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Reportaje:Mis primeros clásicos

Un 'Quijote' para niños

La adaptación de la obra de Cervantes inicia la nueva colección de EL PAÍS para jóvenes lectores

Juan Cruz

Con Las aventuras del Quijote, adaptación para un público infantil de la obra de Miguel de Cervantes que mañana, domingo, se regala al comprar un ejemplar del diario, EL PAÍS comienza una nueva colección de libros especialmente ideada y realizada para lectores de entre 5 y 12 años. Mis Primeros Clásicos consta de un total de 30 adaptaciones de obras fundamentales en la historia de la literatura. Los títulos se pondrán a la venta, al precio de 2,95 euros cada uno, durante los 29 domingos sucesivos. La profesora, filóloga y escritora Nuria Ochoa, coordinadora de la colección, explica sus intenciones: "El propósito es acercar al niño aquello que no está escrito para él, tratando de llegarle con un vocabulario y una sintaxis que le resulten cercanas; esta lectura de ahora abrirá su apetito lector de mañana". Todos los volúmenes prestan una especial atención a las ilustraciones, conscientes de que serán un estímulo para su lectura. Alicia Ginebreda, Cristina Picazo, Inés González y Radu son algunos de los profesionales del dibujo que han colaborado en los títulos.

Nuria Ochoa: "Me quise fijar en la parte más divertida del 'Quijote
"En semanas sucesivas se editarán 'Robin Hood', 'El Cid' y 'Moby Dick', entre otros

Las aventuras del Quijote, una adaptación de la obra de Miguel de Cervantes, abre mañana la colección Mis Primeros Clásicos que ha concebido EL PAÍS para niños de entre 5 y 12 años. Esta primera entrega se regala, y en 30 domingos sucesivos habrá otras tantas entregas que se venderán a 2,95 euros con el diario del domingo. Las adaptaciones las ha realizado un equipo dirigido por Nuria Ochoa, profesora, filóloga y escritora, y las ilustraciones son de varios dibujantes con experiencia en obras para el público infantil y juvenil. La coordinación editorial es de Santillana.

La intención es que los chicos se inicien en la lectura de los clásicos. Como dice Fernando Savater, que ha escrito varios libros sobre su propia iniciación a la lectura, "las adaptaciones de los clásicos familiarizan a los niños con los mitos de la literatura; más tarde tendrán tiempo de conocerlos a fondo". Las ilustraciones del primer libro de la serie, Las aventuras del Quijote, son de Alicia Ginebreda. Ella tiene 39 años, se inició en la lectura escuchando a su padre contarle Caperucita, "que la hacía de todos los colores: azul, verde, amarilla"; Blancanieves o Peter Pan... Le hacían leer el Quijote en el colegio, "¡y, claro, eso te echaba atrás!". Dibujaba en los libros, retrataba a los personajes, hacía casitas, flores, profesores, "¡y la profesora me quitaba los dibujos!". Hasta que un día visitó el colegio un personaje que se fijó en lo que la niña dibujaba. "Tiene talento", dijo, y ahí nació una vocación, dibujar, "lo que más me gusta del mundo, aparte de mi hijo".

El hijo de Alicia tiene nueve años; ha leído (y ha visto) este Quijote que ha ilustrado su madre. "¡Dicen que todos los dibujos se parecen a mi hijo!". ¿Y cuál sería el toque Ginebreda que tiene este Quijote? "Quizá la expresión; a pesar de ser tan dramático a veces el personaje de Cervantes, yo le he dado cierta expresión de felicidad, que es lo que quizá distingue mis dibujos, ¡y nuestra vida! Aquí nos reímos mucho todos, y el Quijote no iba a ser una excepción". Nuria Ochoa le ayudó con su adaptación. "Yo me quise fijar", dice Nuria, "en lo que me ha parecido más divertido de la obra de Cervantes, en su parte humorística. ¡Ya lo descubrirán los chicos en su profundidad dramática! Éste es el punto de partida".

Para adaptar la obra de Cervantes, Nuria Ochoa tenía claras algunas escenas que tienen que llegar a los niños: "Las escenas de los molinos de viento, el enfrentamiento de los rebaños y los carneros, la escena cuando tapian la biblioteca...", porque representan momentos simbólicos, universales, permanentes, de la obra... El propósito es acercar a los niños "aquello que no está escrito para él, tratando de llegar a él con un vocabulario y una sintaxis que le resulten cercanas; esta lectura de ahora abrirá su apetito lector de mañana".

En semanas sucesivas, los chicos lectores tendrán Robin Hood, que también ha ilustrado Alicia Ginebreda; El Cid, con ilustraciones de Cristina Picazo; Los tres mosqueteros (Ginebreda); Robinson Crusoe (Picazo); Moby Dick (con ilustraciones de Inés González y de Radu)... Y a lo largo de estas 30 semanas, los mismos ilustradores -Ginebreda, Picazo, González, Radu- acompañarán con sus dibujos las adaptaciones que han hecho Nuria Ochoa y su equipo de Las aventuras de Ulises, Tarzán, Viaje al centro de la tierra, Oliver Twist, Sandokán, Colmillo Blanco, Veinte mil leguas de viaje submarino, La isla del tesoro..., y así hasta Sherlock Holmes y El fantasma de Canterville. De Cervantes a Oscar Wilde, pasando por Charles Dickens y Robert L. Stevenson, 30 adaptaciones para acercar a los clásicos a los niños que ahora tienen entre cinco y 12 años.

Los ilustradores han contado su aventura. Cristina Picazo, de 38 años, ha dibujado El Cid; Ian Michael, el hispanista que ha dedicado su vida al personaje, lo ve como "un tipo alto, con barba", y Cristina se lo ha imaginado "épico, tierno y heroico a la vez, un hombretón alto, moreno, bien plantado, no necesariamente un ganador, no todos los niños quieren ver un personaje ganador...". Ella tiene dos hijos, de 10 y 12 años; ha dibujado para diversas editoriales, se hizo también dibujando en los márgenes de sus libros escolares, "y me encantaban los libros que tenían dibujos... Yo era muy repipi, era de Pub y los Hollister". De los que ha tenido que dibujar ahora destacan Robin Hood y El Lazarillo.

Inés González (de 57 años, bonaerense que vive en España desde 1972) y Radu (de 64 años, argentino de Mar del Plata, pintor con una obra consolidada, autor de cuentos y dibujante) han abordado juntos varios de los cuentos de esta selección... El primero, Moby Dick. Y a continuación, Viaje al centro de la tierra.

La literatura de referencia

Fernando Savater le agradece a la lectura casi todo lo que es en la vida, ¡incluso la afición a los caballos! Algunos de sus libros (La infancia recuperada, Criaturas del aire) rinden homenaje a los libros que leyó, y ahora, cuando le preguntamos por lo que puede hacer esta colección de Mis Primeros Clásicos por abrir el apetito lector en los chicos, dice: "Algunos muy puritanos pueden sentir urticaria cuando les hablas de adaptaciones, pero yo creo que es muy bueno que los chicos se familiaricen desde niños con los grandes mitos de la literatura, aun antes de poderlos leer en su plenitud literaria... Se van a encontrar en la vida con el Quijote, con Hamlet... De chico yo leía de todo, y leí también obras resumidas, en la colección Historias: condensaban la obra y te ofrecían un cómic de la misma, ¡y ahí me tropecé con muchos mitos! Leí Los tres mosqueteros, Ivanhoe... Después los leí enteros, y lo mismo puede pasar con los chicos de ahora. Aparte de un experimento estético, la literatura es una fuente de mitos, y son los mitos que pueden fascinar ahora a los primeros lectores los que les van a salir luego al encuentro. ¡Los clásicos son la literatura de referencia!".

Nuria Ochoa está de acuerdo. Tiene 45 años, es profesora, filólogay lleva 15 años desarrollando colaboraciones editoriales, algunas de las cuales tienen que ver con este trabajo suyo para Mis Primeros Clásicos. "Calvino dice, en Por qué leer a los clásicos, que es mejor leer a los clásicos que no leerlos... Cuando a un niño le acercan estas historias se fija en imágenes, en frases que vuelven a él cuando es joven o adulto. Cuando llega el momento, vuelve a leer con otra mirada, descubre nuevas cosas... ". ¿Y releyendo estos libros? "¡He redescubierto mucho! Algunos personajes no eran como los imaginé... Por ejemplo, el capitán Acab... Ahora no sólo lo veo como el hombre con la vida rota que se me apareció cuando me contaron por primera vez Moby Dick, de Melville".

"De mi época", dice Nuria Ochoa, "recuerdo los cuentos que me contaba mi padre, pero era un tiempo en que escaseaban los libros. Si contrastas eso con lo que pasa ahora, cuando hay tantos libros a disposición de los chicos... Pero también hay problemas: la invasión de imágenes que sustituyen la necesidad de la lectura... Y un problema más: la insistencia en las escuelas para que los chicos lean sólo lo que se escribe ahora... No me parece mal, ¡pero no a costa de dejar de leer a los clásicos! ¡Hay que leer a los clásicos!".

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