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Columna
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Brillar por la ausencia no es suficiente

Quedan tres meses para la celebración de las elecciones autonómicas y municipales y todavía queda por despejar la incógnita de la presencia en estas últimas de la izquierda abertzale de una manera que resulte reconocible políticamente como tal.

Subrayo lo de reconocible políticamente como tal. La presencia del Partido Comunista de las Tierras Vascas en las últimas elecciones autonómicas puso de manifiesto que la izquierda abertzale es capaz de mantener su electorado incluso sin una oferta política adecuada para ello. Pero el PCTV no es la respuesta política que la izquierda abertzale necesita. Le ha permitido a Batasuna brillar por su ausencia en esta legislatura, pero no ha impedido que Batasuna esté ausente.

Esta estrategia de brillar por la ausencia ha podido mantenerse y producir algunos réditos porque se trataba de unas elecciones autonómicas y porque era la primera vez que la izquierda abertzale quedaba excluida de un proceso electoral y, por lo tanto, se trataba de parar el golpe y demostrar que no se les podía hacer desaparecer electoralmente por esa vía.

Pero el tiempo pasa deprisa y las circunstancias en las que se van a celebrar las elecciones municipales en 2007 no son las de las elecciones autonómicas de 2005. Estas fueron una suerte de referéndum sobre el plan Ibarretxe, cuya tramitación como reforma del Estatuto de autonomía del País Vasco había sido rechazada por el Congreso de los Diputados y en las que la izquierda abertzale no tenía posibilidad alguna de llegar a alcanzar una posición que le permitiera ejercer algún tipo de poder. Las elecciones municipales de este año son completamente distintas. Aquí sí se juega el ejercicio real y efectivo de poder, que no está concentrado en un Parlamento, sino que se reparte en una enorme cantidad de municipios. Para poder participar primero en la lucha por el poder municipal y para poder ejercerlo después no sirve la estrategia de brillar por la ausencia. Las parlamentarias elegidas en la lista del PCTV han pasado completamente desapercibidas. Posiblemente porque de eso es de lo que se trataba. De que no fueran visibles, para que lo fueran los que estaban fuera del Parlamento.

Pero en los ayuntamientos no se puede pasar desapercibido, a fin de que resulten visibles quienes están fuera. En los ayuntamientos hay que estar y hay que estar con gente que sepa hacer política. La izquierda abertzale tiene que concurrir a estas elecciones con gente suya, con capacidad para poner en práctica una estrategia política. De lo contrario, va a experimentar una pérdida de poder muy significativa. En el Parlamento vasco se puede tener una presencia testimonial por persona interpuesta, en los ayuntamientos no.

Y queda muy poco tiempo. En tres meses se celebrarán las elecciones y queda algo más de un mes para que se publique en el BOE el decreto de convocatoria. Queda tiempo suficiente para que se den garantías por parte de la izquierda abertzale de que se condena el terrorismo y se renuncia a la violencia como instrumento para hacer política, que es lo único que se le exige para poder participar en condiciones de igualdad con los demás partidos democráticos.

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Esta es la única vía segura para poder estar en el proceso electoral de mayo. La vía de intentar colarse a través de candidaturas presentadas por agrupaciones de electores, es más que probable que les acabe conduciendo a tener que prescindir de la gente políticamente más preparada, porque difícilmente pasaría el filtro del artículo 44.4 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General, sin librarse por ello de la catarata de recursos que se interpondrían ante las Juntas Electorales contra la proclamación de las candidaturas, recursos que pueden ser presentados por los representantes de cualquier candidatura, por los del Partido Popular por tanto, y cuya resolución sería revisada judicialmente por la Sala del artículo 61 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Así están las cosas y nadie debería llamarse a engaño.

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