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Columna
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¡Esto es jauja!

Una parte de la audiencia del programa de Gemma Nierga en la SER se sintió sobrecogida el jueves por la tarde cuando escuchaba una y otra vez cómo una parte de los españoles comentaban gozosos que hoy mismo arrancan un superpuente festivo que durará hasta el día 10 de diciembre. ¡Diez días de vacaciones en el mes de diciembre! ¿La hipoteca? ¿Qué dice señora? ¡Nos vamos todos, familia y amigos, a Estambul, a ver si es verdad lo que cuentan del Papa! Y luego a preparar el puente de Navidad.

Con estos mimbres, quién va a creerse la propuesta electoral del Compromís pel País Valencià, que nos pone de parias de la tierra. Incluso preconizan la jornada laboral de 35 horas, justo ahora que la magnífica Ségolène Royal reclama la vuelta a la jornada de 40 y más horas, hasta que nos caiga el sudor de la frente. Y es que, al final, la izquierda continúa buscando su muro perdido. Por eso los que más llamaban al programa de Nierga eran progres bien alimentados, dispuestos a vengarse de la opresora jornada laboral de seis horas y el programa Concilia.

La derecha no tiene problemas con el superpuente, sobre todo la derecha política. Ya se sabe que últimamente en el Consell predomina la agricultura ecológica de fin de semana. Por eso aprovecharán las vacaciones para plantar lo de la temporada: nenúfares por ejemplo, y preparar la tierra para el césped. También es el momento del cannabis y los pensamientos, pero a buen seguro que esto no abunda. Se dedicarán a secar las simientes para replantar la sandía verde.

Pero no importan los colores. La semana próxima todos de puente. Un puente lúdico-religioso, porque lo celebran los constitucionalistas y las purisimeras. Qué razón tiene Jürgen Habermas cuando pide la regeneración de la conciencia por el compromiso. ¿Hay alguien que en estas vísperas recuerde lo de la productividad? El día 8 comiendo paella en la masía o el 6 en el autobús de Marraquech hablaremos de la competitividad.

Pero el puente va a dar para mucho. Por ejemplo, diez días de moscosos para intentar averiguar cuál es la razón oculta por la que Manuel Vilanova no dimite como alcalde de Vila-real pese a la terminante sentencia del Tribunal Supremo. Porque el hombre es una buena persona, pero le obligan a aguantar el tipo y hasta la vergüenza de pedir un indulto a Rodríguez Zapatero o verse en unos anuncios infames convocando una manifestación a favor de su humilde persona. ¿Por qué Francesc Camps no echa una miradita de reojo a Jaume Matas para ver cómo solucionó en doce horas una crisis política del tamaño de la de Andratx? Pues la crisis Vilanova durará hasta que el Villarreal gane la Liga. ¿Por qué? Pues a pensarlo durante este puente.

Pero no se preocupen. Diez días dan para mucho más. ¿Ha vendido el Valencia de Juan Soler los derechos de construcción de los chalets de Porxinos? Pues nada, dos pensamientos y a saber si esos veintimuchos mil millones serán para mitigar los daños en la enfermería del club o para ponerle unos floripondios a los pisos de Mestalla.

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Pero hay que dedicarse el puente a pensar en la productividad. Es lo que mejor se puede hacer después del vino con casera. Por ejemplo: ¿qué harán ahora los promotores con los dineros devueltos por la empresa que iba a montar en Europa un lobby en defensa de sus intereses? Los pusieron contentos y aconsejados hace meses y ahora han recibido una carta con los dineros devueltos. Como Hacienda con los impuestos.

Un puente para que Joan Ignasi Pla piense cómo incrementar la productividad de los suyos después de conocer las encuestas de satisfacción que tienen los valencianos ¿Quién va a cambiar el voto de cinco millones de ciudadanos que la están gozando como consumidores con Camps al frente? ¡Vaya yo feliz y ríase la gente! ¿Para qué cambiar el voto si hemos descubierto la sonrisa? Las amarguras en esta tierra siempre las han traído los de Madrid o los catalanes. Nuestro grado de autoestima es parejo a los miles de foráneos que quieren venir a disfrutar de nuestros PAI. ¿Qué quiere este Pla? ¿Cambiarnos la vida? Toda una reflexión vacacional para un PSPV olvidado por el PSOE. Eso sí. Puede reunirse con Glòria Marcos y Enric Morera para plantar unos pensamientos.

(*)www.jesusmontesinos.es

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