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Reportaje:TENDENCIAS

Ruta madrileña con Tomás Alía

Paseo por bares y tiendas guiados por el interiorista de moda

De compras en Molteni y cena en Pan de Lujo. Una copa en el Glass Bar o en el mítico Chicote. O en alguno de los espacios proyectados por él: Sol y Sombra o Moma Gold. Una ruta muy personal.

Por un lado, luces que cambian progresivamente de color, columnas de textura rugosa o estantes de metacrilato. Por otro, motivos de cuero grabado inspirados en la marroquinería tradicional, un mural de azulejos con enormes imágenes de toreros, una barra de zinc como las de las tabernas de toda la vida, o una gigantesca peineta que envuelve el fondo del recinto.

Tomás Alía (Toledo, 1964) explica en Sol y Sombra (Echegaray, 18), uno de los últimos locales de ocio noctámbulo que ha diseñado en Madrid, que ha querido reinterpretar el ambiente de las tascas del barrio de las Letras. "Me propuse revisar el tabú que hay alrededor de los iconos de la tauromaquia, del flamenco, de la España cañí. Para ello he combinado materiales rabiosamente modernos con otros elementos de esa estética tradicional", comenta sentado en una de las sillas del diseñador danés Arne Jacobsen que pueblan el local.

Los 'hotspots' del diseño

Desde que sorprendió en 1999 con el Larios Café (Silva, 4), proyecto que le valió el Premio Nacional de Arquitectura de Interiores, hasta su último trabajo, el restaurante-coctelería Moma Gold (José Abascal, 56), "un espacio mediterráneo, con mucha madera y mimbre y una luz muy cálida", hay una trayectoria plagada de soluciones y materiales originales que hacen de Alía uno de los interioristas más prolíficos de la capital (en los últimos cinco años ha firmado 15 proyectos).

"Madrid ha pasado de una época en la que la gente salía a tomar copas a lugares con paredes negras y poca luz, a estar en un momento álgido en cuanto a diseño de locales y espacios públicos. En Barcelona, donde siempre han ido por delante desde los Juegos Olímpicos, la cosa está incluso más tranquila", asegura.

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Alía plantea una hoja de ruta para conocer varios hotspots del diseño madrileño, empezando por locales de ambiente nocturno. "Para cenar me encanta el Pan de Lujo (Jorge Juan, 21), y para tomar una copa, el Chicote (Gran Vía, 12) o el Glass Bar del hotel Urban (carrera de San Jerónimo, 34), donde además hay una gente muy divertida". La zona que rodea la calle de Argensola y la plaza de Santa Bárbara es también de sus preferidas gracias a establecimientos como Cacao Sampaka (Orellana, 4), una tentación para amantes del chocolate con un cuidado interiorismo de Antoni Arola, o a los colores y llamativas formas de Luján + Sicilia (Orellana, 12), cuyas lámparas recuperan el espíritu retro del diseño escandinavo a precios asequibles.

Además de la estética industrial y vanguardista de la tienda de ropa Ekseption (Velázquez, 28), obra de Eduard Samsó, el diseñador toledano destaca espacios que exhiben lo último de firmas de decoración, como el showroom de Molteni (Castelló, 7), la tienda de Bd (Villanueva, 5) o la minimalista Gibo (Príncipe de Vergara, 40, y paseo de La Habana, 1). Aun así, Tomás Alía cree necesario potenciar la presencia del mueble de diseño en Madrid. "Hay tiendas muy buenas, pero se necesita más stock, porque muchas veces los muebles sólo se pueden conseguir por catálogo. Son piezas que hay que ver de cerca, que se deben poder tocar".

Según Alía, Madrid puede empezar a ser un referente internacional, aunque para ello debe contar con el apoyo institucional y no perder de vista todo lo que se hace en grandes mecas como Londres, Nueva York, las capitales de los países escandinavos o Milán, "una ciudad con templos del diseño, como el 10 Corsocomo, un gran espacio unido por un patio interior donde tienes galería de arte, tiendas de moda masculina y femenina, café, bar, coctelería, restaurante, librería o tienda de muebles".

La devoción de Alía por lo milanés pasa también por su feria del mueble, algo que, según él, debe copiar Madrid. "La ciudad se pone de fiesta durante 10 días con todo tipo de eventos e instalaciones de artistas jóvenes en el barrio de Tortola, lo que llaman el fuora saloni. Por ejemplo, en la zona que se va a recuperar junto al río con la reforma de la M-30 se podrían destinar espacios a hacer algo parecido", añade.

Una coctelera de tendencias

El auge que vive el diseño de interiores en Madrid está marcado, según Alía, por una coctelera de tendencias donde prima el revival: el hinduista, el de los años setenta o el de la estética de los grandes mueblistas franceses de los cuarenta. Unas apuestas estilísticas que, lamentablemente, muchas veces suponen la destrucción de proyectos de interiorismo clásicos que forman parte del patrimonio de la ciudad.

"En Madrid, los niveles de protección no se han mantenido, y esto es algo que debe regularse por ley. Se han perdido lugares incomparables; sobre todo, muchos bares y establecimientos tradicionales, en zonas como Lavapiés o el entorno de la Puerta del Sol", se lamenta Alía, que teme también por la continuidad de trabajos más recientes, algunos ya desaparecidos, como el anterior diseño interior de la tienda de mujer de Loewe (Serrano, 26). "Aunque el nuevo proyecto de su gabinete de arquitectura también es buenísimo", señala el diseñador.

Tomás Alía (sentado en la silla Huevo del arquitecto danés Arne Jacobsen), en el local Sol y Sombra de Madrid.
Tomás Alía (sentado en la silla Huevo del arquitecto danés Arne Jacobsen), en el local Sol y Sombra de Madrid.PAULA VILLAR

NOCHES DE DISEÑO

EN MADRID, Alía ha dejado su sello en hoteles como Quo Puerta del Sol (Sevilla, 4) o Mario y Laura, de la cadena Room Mate (Campomanes, 4, y travesía de Trujillos, 3). Pero es en los locales nocturnos donde más se ha prodigado. Según él, Larios Café, su primera obra de envergadura, supuso que los empresarios de la noche madrileña empezaran a fijarse en la estética. Fue en 1999 y un año después firmó el interiorismo de Cool (Isabel la Católica, 6), un soplo de aire fresco en forma de homenaje disco con mobiliario de Phillip Starck. A éste le han seguido proyectos multiespacio (con restaurante, bar, pista de baile...) como Moma 56 (José Abascal, 56), Bangaloo (General Perón, 29) o Nueva Fontana (Hernani, 75). A finales de 2006 se inaugura Reina Bruja (Jacometrezo, 6), un local de paredes onduladas y potente iluminación que cambia de color.También es obra suya el interiorismo de la heladería Bajo Cero (Glorieta de Quevedo, 6) y el de restaurantes como Zaranda (San Bernardino, 13), con una estrella Michelin, donde ha realizado uno de sus trabajos más sobrios y elegantes, y Mood (Reyes Católicos, 6. Majadahonda), espacio joven y divertido con cortinas de cristal templado.

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