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Elecciones legislativas en EE UU

EE UU inaugura una era de cohabitación

El control demócrata del Congreso obligará al presidente Bush a una política de consenso

Antonio Caño

El entusiasmo por el indudable mérito de haber ganado el control de ambas Cámaras del Congreso no parece haber confundido al Partido Demócrata sobre una realidad irrefutable: George W. Bush sigue siendo el presidente de Estados Unidos y continuará al frente de una Administración republicana dos años más. El presidente tampoco ha cerrado los ojos al nuevo escenario político y, tras ofrecer la cabeza de Donald Rumsfeld, se prevén otras concesiones. Ambas partes, en definitiva, se han comprometido a trabajar juntos, pese a las tensiones de una campaña electoral en la que se cruzaron insultos despiadados y pese a las diferencias de programas políticos que, hasta ayer, parecían en las antípodas.

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Ambas partes escenificaron ayer esta pragmática reconciliación con una comida a la que asistió el propio Bush, la próxima presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y otras destacadas figuras del Congreso y de la Administración. Fue la primera toma de contacto formal de lo que tiene que ser en el futuro una difícil pero inevitable cohabitación.

Poco antes de esa reunión, Bush había pedido a todos que "hay que dejar atrás las elecciones y trabajar juntos". "El pueblo americano", dijo Bush, "espera de nosotros que nos sobrepongamos a las diferencias partidistas; mi Administración cumplirá su parte". El presidente ha comenzado ya a actuar en el papel de árbitro y moderador que va a intentar mantener hasta 2008 con el doble objetivo de revitalizar a su partido y salvar su prestigio. No sería extraño que el Bush brusco y marcadamente ideológico de estos seis últimos años se hubiese retirado para siempre de la escena.

En ese horizonte, Bush podría todavía sacrificar alguno más de sus colaboradores de línea dura -en primera fila está el embajador ante Naciones Unidas, John Bolton- y hacer concesiones en materias como el aumento del salario mínimo o la inmigración.

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Bush mencionó ayer, no obstante, algunos de los primeros asuntos en los que será necesario conseguir consenso y que se antojan de difícil negociación: "Disciplina fiscal, guerra contra el terrorismo, energía, política exterior".

Nancy Pelosi también ha prometido que su partido colaborará con la Administración "sin mirar al pasado", y ha asegurado, para tranquilidad del presidente, que los demócratas no van a pedir el impeachment de Bush por la errónea información facilitada a la opinión pública para justificar la guerra de Irak. El líder demócrata en el Senado, Harry Reid, ha garantizado asimismo que su grupo trabajará para devolverle a la Cámara alta "un espíritu bipartidista". "El senador Reid es un gran demócrata pero también es un gran institucionalista", dijo su portavoz.

Los líderes demócratas han anticipado, sin embargo, que su partido impulsará en los cien primeros días del nuevo Congreso, a partir de enero, su agenda de cambio. Entre las medidas que los demócratas intentarán sacar adelante están las de reformas de las leyes migratorias, impulso a la investigación con células madres, aumento del salario mínimo, reducción del precio de los medicamentos, estímulos fiscales a las empresas que quieran trasladar sus plantas al extranjero y políticas fiscales más exigentes con las compañías petroleras.

Aunque Bush ya ha pronosticado que puede haber espacio para el acuerdo en algunas de esas propuestas, será inevitable vivir tensiones y algunos enfrentamientos. Bush insistió, por ejemplo, en que "Irak es el frente central en la guerra contra el terrorismo". Aseguró que está "abierto a cualquier idea o sugerencia que nos ayude a conseguir nuestros objetivos de derrotar a los terroristas y asegurar el triunfo de un Gobierno democrático en Irak". Pero advirtió, al tiempo, que "seamos del partido que seamos, todos tenemos la responsabilidad de asegurar que nuestras tropas disponen de los medios y el apoyo que necesitan para triunfar".

Planteado así, ¿quién en el Partido Demócrata le va a negar al presidente esos medios y ese apoyo? Es difícil que los nuevos líderes o sus próximos candidatos presidenciales lo hagan. Pero, así como el Partido Republicano es una difícil convivencia de conservadores tradicionales, halcones fiscales, fanáticos religiosos y visionarios imperialistas, el Partido Demócrata es también la amalgama de diferentes tendencias, que van desde Joe Liberman y todos los que apoyaron la guerra en Irak, hasta el representante de Montana, Keith Ellison, antiguo colaborador del grupo radical Nación del Islam. Tampoco faltan quienes, como el nuevo senador Bob Casey, un declarado antiabortista, contradice los principios del partido en asuntos de valores y moral.

"Somos el grupo parlamentario más diverso del mundo y nosotros creemos que ésa es la gran fuerza del Partido Demócrata", asegura el presidente de ese grupo en la Cámara de Representantes, John Larson. Ninguna de esas tendencias quiere ahora quedarse fuera de la victoria del martes. "Todo tipo de demócrata ganó, los del norte, los del sur, los izquierdistas, los conservadores, los moderados y otros cuya ideología se escapa a cualquier definición. ¿Cómo van a conseguir Reid y Pelosi el consenso sobre Irak o sobre el presupuesto?", se pregunta Simon Rosenberg, presidente de un centro de estudios demócrata.

El liderazgo demócrata cree poder hacerlo. Michael Davies, que ha presidido uno de los comités de la campaña demócrata, asegura que los legisladores demócratas "se van a arremangar y van a trabajar con sentido común para impulsar temas como los de la estructura fiscal, la educación y la salud, y para evitar los asuntos que dividen a los ciudadanos, como el matrimonio homosexual".

La voz cantante del Partido Demócrata la van a tener, en efecto, los propiciadores del sentido común y del consenso, como el senador Charles Schumer, uno de los principales arquitectos de la exitosa campaña demócrata. "Tenemos que conseguir hacer las cosas bien. La grandeza de este país", advierte Schumer, "se verá comprometida si no somos capaces de avanzar en asuntos como educación, energía o Irak".

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