rendir homenaje a su obra, por todo lo sevillano que en ella representa", explicaba ayer. El cuadro que la ha inspirado, El sueño del Patricio Juan, narra la fundación de Santa María Maggiore de Roma, y se exhibía en una iglesia próxima a su casa en Sevilla antes de llegar al Prado. "Mi elección ha sido una cuestión sentimental", afirma.

¿Y el hecho de que sean todas mujeres, implica algo a estas alturas? "Nunca me ha gustado participar en exposiciones sólo de mujeres, pero las cosas hoy en día se han suavizado. Yo no me he sentido discriminada como artista por ser mujer. Antes quizá había muchas que no querían competir con los hombres y por eso se sentían así. Creo que, en cualquier caso, este conflicto es general, no es una cosa del arte", afirma.

Susana Solano (Barcelona, 1946) se mostró en un principio algo más recelosa ante el hecho de que sólo participasen mujeres en este proyecto. "Este tema del género no me interesa, no entiendo esas propuestas. Siempre he rechazado estas exposiciones sólo de mujeres. Es algo muy americano", afirma radical.

En este caso, Solano, que llegó al Prado "ya con 20 años", cambió su parecer al descubrir que había un precedente masculino a este proyecto: la exposición de 1991 que abrió el museo por primera vez a 12 artistas contemporáneos: Barceló, Chillida, Arroyo, Gordillo, Saura, y Pérez Villalta, entre otros. "Yo tampoco me he sentido discriminada como mujer en el arte excepto con los proveedores, en los procesos", explica. "Esta propuesta me pareció nueva, me planteaba un reto".

Fruto de la "libertad de acción" que la sedujo de esta idea ha realizado dos grabados a cinco colores, S/T I y S/T II, cuya inspiración prefiere guardar en secreto. "Soy contraria a las referencias. No me gusta dejar al descubierto el punto de partida porque las obras son una confluencia de muchas cosas".

Prácticamente a solas con los cuadros de la colección del Prado pasó Blanca Muñoz (Madrid, 1963) muchos ratos en su infancia. "Mi madre era copista, así que venía a menudo y lo veía casi vacío. Para mí, éste es un sitio muy familiar". Quizá sea por esto que el proyecto la cautivó desde el principio. "La idea me pareció muy atractiva. Enseguida imaginé hacer algo en volumen, aunque esto complicara un poco las cosas, ya que al final todos nuestros trabajos debían entrar en una carpeta", asegura.

Prueba de su empeño en romper el plano son las varillas insertadas en los aguafuertes Gorguera I y II, inspirados en Retrato de caballero, de Juan Bautista Maíno, y en el cuadro María de Médicis, de Frans Pourbus el joven. Aunque llegó pensando en nubes, dice que las gárgolas la atraparon. "Quería capturar alguna imagen atractiva de plantas evanescentes. Pensé en fijarme en los cielos, en las nubes del museo", explica. Los vistosos cuellos del siglo XVII la convencieron, a pesar de que su madre solía decantarse en sus copias por varias vírgenes de Murillo, bodegones florales de Juan Fernández El Labrador y tres pinturas negras de Goya. Al fin y al cabo, el XVII es uno de los siglos que luce con mayor esplendor en las salas del museo. "También me gustó la idea de recordar ese tiempo", afirma.

Los temas de género a Muñoz, una de las participantes más jóvenes junto a Naia del Castillo, le resultan "ajenos al arte". La discriminación positiva o negativa queda fuera del marco. "Todas las artistas que participan en esta exposición me resultan interesantes. Me daba igual que fueran mujeres o no".

Carmen Laffón, Blanca Muñoz y Susana Solano (de izquierda a derecha), ayer en el Museo del Prado.
Carmen Laffón, Blanca Muñoz y Susana Solano (de izquierda a derecha), ayer en el Museo del Prado.GORKA LEJARCEGI
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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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