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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Trozos rescatados del silencio

El gallego Rafael Cidoncha ha desarrollado una serie de pinturas en torno a la figura y el entorno del filósofo francés Bernard Henri-Levy. La residencia que tiene éste en Marruecos, los exteriores y los pequeños detalles componen un conjunto revelador.

Oriundo de Galicia, Rafael Cidoncha se dio a conocer artísticamente en el Madrid de la década de los setenta, trocando sus primeros tientos vanguardistas, acogidos en la entonces mítica galería Vandrés, por un lenguaje figurativo, que se ha hecho cada vez más personal, un poco como un reflejo de su propia trayectoria vital singularmente cosmopolita.

RAFAEL CIDONCHA

'Naturalezas vivas'

Galería Marlborough

Orfila, 5. Madrid

Hasta el 7 de febrero

Pictóricamente, se hizo a la sombra de Kitaj, Arikha, Bravo,Freud, nombres que ya nos avisan de cómo la obra de Cidoncha se ha fraguado en la exigencia técnica, la sofisticación y el refinamiento, pero también que nunca ha caído en ningún decorativismo confortable.

Luego está, claro, el mundo del Marruecos dorado, de Tánger y Marraquech, el de la bohemia cosmopolita, mucha literatura, bastante pintura, diletantismo a raudales. Un universo de aves de paso, solitarias y melancólicas, ávidas por edificar suntuosas casas en el aire. Aunque sea dicho así, con apuntes rápidos, como al desgaire, no creo que se pueda separar la pintura de Rafael Cidoncha de este estilo de vida, muy terciado en contrastes físicos y existenciales.

Lo podemos apreciar en la presente exposición, pródiga en obras fechadas entre 2002 y 2006, paisajes, bodegones, retratos, escenas de interior. El exotismo queda diluido por la fragmentación y las angulaciones excéntricas. Sea cual sea el género, lo que atestigua la pintura de Cidoncha son momentos y visajes, impresiones muy enfrascadas, muy densas y trabajadas, con esa labor del orfebre que engasta joyas. Sus cuadros no quedan, sin embargo, endurecidos, porque saca lustre a la fragancia luminosa, a los puntos de fuga, a las perspectivas forzadas.

En este sentido, es muy bri

llante y rotundo con obras como Pasaje de luz (2005), Vista de piscina (2003) o Terrazas de Bab Doukali (2006), pero también con sus interpretaciones espaciales Arco de Gran Ryad (2003) o Perspectiva de salón, Ryad (2004). Son trozos pictóricos intensos, trozos rescatados del silencio.

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