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Reportaje:

Inédito Camarón

La leyenda del cantaor de la Isla anima el lanzamiento de una antología y un DVD sobre su vida

Amelia Castilla

Los jóvenes consideran a Camarón como a la Biblia, pero en 1979, cuando Mario Pacheco -director de la discográfica independiente Nuevos Medios- disparaba fotos en blanco y negro de la grabación en vinilo de La leyenda del tiempo para la portada del álbum, ni el cantaor, ni su productor, Ricardo Pachón, imaginaban que vivían un momento histórico.

Por donde iba arrasaba. Las mujeres le llevaban a sus niños para que les tocara la cabeza
Durante gran parte de su carrera vendió pocos discos y montañas de casetes

Nadie sospechaba que La leyenda del tiempo se convertiría en una de las obras que iba a abrir las puertas a innovaciones expresivas hasta entonces desconocidas y que acabaría por crear escuela. Algunos expertos no dudan en comparar este trabajo -por lo que significa como concepto-, con Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de los Beatles en el rock, pero la oficialidad del flamenco le dio más de un palo.

Una nueva antología con canciones inéditas, extraídas de actuaciones en festivales y restos de grabaciones convenientemente remasterizadas, completarán la discografía del cantaor que internacionalizó el flamenco. El repertorio completo aún no está definido, pero, al menos en cinco temas, se podrá escuchar su voz acompañado a la guitarra por Juan Habichuela. La lista se completará con material rescatado del archivo de Universal con restos de canciones que pueden juntarse con ayuda de las nuevas tecnologías. El disco incluirá un DVD con imágenes que apenas se han emitido.

El reconocimiento, tanto de los puristas del flamenco, como de las nuevas generaciones que se acercaron a este género a través de las mezclas con el jazz-rock de Paco de Lucía y su grupo -que incorporaba bajo eléctrico y flautas-, han acabado por situar a Camarón en el Olimpo del flamenco. Sin embargo, el camino no fue fácil. José Monge (San Fernando, Cádiz, 1950-Badalona, 1992) era un artista que vendía montañas de casetes en los bares de carretera, pero sus ventas de discos no alcanzaban las 15.000 copias. En los setenta, prácticamente nadie sabía una palabra de marketing; el desconocimiento de las técnicas comerciales era tal que ni se firmó el retrato de la portada de La leyenda del tiempo, en la que se ve a Camarón con barba y fumando, algo impensable en la era de lo políticamente correcto. El cantaor era un fumador empedernido. Decía su amigo Carlos Lencero que "no dormía para poder seguir fumando". Ajenas al humo, las compañías no pensaban que ésa fuera la manera adecuada de trabajar, pero le dejaban hacer, aunque los discos luego tuvieran que abrirse paso por sí solos, sin ningún apoyo publicitario.

Veintisiete años después, con Camarón convertido en un mito, varias biografías en el mercado y una película llena de tópicos en la que se recrea su vida, las ventas de La leyenda del tiempo no superan las 40.000 copias y se ha editado en todos los formatos. Curiosamente, aquel álbum, el décimo de su carrera, se grabó sin el acompañamiento a la guitarra de Paco de Lucía y sin la producción de Antonio Sánchez Pecino, padre del guitarrista. Por lo demás, fue el primero en el que al cantaor le tocaba Tomatito.

Mario Pacheco recuerda ahora que mientras duró la grabación, en la que participaron también Kiko Veneno y Diego Carrasco, se vivió un ambiente muy pop. "Camarón se mostró contento y confiado de lo que estaba haciendo, aunque luego no cantara las canciones grabadas porque no formaban parte de su repertorio flamenco y necesitaban de un acompañamiento rockero y jazzístico", cuenta Pacheco. "Camarón era muy moderno; le gustaban Los Chichos y Manzanita y tenía una mentalidad muy abierta sobre lo que quería hacer con sus discos, y por fin lo había conseguido".

No era Camarón un cantaor que sonara en las radios, pero de actuar en las ventas y de vender casetes en los bares de carretera pasó a llenar grandes recintos. A su pesar -era una persona tímida y sin ningún atisbo de vanidad-, se convirtió en una leyenda viva, especialmente para los gitanos. Por donde iba arrasaba. Las mujeres le llevaban a sus niños para que les tocara la cabeza y los hermanos Rafael y Raimundo Amador le dedicaron una canción que decía: "¡Ay José!, yo te canto Camarón, te canto pa que me cantes y me alegres el corazón". Su influencia se notó incluso en las ventas de discos. Con Soy gitano (1989), un disco cocinado en Sevilla pero rematado en los estudios londinenses de Abbey Road con la Royal Philarmonic Orchestra, empezó a superar las 100.000 copias y a partir de entonces sus discos siempre llegaron a oro o platino.

Hasta el momento de su fallecimiento, Camarón había vendido 361.172 ejemplares de sus 19 discos. Tras su espectacular entierro se publicó Camarón nuestro, el primer álbum con temas inéditos del genial artista, y Universal prepara ahora la edición de un segundo volumen de su antología inédita. Al margen de la música inédita propiedad de la discográfica, buena parte de las grabaciones antiguas de Camarón reposan ahora en Sevilla, en un pequeño chalé con un naranjo en la puerta, en la casa donde vive Ricardo Pachón, el productor que abrió las puertas a los nuevos sonidos flamencos en los setenta. "Nuestra relación nunca fue comercial y tampoco quiero entrar en esa carrera por la explotación de su obra. Le quería demasiado".

Los derechos y Paco de Lucía

Un cáncer de pulmón acabó de manera fulminante con la vida de Camarón de la Isla. La misma tarde de su entierro, en la localidad gaditana de San Fernando, frente a la Venta de Vargas, donde se inició de niño como cantaor, su amigo Paco de Lucía escuchó los primeros insultos de los que injustamente creían que se había apoderado de los derechos de autor de los discos.

Tras su muerte, los herederos del cantaor suscribieron contratos más ventajosos con las discográficas a medida que crecían las ventas, pero 14 años después de su fallecimiento la polémica continúa alentada por Dolores Montoya, la mujer del cantaor. "El productor de los nueve primeros álbumes que grabaron juntos era Antonio Sánchez, padre de Paco de Lucía, quien tenía registradas algunas letras del cancionero popular. De todos ellos Camarón percibía su parte como intérprete", cuenta Ricardo Pachón. Para él esta polémica carece de fundamento.

El debate llegó a tal extremo que un grupo de flamencólogos, entre ellos Félix Grande, Fermín Lobatón y José Manuel Gamboa, firmaron no hace mucho un manifiesto de apoyo a Paco de Lucía. "Camarón tenía registradas 27 obras en la SGAE en las que figura su nombre y por las que sus herederos perciben los derechos correspondientes. El resto de las 137 piezas que cantó corresponden a otros autores, tanto de letra como de música, entre quienes figura Francisco Sánchez, conocido como Paco de Lucía, que aparece como autor o coautor en 36 temas", añade el manifiesto.

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