Metro o tranvía
Estamos en un momento crucial para el futuro desarrollo de Zaragoza. De la decisión que se tome sobre el modelo de transporte público, dependerá el diseño de nuestra ciudad. Si apostamos por el metro, la ciudad deberá abordar una inversión carísima y de muy larga ejecución. Me vienen a la memoria ejemplos como la construcción de la M-30 en Madrid, o el trazado del metro de Barcelona a su paso por el barrio del Carmelo. Con el peligro añadido de encontrarnos, sobre todo en la zona centro, con capas y capas de restos arqueológicos de gran valor.
Si optamos por el tranvía que es más económico en su realización, estaremos potenciando un sistema que para ganarse su espacio deberá competir con los vehículos. Esto debería actuar como efecto disuasorio en los conductores, facilitando que la gente deje el coche en casa en favor del tranvía. Habría además un notable descenso de las emisiones de CO2 que tanta influencia tienen sobre "el efecto invernadero". Tendremos que empezar a cambiar de mentalidad y pensar que otras ciudades europeas potencian no sólo su uso, sino también el de la bicicleta como Amsterdam, e incluso, por qué no, cobrar un impuesto especial a los coches que pretendan acceder al centro como Londres.
Seamos valientes, construyamos un tranvía para toda la ciudad, no sólo el eje este-oeste, sino también el eje norte-sur. Hagámoslo con criterios de sostenibilidad, en pro de una ciudad más cercana al modelo mediterráneo y alejada lo más posible del modelo americano que propugna grandes ciudades en las que la gente tiene que coger el coche hasta para comprar el pan, y con viviendas que se encuentran además a muchos kilómetros de los centros de trabajo. Es necesario disminuir el tráfico en el centro, y para ello nada mejor que utilizar todos los transportes públicos a nuestro alcance y que éstos resulten baratos, eficientes y ecológicos.