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Una exposición recorre en San Sebastián el arte español y vasco de la Transición

'Tiempos de Libertad' reúne 79 pinturas y esculturas en la sala Kubo

La muerte del dictador Francisco Franco abrió las puertas a un nuevo contexto político, económico, social y cultural al que no fueron ajenas las artes plásticas. Los artistas españoles se centraron en inquietudes estéticas y buscaron referencias más allá de las fronteras de su país, tejiendo un panorama salpicado de un sinfín de tendencias. La exposición Tiempos de Libertad recala en la sala Kubo de Kutxa, en San Sebastián, para exhibir 29 obras realizadas por otros tantos creadores entre 1975 y 1990. Esta selección se completa con 50 obras de autores vascos de los fondos de Kutxa.

Tiempos de Libertad. Arte en España de 1975 a 1990, abierta hasta el 12 de diciembre, cierra el proyecto de cuatro exposiciones Arte para un siglo, con el que la sala Kubo ha acercado al público lo mejor del arte español de la pasada centuria. Tras repasar el cambio del siglo XIX al XX, las vanguardias de 1926 a 1940 y las abstracciones y figuraciones de la dictadura franquista, esta cuarta muestra ofrece una mirada sobre los artistas más relevantes de la Transición.

Fue "uno de los periodos más creativos y vitalista del arte contemporáneo español", destacó ayer Marta Vega, coordinadora de la exposición, en la que se pueden ver 29 pinturas y esculturas de otros tantos artistas, entre los que se encuentran Miquel Barceló, Pepe Espaliú, Cristina Iglesias, Juan Muñoz, Miquel Navarro, Susana Solano y Carlos Alcolea.

Estos y otros creadores, impulsados por el nacimiento de la nueva democracia, desarrollaron "iniciativas innovadoras y nuevos lenguajes y actitudes en el proceso de creación artística", subrayó Vega. Acorde con ese "espíritu de liberación y experimentación", buscaron referencias más allá de las fronteras españolas, en movimientos internacionales de Francia, Alemania, Italia y Norteamérica.

Su preocupación esencial fue "la reivindicación del papel del artista". "La denuncia política ya la había hecho la generación anterior. Ahora era el momento de pasar página y tener una preocupación mucho más estética y artística", resaltó la coordinadora de la exposición. Y recordó que en la década de los ochenta surge la llamada movida madrileña, en la que se desarrollaron "todo tipo de expresiones artísticas y culturales" con "un mayor apoyo institucional". "Las instituciones públicas se preocuparon de organizar un mayor número de exposiciones para recuperar el tiempo perdido y paliar el desconocimiento sobre los movimientos internacionales".

En este periodo de 15 años que va de 1975 a 1990 conviven "las más variadas tendencias artísticas". Uno de los movimientos que surgió a principios de los setenta fue la nueva figuración madrileña, encabezada por el pintor y crítico de arte Juan Antonio Aguirre, junto al que figuran Carlos Alcolea, Manuel Quejido, Alfonso Albacete o Guillermo Pérez Villalta. "Cada uno tiene un estilo propio, pero poseen un elemento común: el regreso a la pintura, la reivindicación del dibujo y el color, la defensa del papel del artista, que, tras años de censura, quiere expresar y tiene algo que decir", detalló Vega.

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Movimientos regionales

Por aquel entonces nacieron movimientos de carácter regional en puntos como Andalucía, País Vasco, Cataluña y Galicia. En esta última región surgió uno de los grupos "más homogéneos" de artistas, el Grupo Atlántica, que revitalizó la plástica gallega. A él pertenecieron Francisco Leiro, Antón Lamazares y Xesús Vázquez, influenciados por las corrientes neoexpresionistas surgidas en Europa.

Tiempos de Libertad se completa con 50 piezas de los fondos artísticos de la colección de Kutxa, que llegan hasta nuestros días. En este apartado, comisariado por Edorta Kortadi, lucen obras de artistas adscritos a las nuevas figuraciones y realismos surgidos en los setenta, como Vicente Ameztoy, Andrés Nagel y Rosa Valverde. También figuran trabajos de autores que se mueven en corrientes geométrico abstractas o minimalistas, como Elena Asins e Iñaki Ruiz de Eguino, y piezas encuadradas en el expresionismo abstracto y firmadas por José Ramón Amondarain o Darío Villalba.

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