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Reportaje:

Novedades en la factoría de la moda

A Coruña absorbe la energía de los creativos que llegan para trabajar en Zara

Silvia Blanco

Son jóvenes, de muchos países y llenos de ideas. Por algo visten al mundo, y eso se nota ya en la ciudad. Un café como Face es un ejemplo de esos pequeños cambios que le dan el toque al fondo de armario.

La Orquesta Sinfónica de Galicia es uno de los orgullos de la ciudad. En mayo y junio, protagoniza el Festival Mozart, que convierte los teatros coruñeses en una arrebatadora celebración musical. Y ahora, con un nuevo director artístico, el prestigioso Paolo Pinamonti
'Gastón', un tiburón bretón de tres metros, es la estrella del Aquarium Finisterrae, junto a las focas. En Domus, la ingeniería genética o el asombro ante el cuerpo humano se convierte en juego

Ni de Londres, ni de Nueva York, ni de Tokio. La globalización ha llegado a A Coruña desde Arteixo, una villa situada a nueve kilómetros. La razón nació allí, se llama Zara y acaba de abrir su última tienda en Pekín. Los coruñeses fueron los primeros en ver los maniquíes de la estrella de Inditex en 1975. No sería extraño que la anécdota se incorporara a los folletos turísticos. Que el armario del mundo esté a la vuelta de la esquina está transformando una ciudad que ha visto de todo.

Una maraña de callejuelas impide que A Coruña sea una isla. A un lado, la playa de Orzán. Al otro, uno de los principales puertos de Europa. Ahí, en medio de tabernas de ambiente canalla y marinero, es donde a Luis López y a Javier Debén se les ocurrió Face, un café-pub mínimo que abrió en agosto con un aire nuevo de paredes verdes, sillas turquesa y butacas en rojo. Son muebles finlandeses de los años cincuenta. La interiorista, Mercedes de las Heras, fue antes diseñadora de moda en Inditex. Le gusta bucear en mercadillos o en los anticuarios portugueses, y su inspiración es nórdica, onda vintage. Luis López trabaja para Inditex y tiene muy claro que el gigante textil atrae a la ciudad un buen número de profesionales jóvenes, que viajan mucho y que vienen lo mismo de Barcelona que de Asia. Javier Debén añade: "Hay una nueva selva de gente muy moderna, que valora mucho la música y la atmósfera". En Face encuentran una cuidada selección de chill out o jazz, de tarde, y house elegante, de noche.

Desde hace unos años aparecen en A Coruña tiendas como 4 Vientos, donde comprar muebles de India, Malí o Camerún. O marionetas de Indonesia junto a cuadros y esculturas de artistas locales. Face y esta tienda son sólo dos ejemplos para entender por qué algunos ya llaman hiperbólicamente "el Soho coruñés" a la calle de Orzán y sus alrededores.

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También el paisaje urbano ha cambiado. Ahora un tranvía, más bien concebido para el turista que para el coruñés, parte desde la ciudad vieja y recorre toda la península por el paseo marítimo, plagado de las controvertidas farolas rojas. Desde el paseo, por la playa de Orzán, se contemplan los contrastes de un crecimiento que no todos celebran (hay quien echa de menos un modelo de desarrollo urbano similar al de Santiago).

Estampada en la pared de un bar aparece una pegatina con la imagen de un caudillo delante del tranvía, un obelisco, una torre de oficinas y una esfera que alude al ascensor del monte de San Pedro. Debajo se lee "Pacoland". Pura retranca de un artista callejero sobre el legado del ex alcalde socialista Francisco Vázquez. "Una vez escribí, con ironía, sobre el paseo marítimo, que es un paseo de estética algo psicópata", comenta el escritor Manuel Rivas, amante y profundo conocedor de su ciudad, cuya memoria aparece retratada en su última novela, Los libros arden mal (Alfaguara). Y se lamenta: "Si se ve la ciudad como un libro, hay páginas últimas realmente dolorosas. Sobre todo por pensar cómo podía haber sido, porque A Coruña es una barca de piedra metida en el Atlántico norte. Literalmente. La dársena del Parrote era su icono más singular, estaba llena de barcos pesqueros, había un pequeño astillero en el que veías a la gente hacer y arreglar barcos de madera. Eso fue barrido, hicieron un yermo de asfalto en el centro".

Con todo, A Coruña es mucha A Coruña. Por su corazón histórico y sus proyectos. El alcalde socialista, Javier Losada, cuenta que para 2012 los muelles vacíos de San Diego serán una nueva ciudad, sostenible y vital. Aunque lo que está funcionando como auténtico puerto, dice, es Inditex, "entendido como el lugar de entrada de nuevos proyectos, ideas y gente. A Coruña sigue así su tradición cosmopolita".

PARA SENTIR

"Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad, coherencia". Italo Calvino hizo estas Seis propuestas para el próximo milenio, que han servido para articular una exposición tan audaz como poco ortodoxa (entre las piezas, un consolador de porcelana de Royal Copenhagen). Diseño escandinavo. Más allá del mito presenta una extraordinaria selección de 202 piezas de artistas como Verner Panton, Mats Theselius, Stefan Lindfors o Sigurdur Már Helgason. La Fundación Pedro Barrié de la Maza, uno de los focos de arte contemporáneo más interesantes, la exhibe hasta el 25 de febrero. Producida por el Museo de Arte, Arquitectura y Diseño de Oslo, supone una provocadora mirada hacia las propias convenciones del diseño escandinavo, y verifica la creatividad insomne de aquellas latitudes.

Más cultura. No hay manera de entender A Coruña separada del océano.Tampoco a los coruñeses. Entre ellos, el ilustrador Miguelanxo Prado, que acaba de estrenar la película De profundis, con la que arrastra al espectador a una crónica onírica y poética del mar. Sin diálogos, sólo música que, el día del estreno, interpretó la Orquesta Sinfónica de Galicia, una de las mejores del panorama español, toda una institución junto con el Deportivo. "La Sinfónica es el gran proyecto musical de A Coruña, y uno de los orgullos de la ciudad", dice Félix Palomero, gerente de la orquesta y del Festival Mozart, que en mayo y junio convierte los teatros coruñeses -entre ellos el Colón, recién rehabilitado- en una popular y arrebatadora celebración musical. Y ahora con la apuesta por una dirección artística de primer orden: Paolo Pinamonti, actual director del teatro São Carlos de Lisboa y ex director de La Fenice de Venecia, que se acaba de incorporar al proyecto.

Miguelanxo Prado es autor de cómics como Trazo de tiza o Tangencias. Ahora expone, hasta el 25 de marzo en la Fundación Caixa Galicia, 12 óleos y 40 dibujos que aparecen en la película. Él considera que A Coruña "da la sensación de estar en un acuario". "Esa niebla que a veces parece espuma de las olas en suspensión", añade. "Los cielos que en cuestión de minutos cambian... Supongo que, para alguien que después se enreda con imágenes, esas visiones se reflejan".

PARA COMPRAR

En A Coruña no sorprende Antonio Pernas, Caramelo o Loewe, pero hasta hace seis meses era difícil encontrar algo parecido a Dos Rombos, una tienda de lencería atrevida que cuenta también con un divertido repertorio de juguetes eróticos. Todos los collares posibles están contenidos en centenares de abalorios de colores esperando a ser elegidos en Planeta Cuenta, y en las tiendas de Psicodelia se puede comprar desde un traje de Superman para perro hasta prendas vintage o ropa de Jocomomola (de Sybilla) o Dolores Promesas.

Una encantadora excepción en la abundancia de almacenes y llamativos escaparates es La Proveedora Gallega, que lleva más de cien años vendiendo chocolate, de ese que va en duras tabletas, para comer o derretir, a toda España. Aún conserva un banquito de madera para degustar el cacao, y una caja registradora de la época en que había pesetas.

Cuenta Miguelanxo Prado que han empezado a proliferar "como setas", en los últimos años, vinotecas, bares y tiendas. "Sospecho que ésta es una de las ciudades con más tiendas de moda por metro cuadrado", bromea. Y añade, en referencia a la influencia de Zara: "A veces, por mi trabajo, iba a París o Francfort, y en pocos años vi cómo el nivel de los escaparates, por ejemplo, era altísimo aquí. La gente joven ha accedido a una modernidad que, por el tamaño de la ciudad, hubiera tardado más en llegar".

PARA SALIR

People 73 es un lugar nuevo en una calleja cercana a la de Orzán que contrasta, por su aspecto minimalista, con luz roja, con las tabernas de la zona. La fiebre por crear espacios originales y curiosos cristaliza en La Postrería. Lo primero que se ve al entrar es un kitsch perro dálmata de cerámica con un fular de plumas rojas al cuello. Dentro, sillas blancas de los años cincuenta, confortables sillones de cuero y un espacio para todo: aquí se puede venir por la tarde a tomar café y un helado artesano de queso de San Simón, o comprar piruletas de insectos mientras un dj pincha house, o tomar la primera copa de la noche.

Pero para escuchar los mejores conciertos de jazz en directo ya está el mítico Filloa, con pinta de antro auténtico para sentarse y disfrutar de la música, al lado de la no menos mítica tienda de discos y vinilos Portobello. Ya en Montealto, la alegría del pop desenfadado está en el Polvorín. Igual de inquieto resulta O Patachín, lleno de gente joven escuchando sonido indie de grupos locales con temas de Fangoria o REM. Bohemio y divertido, suele haber fiestas con música retro y petarda, con performances ocasionales de un grupo reivindicativo y original, las Maribolleras Precarias.

Para disfrutar del directo, los mejores grupos de rock pasan por la sala Mardi Gras, y el Playa Club, en la arena, programa unos cien conciertos al año de música independiente. En la zona vieja, cerca de la preciosa placita de la colegiata románica de Santa María do Campo, de finales del siglo XIII, está La Gloira, de espaldas al mar. Redes de pesca, un salvavidas, una bici, muñecas tipo Barbie y sillas desvencijadas dan la sensación de estar en un desván donde protegerse del viento probando, por ejemplo, una deliciosa infusión de pimienta y jengibre.

PARA COMER

La zona cercana al puerto y a la plaza de María Pita es un buen sitio para tapear. Entre las calles Franja o Riego de Agua se concentra un buen número de tabernas y pulperías a buen precio. Una de las más famosas es La Bombilla, diminuta y con pinchos gigantes, quizá algo toscos, de tortilla de patata, chorizo o albóndigas.

Un piroliño es lo que se puede comer en O Corno, una bocatería muy joven: pollo, jamón york y queso rebozado y frito. En María Pita está la recomendable taberna A Penela, cuya especialidad es la ternera asada, el raxo (carne adobada en picadillo) con patatas y la empanada. Cerca, con entrada en la misma plaza, tiene un restaurante con el mismo nombre.

Al otro lado de la ciudad, en la Domus, el amplio ventanal hacia el océano del restaurante del museo puede ser excusa suficiente como para comer allí, con un tono sofisticado y sabrosas recreaciones de la base gastronómica tradicional, como el paté de erizo de mar. También cerca del océano está Alborada, y su bodega a la vista con 150 referencias, donde abundan los vinos gallegos. La estrella, los huevos rotos con cigalas.

PARA TOCAR

Una inmersión en el Aquarium Finisterrae. Rodaballos, caballitos de mar y estilizadas caballas, sinuosas morenas... Una niña observa, desde el otro lado, la barriga viscosa de un caracol de mar pegado al cristal; otro retrocede señalando los pinchos de un gordo cabracho y reconoce sin remordimientos al buey de mar: "¡Mira, es el que comimos ayer!".

Pero la fascinación llega en la sala del capitán Nemo, ambientada como si se estuviera en el Nautilus en busca de algún calamar gigante. Ocurre cuando aparece la estrella: Gastón, un tiburón bretón de tres metros del que se apartan los peces y al que se acerca todo el mundo. Hasta cien mil peces habitan este enorme recinto, en el que también hay un espacio abierto al mar para las focas -las más fotografiadas- y los pulpos.

Los 320.000 visitantes anuales que recibe el acuario salen sabiendo, por ejemplo, que los peces sí duermen; que la mayor concentración de gaviotas de España está en un vertedero de Madrid; que un bebé podría gatear dentro de las descomunales arterias de una ballena azul; por qué pican las medusas, o que el atún nada a 75 kilómetros por hora. Son algunas de las 100 preguntas que enviaron los coruñeses sobre el mar y que fueron seleccionadas y contestadas por los expertos del museo para crear los contenidos.

Cerca del acuario, frente a la playa de Orzán, se ve el edificio proyectado por el arquitecto japonés Arata Isozaki para albergar la Domus o Casa del Hombre, en el que unos creen observar tejas como escamas de pez y otros, en sus volúmenes, la vela de un barco.

Aquí no hay flechas que indiquen el recorrido. Para aproximarse a la ingeniería genética, por ejemplo, se puede jugar con la cara de Marilyn y ponerle un hocico de gato, o concebir mentalmente la idea de un tomate infinito, condenado a no pudrirse. Se puede entrar en un espacio oscuro para ver y escuchar, en unos minutos emocionantes, un parto, o toparse con el muñeco, a tamaño real, del hombre más alto del mundo, Robert Pershing, y sus 2,72 metros.

PARA VER

El arquitecto Manuel Gallego, nacido en la ciudad y que recibió el Premio nacional de Arquitectura en 1997 por el museo de Bellas Artes, un espacio conectado con la calle como una plaza pública, destaca la calidad de los edificios art nouveau "y del racionalismo tan personal y ecléctico de A Coruña". La Guerra Civil fue, según el arquitecto, "un golpe radical que rompió por completo con esa tradición. Es ahora cuando empiezan a aparecer ejemplos interesantes que la recuperan".

El museo de la Fundación Luis Seoane es uno de ellos. Dedicado a la obra del pintor, cartelista y grabador coruñés, el estudio de Juan Creus y Covadonga Carrasco ganó el concurso para "abrir el edificio a la ciudad". "Está en la parte vieja, donde hay muchas encantadoras placitas que te van saliendo al encuentro", comenta Covadonga Carrasco. Por ejemplo, la del convento de Santa Bárbara. La zona vieja también guarda delicadezas como el museo de arte sacro de la colegiata de Santa María do Campo, de Manuel Gallego, del que otro arquitecto, Enrique Rodríguez García, dice: "Es como un joyero. Una maravilla".

Y la luz de A Coruña. Estos tres arquitectos, de diferentes generaciones, coinciden en ello. "De A Coruña, más que detalles o sitios concretos, lo estimulante son las diferentes luces en un día, que cambian con el viento", dice Gallego. Carrasco añade el privilegio de su enclave geográfico y la solución de galerías, sobre todo en el paseo de la Marina, "que reflejan de una manera única esa luz tan especial de la ría".

El edificio del centro de salud de Matogrande, de Enrique Rodríguez García, premiado en 2002 por el Colegio de Arquitectos de Galicia, quiere beberse esa luz. Lo mismo que otro de los proyectos más innovadores, asomado al mar junto a las rocas, el de A Casa das Artes, proyectado por el estudio Acebo y Alonso para crear un conservatorio y una escuela de danza tras ganar un concurso internacional de ideas. Aunque ahora el uso final vaya a ser una sede del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, se mantiene el concepto de "generar una plaza pública detrás del edificio y comunicar, en vertical, las salas", dice Ángel Alonso.

Pero si hay una construcción simbólica en A Coruña es la torre de Hércules, un faro de origen romano, y uno de los más antiguos del mundo en activo. Para Manuel Rivas, es un lugar "entrañable" que conserva "el acantilado, donde todavía se cogen los mejores percebes de Galicia". "Las aspas de luz del faro", añade, "no sólo avisan a los barcos, sino que tienen la propiedad de recorrer los tejados y recoger la memoria y los sueños de la ciudad".

Mobiliario nórdico y atmósfera intimista en el Face Café, situado en la calle Fita, junto a la de Orzán (interiorismo de Mercedes de las Heras).
Mobiliario nórdico y atmósfera intimista en el Face Café, situado en la calle Fita, junto a la de Orzán (interiorismo de Mercedes de las Heras).GABRIEL TIZÓN

GUÍA PRÁCTICA

Comer- Domus (981 20 38 62). Santa Teresa, 1. Precio medio, unos 30 euros.- Alborada (981 92 92 01; www.restaurantesalborada.com). Paseo Marítimo, s/n. Unos 40 euros más IVA.- Taberna La Penela (981 20 19 69; www.lapenela.com). Plaza de María Pita, 9. Entre 12 y 20 euros. También, el restaurante La Penela (981 20 92 00), en la misma plaza de María Pita, 12.- La Bombilla (981 22 46 91). Galera, 7. Cada tapa, 0,90 euros.- O Corno (981 22 02 66). Barrera, 30. El piroliño cuesta 1,40 euros.Copas- La Postrería (981 91 60 67; www.lapostreria.blogspot.com). Plaza de Santa Catalina, s/n.- Face Café. Fita, 4.- People 73. Cordonería, 3.- O Patachín. Orillamar, 16.- El Polvorín. Vereda del Polvorín, 33.- Playa Club (www.playaclub.net). Avenida de La Habana, s/n.- Sala Mardi Gras. Travesía de la Torre, 8 (www.salamardigras.com).- A Gloira. San Francisco, 10.- Jazz Filloa. Ciega, 5.Museos y exposiciones- Casa de las Ciencias (www.casaciencias.org), a la que pertenece el Aquarium Finisterrae (981 18 98 42). Paseo Marítimo, s/n. Entrada: 10 euros; niños, 4. Y también Domus. Casa del Hombre (981 18 98 40). Santa Teresa, 1.Entrada: 2 euros; niños, 1.- Fundación Pedro Barrié de la Maza (981 22 15 25; www.fbarrie.org). Cantón Grande, 9. Entrada gratuita.- Fundación Caixa Galicia (981 18 50 60; www.fundacioncaixagalicia.org). Médico Rodríguez, 2. Entrada gratuita.- Fundación Luis Seoane (981 21 60 15; www.luisseoanefund.org)- Museo de Bellas Artes (981 22 37 23) Zaleta, s/n. Entrada gratuita.- Museo de Arte Sacro (981 20 31 86). Puerta de Aires, 23. Entrada gratuita.Tiendas- La Proveedora Gallega (981 22 18 25). Estrecha de San Andrés, 3.- Dos Rombos (981 20 96 33). Orzán, 22.- Psicodelia (981 92 55 98; www.psicodelia.com). Real, 51.- Planeta Cuenta (981 55 33 85).San Agustín, 28.- 4 Vientos (981 20 32 26). Orzán, 53.- Portobello (www.portobellodiscos.com). Ciega, 3.Información- Oficina de turismo de A Coruña (981 18 43 44; www.turismocoruna.com).- www.turgalicia.es.

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Sobre la firma

Silvia Blanco
Es la jefa de sección de Sociedad. Antes ha sido reportera en El País Semanal y en Internacional, donde ha escrito sobre migraciones, Europa del Este y América Latina.

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