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Reportaje:Fútbol | Partidos amistosos

Inglaterra está en el diván

El equipo de McLaren empata con Holanda renunciando al balón y Brasil gana a Suiza

Los mismos vicios, las mismas virtudes. Empujada por una generación de jugadores más que interesantes, la federación inglesa trató de cambiar de rumbo tras el Mundial poniendo al mando de su selección a Steve McLaren. El técnico ha cambiado algunos nombres, varias posiciones y bastantes hábitos. Ha prescindido de David Beckham. Y, tras agitar la fórmula, se ha encontrado con pocos cambios: ante Holanda, en partido amistoso, Inglaterra volvió a ser un equipo temible al contraataque, intermitente en el juego, inconstante en la creación, y desaparecido, dimitido y casi fantasmal en la lucha por la posesión del balón. Empató como pudo ganar (1-1). Debió ser un resultado de mérito, conseguido a domicilio y contra un rival poderoso. Nadie lo recordará así. Inglaterra está en el diván: busca y busca pero no se encuentra a sí misma.

Antes de la llegada de McLaren, Inglaterra ya intentaba resolver un jeroglífico. Tiene a dos centrocampistas, Gerrard y Lampard, que son de lo mejorcito. Y mezclan fatal. Y no producen juego juntos. Y se estorban. Mclaren intenta equilibrar la mezcla con Carrick, que tiene menos quite que sus compañeros y mucho más pase. Ayer, el trío no funcionó.

Holanda creció en la medida en que Seedorf y Van der Vaart, dos jugadores con toque y pase, se encontraron en el centro del campo. Cuando ellos tuvieron el balón, el juego de su equipo subió de revoluciones, volcado por las bandas, incisivo y profundo. Con Seedorf y Van der Vaart desconectados, Holanda se pareció peligrosamente a Inglaterra. Tuvo mucho más el balón. En consecuencia, fue un equipo mucho más aburrido, una selección vulgar y plana. Le costó un mundo sobreponerse al gol de Rooney, y sólo lo consiguió en el tramo final del partido, cuando marcó Van der Vaart. Al equipo de Van Basten le faltó ritmo y velocidad de juego. Vivió entre precauciones, renegando de su tradición más gloriosa, la del toque y el ataque eléctrico, obsesionada como estaba con el peligro de Inglaterra, un equipo enamorado del vértigo y la adrenalina del contraataque. Esas es, de siempre, su mejor virtud. De lo demás, del mando, la iniciativa y el dominio del balón, lo que se supone que busca McLaren, no hubo señales. Ninguna. Inglaterra se sigue buscando a sí misma. Y ya tiene próximo rival contra el que probarse a sí misma y a la paciencia de su hinchada -cuatro aficionados ingleses fueron de tenidos en Amsterdam por vandalismo-: España.

Brasil, por su parte, también está en construcción. Tiene, como Inglaterra, nuevo técnico. Y Dunga, pese a contar ayer con Kaká, Robinho o Ronaldinho, ha apostado por el músculo. La canarinha deja cada día menos espacio para los artistas. Y, aún así, gana: agobiada en los minutos finales, se impuso a Suiza en Basilea (1-2), con goles de Luisao y Kaká y de Elano en propia puerta.

Además, la Serbia de Clemente empató a un tanto con Noruega, igual que la República Checa con Dinamarca e Italia con Turquía. Drogba le dio la victoria a Costa de Marfil ante Suecia (1-0).

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