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Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL
Tribuna
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América Latina

América Latina en el pasado se enfrentó a entornos externos favorables que permitieron ciclos de crecimiento similares al actual, pero la inconsistencia de las políticas no permitió sostenerlos. La expresión concreta de esto fue una elevada inestabilidad macroeconómica y el incremento del número de hogares pobres en la región.

La evidencia reciente indica que el crecimiento es el elemento más importante en los cambios de los niveles de pobreza explicando un 60% de su variabilidad, mientras que las políticas redistributivas desempeñan un papel complementario al explicar sólo el 25%, diferencia que se amplía en el largo plazo. Contrariamente a lo que muchos piensan, se debería concluir que las políticas redistributivas hacen más persistentes los niveles de pobreza con respecto a los cambios que induce el crecimiento.

América Latina vive un periodo poselectoral, el momento ideal para introducir reformas estructurales y cambios institucionales

El avance de reformas estructurales ha incidido en la disminución de la pobreza y la mejora de la distribución del ingreso; sin embargo, los avances no han sido del todo satisfactorios (según el Banco Interamericano de Desarrollo sólo se ha avanzado un 40% en las reformas necesarias). A pesar de ello, los avances han permitido una mayor estabilidad macroeconómica en la región, elemento novedoso en el actual ciclo de materias primas, que ha impulsado un crecimiento medio del 5% en los últimos tres años.

La inflación se ha reducido sustancialmente, se tienen tres años consecutivos con déficit fiscal inferior al 1% del PIB y superávit primario superior al 2%. La vulnerabilidad externa ha disminuido hasta niveles mínimos históricos, especialmente en lo referente a endeudamiento público, con una caída del peso de la deuda de corto plazo y un aumento de la proporción de deuda pública en moneda local. Se disfruta del primer periodo de superávit corriente sostenido en décadas, que ha permitido una recuperación de las reservas. La inversión extranjera directa se ha estabilizado en torno al 2% del PIB.

A pesar de ello existe un conjunto de riesgos que para diluirlos se requiere profundizar en las reformas estructurales y en los cambios institucionales. América Latina vive un periodo poselectoral, que es el momento ideal para hacer los deberes; sin embargo, el fantasma de la adopción de políticas de un mayor sesgo populista está presente en algunos de ellos.

Giovanni di Placido es economista jefe para América Latina y Mercados Emergentes del BBVA.

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