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Crónica:CONTRASEÑA | Consol Tura
Crónica
Texto informativo con interpretación

Rayos X en los ojos

Su oficio es mirar a la gente, llegarle al alma, como si sus ojos -azul muy claro- fueran unos rayos X que adivinan lo que un individuo lleva dentro. Directora de casting, barcelonesa nacida en Mataró, confiesa tener "cincuenta y tantos. En este oficio ya se sabe". Y en todos: pasar los 50 es un tabú. Pero en el cine más. Ha sido precursora de muchas cosas y debutó en 1987 como directora de casting -una de las primeras en España- con Bigas Luna en Angoixa, película de culto en la que había tres historias de asesinatos, una dentro de otra. "Yo hacía el vestuario de las películas de Bigas, que siempre introducía un policía gordo -que no tenían- y al que había que vestir". Así empezó a dedicarse exclusivamente a seleccionar actores para películas. No hace publicidad.

Su vida es un encadenado de casualidades, de autoaprendizaje y de innovar sobre la marcha, muy normal en la generación cuyo talento afloró en la transición. Accede a hablar porque nos conocemos, al menos desde Tatuaje (1976), que supuso su debut en el cine como responsable del vestuario y en el que tuvo un pequeño papel. "No hablo con periodistas, no me gusta la prensa ni el protagonismo", es tajante. Su trabajo -salvo alguna intervención estelar como protagonista de Caniche (1979), también de Bigas- se ha hecho siempre entre bambalinas. "Soy tímida". La convencí, al fin, porque le aseguré que me interesaba más este oficio suyo de mirar a la gente que el hecho de que fuera la bella y estimulante musa de Bigas Luna, con quien compartió su vida muchos años y con el que sigue trabajando en plena sintonía.

Cada día su inmenso archivo de nombres y posibles actores incorpora 150 recordatorios o propuestas. "Es como si todos quisieran ser actores". No le sorprende: es lo de esta época, actuar -en el cine, en la televisión- parece un certificado de vida. Acaba de seleccionar cinco niños, está contenta. "No ha sido nada difícil, una vez llegué a ver 1.300 niños. Lo de los niños es complicado: hay que hablar con asociaciones de padres y llegar a un acuerdo, enseñarles el guion, el plan de rodaje, ponerles un tutor... en Cataluña está muy regulado". Y luego elegir: "Todos los niños, como todas las personas, son diferentes". Sus ojos captan sutilezas que a los demás se nos escapan. "De pequeña leía mucho y me imaginaba las caras de los protagonistas de los libros. Para mí sigue siendo lo mismo. He llegado a hacer castings con una novela, antes de que estuviera el guión".

No ha sido el caso de su último trabajo recién presentado: La Juani, de Bigas Luna, fue seleccionada entre 3.000 aspirantes de toda España y a lo largo de un trabajo de equipo que duró más de un año. "Pusimos anuncios, visitamos muchísimas discotecas. Todas las Juanis de España están en las discotecas y ves cosas increíbles: hay muchísima imaginación, marcan tendencia. Se trataba de encontrar una buena actriz, como Verónica (la Juani de la película). A Bigas se le ocurrió grabarlas de dos en dos. Mientras una explicaba por qué quería ser la Juani, la otra escuchaba. Eran dos actitudes diferentes. Seleccionamos 300 que quedaron en siete, luego cinco y tres. Tenían que hacer una prueba hablando por el móvil con el novio. ¿No has visto nunca en la calle a esa chica colgada del móvil pegándole una bronca al chico porque llega tarde?". La vida misma: España hoy. Pero hace poco, para una película (por estrenar) de Manolo Lombardero sobre un célebre asesinato en el mítico Jamboree de las Ramblas, fue de cráneo buscando una cantante de Jazz negra: "¡La encontramos y era danesa!".

Hija de una familia media, Consol fue a un colegio de monjas en Mataró. A los 17 años llegó a Barcelona para estudiar interiorismo en la Escuela Massana durante cuatro años. Su vida cambió cuando entró a trabajar en Gris, la tienda que Bigas, entonces diseñador y pintor, y el diseñador Carlos Riart tenían en la calle de Muntaner. En esa Barcelona efervescente ella también diseñaba una ropa especial, magnífica, exquisita. Salvador Dalí vio sus diseños y se enamoró, le encargó un traje. "Le hice un atuendo de cardenal con unas luces que proyectaban estrellas a su alrededor. Él tenía pavor de las pilas que le pusimos el un cinturón". El traje de Dalí se presentó en el Hotel Ritz. Hizo otro abrigo luminoso a Antonio de Senillosa. "Experimentábamos". Dejó la moda cuando descubrió que el cine le permitía lo que más le gusta: observar a la gente. "Soy feliz en una terraza viendo pasar gente, o en el metro. Hoy, aquí, la gente no parece contenta sino malhumorada, estresada, con un rictus de preocupación. La gente me resulta muy interesante. Y hoy, seamos positivos, son más guapos, han mejorado".

m.riviere17@yahoo.es

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PERFIL

Nacida en Mataró, esta barcelonesa observadora, tímida y discreta es una prestigiosa directora de 'casting'. La Escuela Massana le descubrió los instrumentos imprescindibles para desarrollar su talento artístico, primero en la moda y el diseño de vestuario. Musa de la Barcelona efervescente de la transición, creó un memorable traje a Salvador Dalí y unió su sensibilidad artística a la de Bigas Luna, con quien ha realizado también el prodigioso 'casting' de 'La Juani'

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