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Reportaje:FUERA DE RUTA

Tortugas mágicas en Hanoi

Colas en la capital vietnamita para venerar a Ho Chi Minh, el 'Tío Ho'

Poco después del amanecer se ven muchas personas en plazas y jardines de Hanoi que boxean con el aire. Practican el taichi, una disciplina de origen chino para templar cuerpo y espíritu, si es que no son la misma cosa. La marea de las motos ya empieza a derramarse sobre la capital vietnamita y no parará en todo el día, eclipsando los pocos coches en circulación y poniendo a prueba la capacidad para la finta de los peatones. Son miles y miles de motociclistas, con mascarilla o no, casi nunca con casco; ellas, a lo mejor con tacones puntiagudos; ellos, transportando patos, cestas, botellas... Todo eso crea una humareda de dióxido de carbono que se añade a la cortina de humedad que suele envolver Hanoi.

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El centro urbano es Hoan Kien, el "lago de la espada restaurada". Se debe a que un día, o un siglo, el guerrero Le Loi pescó una espada brillante con su red y acabó convirtiéndose en el rey Le Thai To. El rey Arturo de Vietnam ganó una guerra de diez años con aquella espada mágica, pero al final los dioses enviaron una gran tortuga a recoger su arma. Desde entonces se veneran grandes tortugas vivas en el templo Den Ngoc Son, ubicado en una isla del lago donde también se honra -y es un detalle- a Van Xuong, el dios de la literatura.

El lago Hoan Kien constituye la divisoria natural entre el Barrio Viejo y el Barrio Francés. El primero es un dédalo de callejas con nombres de oficios y donde aún se merca la seda, la plata, el papel... O las curiosas marionetas de agua que hacen las delicias de los niños. Pasan campesinas con gorros picudos y una especie de romana al hombro con dos platos de paja atestados de mercancías. Al sur del lago abren los grandes almacenes Trang Tien Plaza, que, con sus tres plantas, son el colmo del nuevo consumismo de Hanoi. Ahí empieza el Barrio Francés, con sus elegantes edificios de época colonial; la Ópera, la Residencia del Gobernador de Tonkín, destinada hoy a los huéspedes de Estado...

Enfrente sigue abriendo sus puertas el hotel Metropole, donde en 1936 pasaron su luna de miel Charlie Chaplin y Paulette Goddard tras su boda secreta. Graham Greene prefería ese hotel por su bar y por el silencio que conferían sus parqués de teca impoluta. Allí tomó cuerpo ese aire certero y premonitorio de tanta guerra como se abatiría luego sobre Vietnam que impregna su novela El americano impasible.

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Carne de perro y vino de arroz

Hoy en Hanoi hay una paz indiscutible y una no menos apreciable libertad de acción. Mi guía ni siquiera veía problema en degustar carne de perro: "El invierno es la estación justa, y además no estamos en los 10 primeros días del mes, que no son propicios". En la avenida Nghi Tam, a lo largo del dique del río Rojo, hay palafitos con fondas que ofrecen carne de perro y vino de arroz.

Otros se pirran en Hanoi por un plato de serpiente con su vasito de sangre, y encima ven en eso grandes propiedades. Lo cierto es que la mayoría persigue por las calles del centro la fragancia de los rollos de papel de arroz (banh cuon), la pasta más sutil del mundo. Desayunan esos rollos mojándolos en una salsa salada, especiada y dulce, un estallido de sabores que acompañan con una taza del penetrante café negro del país.

Queda todo el día por delante, pero Hanoi tiene muchos puntos atractivos, empezando por Van Mieu, el Templo de la Literatura, uno de los principales entre los más de 600 santuarios y pagodas que siguen funcionando en la ciudad. El Templo de la Literatura de Hanoi no tiene nada que ver con la catedral que posee la secta caodaísta en Tay Ninh, en el sur del país. Los caodaístas son de un pasmoso eclecticismo y, entre sus muchos dioses taoístas, cristianos y demás, adoran la imagen de Victor Hugo, otorgándole la misma categoría divina que a Nguyen Binh Kiem, un poeta vietnamita del siglo XV.

En Hanoi son menos floridos que en el sur y ponen el Templo de la Literatura bajo la advocación de Confucio. Se trata de un complejo con cinco patios con sus distintos oratorios, pabellones, jardines y estanques. Al traspasar la puerta Khue Van Cac, con sus cuatro soles radiantes, se encuentra el tercer patio, donde empieza el cogollo del momento. Hay allí un estanque llamado el Pozo de la Claridad Celestial, en torno al cual se alzan 82 estelas grabadas con unos largos escritos. Las estelas se apoyan sobre tortugas de piedra, desfiguradas por tanta gente que ha acariciado sus cabezas a lo largo de los siglos, con la esperanza de obtener algo de la sabiduría de esos animales.

Los textos de las estelas reflejan, sobre todo, los resultados de los exámenes y las biografías de los candidatos que pretendían ingresar en el mandarinato vietnamita. Es una literatura de tipo oficial, acorde con la alta burocracia que gobernó el país desde la dinastía Ly, cuando se empezó a construir el Templo de la Literatura, hasta llegar al apogeo de su poder entre 1442 y 1779. No se escribían, pues, delicados poemas sobre la levedad de la vida y las alas de las mariposas. Había ganas de triunfar a toda costa mediante la palabra escrita. No en vano, la siguiente puerta se llama del Gran Éxito, lo que obtenían quienes lograban el apropiado título burocrático.

La concordia y el ave fénix

Por dicha puerta se accede al cuarto patio, presidido por el gran santuario donde el rey y los mandarines ofrendaban a Confucio. Este sabio chino nunca estuvo en Vietnam, pero sus doctrinas siempre han gozado de gran predicamento en el país y todavía se venera e inciensa su estatua. En la entrada de la pagoda llaman la atención unas estilizadas esculturas en bronce de phuóng. Son aves fénix, y los vietnamitas actuales las respetan como lo hicieron sus antepasados porque evocan la fidelidad conyugal, la gracia, la concordia. Y en general, todo, dado que el canto del ave fénix incluye las cinco notas de la escala musical vietnamita y sus plumas son de cinco colores, y a sus pies tiene una tortuga representando la inteligencia suprema.

En el quinto y último patio se alza el edificio de la Academia Nacional, la primera universidad vietnamita, fundada en 1076. Se ha reconvertido en un museo donde se exponen quimonos de profesores, libros de alumnos, dibujos que enseñan los castigos corporales a los que no se aplicaban o eran díscolos, incluidos cepos para el cuello. En un altar, la estatua de Chu Van An, célebre rector del siglo XIV, recibe las súplicas de los estudiantes de Hanoi en tiempos de exámenes, sobre todo los días 1 y 15 del mes lunar.

Pero, con mucha diferencia, el mausoleo de Ho Chi Minh es el mayor punto de culto al poder que hay en Hanoi. Hay quien va todos los años a visitarlo y quienes peregrinan al menos una vez en su vida para ver al Tío Ho, que así le llaman, embalsamado, casi sonriente, con su larga barba blanca como las espumas del río Rojo, y con una pequeña hendidura en la frente, aunque todo eso se ve poco porque la cola va empujando. Miles de personas se ponen a diario en fila para ver al padre del Vietnam moderno, el que derrotó con su espíritu y sus zapatillas de tela a los invasores más poderosos, gracias a cientos de kilómetros de túneles y a pesar de tantas toneladas de chaquetas metálicas y helicópteros cargados de napalm.

Esa victoria de Vietnam se entiende visitando la casa donde vivió el Tío Ho entre 1954 y 1958: su dormitorio no es que sea espartano, sino vietnamita: un camastro sobre un desnudo piso de madera. Su comedor consistía en una silla ante una mesa con un par de palillos, una tartera y un tazón de loza para comer arroz casi viudo. Luego le hicieron un palafito junto al lago, una vivienda algo más cómoda, aunque tenía cerca el refugio antiaéreo. Allí fue donde vivió el Tío Ho hasta su fallecimiento, en 1969.

Luis Pancorbo es director desde 1981 del programa de TVE 'Otros pueblos'

GUÍA PRÁCTICA

Datos básicos e información- Población: Hanoi tiene tres millones de habitantes.- www.vietnamtourism.com.Cómo ir e información- Air France (www.airfrance.es; 902 20 70 90): ida y vuelta a Hanoi, por ejemplo, desde Madrid (con dos escalas), unos 912 euros, precio final.- Lufthansa (www.lufthansa.es; 902 22 01 01): ida y vuelta a Hanoi, por ejemplo, desde Madrid (con dos escalas), 953 euros, precio final.- Vietnam Airlines (en agencias de viajes; www.vietnamairlines.com) vuela a Hanoi desde Londres, Francfort y París sin escala.

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