El control del Senado de EE UU, pendiente de la salud de un demócrata

La mínima mayoría que los demócratas estadounidenses ganaron en las elecciones al Senado depende de la salud de un hombre. Tim Johnson, de 59 años, senador por Dakota del Sur, se encuentra en estado crítico tras ser intervenido de urgencia después de haber sufrido un infarto cerebral, según informaron los médicos que le atienden en el hospital de la Universidad George Washington.

El miércoles por la tarde, cuando se encontraba en Capitol Hill atendiendo una entrevista telefónica con periodistas, el senador demócrata se sintió mal, comenzó a tartamudear. Se creyó que estaba sufriendo un infarto, por lo que fue ingresado en el centro médico. A partir de ahí se desataron los rumores, ya que la situación médica del enfermo no era clara, y los demócratas contuvieron el aliento. La pérdida de Johnson lleva encadenada la pérdida del Senado.

En caso de que Johnson quedara incapacitado para ejercer su función o falleciera, el gobernador de Dakota del Sur, el republicano Mike Rounds, designaría al suplente. Si, como es casi seguro, Mike elige a un compañero de partido, se rompería la precaria ventaja 51-49 de los demócratas en la Cámara Alta, que caería en manos de los republicanos, ya que por ley en caso de empate el voto decisivo lo tiene el vicepresidente Dick Cheney, que a la vez es presidente del Senado.

Ayer, el nuevo líder de la mayoría, el senador Harry Reid, declaró que había visitado a Johnson en el hospital y que confiaba en su "total recuperación". Pero rechazó ofrecer más detalles sobre el estado clínico del senador, incluso sobre el hecho de si estaba o no consciente, y se limitó a decir: "Para mí, estaba bien".

El parte médico dice que Johnson sufre "una alteración arteriovenosa" de nacimiento, que causa que las arterias y las venas crezcan anormalmente y se enreden entre ellas. Las próximas 48 horas se definían ayer como vitales para determinar el futuro del senador.