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Los partidos de la Entesa piden a Montilla que la nueva financiación se aplique en 2008

CiU reclama tener representantes en las comisiones bilaterales con el Gobierno central

Los resultados de la primera entrevista entre José Luis Rodríguez Zapatero y José Montilla, el lunes en La Moncloa, no satisficieron por completo a nadie, ni a los partidos de la izquierda, que los acogieron con moderada satisfacción, y menos a los de la oposición, que los criticaron con dureza. Portavoces del PSC, ERC e ICV recordaron que la negociación sobre el nuevo sistema de financiación debe ser de carácter bilateral entre los gobiernos central y catalán, y emplazaron a Montilla a cerrar un acuerdo antes de las elecciones generales de 2008. El popular Josep Piqué tildó de "vacua" la reunión, y el convergente Artur Mas reclamó para CiU el estar representada en las comisiones bilaterales.

Montilla anunció el lunes, tras su reunión con Zapatero, que antes del 9 de febrero se constituirá la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales y que este mismo año empezará a negociarse el nuevo sistema de financiación. Pero el presidente catalán nada dijo de cuándo entrará en vigor, obviando así entrar en polémica con algunos representantes del Gobierno central que han advertido de que no será antes de 2009.

Republicanos y ecosocialistas criticaron esta falta de concreción y, con menor dureza, los socialistas. Pero los tres sacaron la misma conclusión. La socialista Manuela de Madre se mostró convencida, si no surge ningún contratiempo, de que el nuevo sistema de financiación se aplicará en 2008 por lo que la negociación debería cerrarse antes de las elecciones generales de marzo de ese año. Y valoró la creación, antes de finales de marzo, de las comisiones mixtas Estado-Generalitat que prevé el Estatuto: la bilateral, la financiera y la de infraestructuras.

Entusiasmo matizado

Joan Ridao, de Esquerra, y Jaume Bosch, de Iniciativa-Esquerra Unida, matizaron su entusiasmo y recordaron que, simplemente, se está cumpliendo el Estatuto. Ambos dirigentes subrayaron que la negociación de la fórmula financiera debe ser de carácter bilateral entre los Ejecutivos central y autónomo, no en el marco multilateral del Consejo de Política Fiscal y Financiera con el resto de autonomías. "Nos mantendremos vigilantes y exigentes", advirtieron Ridao y Bosch, quienes emplazaron a Montilla a no dejar que el Gobierno central marque el ritmo de las negociaciones.

"Montilla vuelve con las manos casi vacías de Madrid", lamentó el jefe de la oposición, el convergente Artur Mas, quien culpó directamente al presidente catalán que el despliegue del Estatuto "vaya a paso de tortuga". "Parecía más una reunión entre dirigentes socialistas que la del presidente de la Generalitat yendo a Moncloa", resumió Mas su diagnóstico de esa entrevista y recordó que en la anterior entre Pasqual Maragall y José Luis Rodríguez Zapatero ya se acordó la constitución de estas tres comisiones.

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Ante esta situación de "parálisis", el líder de CiU reclamó que su formación tenga un miembro en esas tres comisiones al igual que todas las formaciones estaban representadas en la de Traspasos y la de Valoraciones con el anterior Estatuto. "CiU quiere ser garante del estricto cumplimiento del Estatuto. Sería impropio que CiU, la fuerza que más se mojó en la defensa del Estatuto, no estuviese presente en estas comisiones mientras sí aquellos que hicieron todo lo posible para que el Estatuto no saliera", afirmó en clara referencia a Esquerra. Sin embargo, Mas evitó comprometerse a que su grupo haría siempre frente común con el tripartito en la mesa de negociaciones con el Gobierno central.

De "vacua e insulsa" calificó la reunión entre ambos presidentes el líder del PP catalán, Josep Piqué. A su entender, sólo sirvió para prolongar el clima de "confusión" del debate estatutario y para evidenciar que la negociación sobre el nuevo sistema financiero no será de carácter bilateral, sino en el seno de la Comisión de Política Fiscal y Financiera con el resto de autonomías. "La reunión intentaba mantener el clima de incerteza y ambigüedad e intentaba salvar la cara a Montilla y a los defensores del Estatuto", agregó.

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