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Entrevista:AITOR GALARZA | Biólogo y autor del libro 'Viento y marea'

"Nos hemos volcado en el interior y la protección del litoral está olvidada"

Aitor Galarza Ibarrondo (Trotoviejo, Venezuela; 46 años), doctor en Biología especializado en ornitología y funcionario del Departamento de Agricultura de la Diputación de Vizcaya, acaba de publicar Viento y marea, editado por la propia institución foral, un libro que muestra la fauna y flora de todo el litoral cantábrico, unos 1.400 kilómetros de Galicia a Bayona.

Pregunta. El libro nace de su trabajo como guionista en una serie sobre naturaleza de TVE.

Respuesta. Fue en 1991 y ahí me di cuenta de que realmente existía muy poca divulgación sobre la costa. Entonces no había Internet y tuve que recurrir mucho a libros británicos y material extranjero. Hablé con instituciones y la idea le gustó al Departamento de Agricultura de la Diputación [de Vizcaya]. Con este libro, lo que quiero es que la gente sepa que en la costa, además de coger pulpos o carramarros, hay cosas que ver.

"La costa vasca tiene dos sitios muy especiales, en Ea y Zumaia. Éste último es uno de los pocos lugares con iridio, procedente de un meteorito"

P. Y cosas curiosas, como las huellas de dinosaurios que se aprecian en varias fotos.

R. Si, están en Asturias, entre Gijón y Ribadesella. Es muy llamativo.

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P. ¿Qué es lo que más puede sorprender al lector?

R. Creo que hay muchísimas sorpresas. En Cantabria, en Sonabia, está una de las dos colonias de buitres en Europa que vuelan sobre el mar. Eso es un espectáculo para un ornitólogo.

P. ¿Y en la costa vasca, qué es lo más singular?

R. Tiene dos sitios muy especiales: dos rasas intermareales, en Ogeia, en Ea, y Zumaia. Éste último es uno de los pocos lugares del mundo con un estrato con iridio, que es un elemento inexistente en la Tierra y abundante en los meteoritos, y es una de las pruebas del choque de uno de ellos. Y Ogeia es, sin duda, lo mejor del Cantábrico y probablemente de todo el Atlántico peninsular por su biodiversidad en plantas y algas y animales. Debería ser protegida ya, porque es una maravilla. Es un laboratorio para enseñar a los chavales y la Universidad suele llevar allí a sus alumnos.

P. ¿Se conoce poco la costa?

R. Muy poco. La gente va a coger algo o a tomar el sol y bañarse, pero la cultura de observación es muy pequeña. Enseñar lo que hay es una manera de proteger.

P. ¿Cuál es el grado de conservación del litoral vasco?

R. En la cornisa cantábrica hay un peligro claro: la presión urbanística. Hay una responsabilidad institucional y que los municipios se conciencien. En Euskadi las cosas se hacen relativamente bien en el tema urbanístico, aunque hay algunos casos sangrantes.

P. El último estudio de Greenpeace localiza 16 puntos negros en el litoral vasco.

R. Siempre hay riesgos. En Vizcaya tenemos protegidas la reserva de la biosfera de Urdaibai y el biotopo de San Juan de Gaztelugatxe. Haría falta la protección de la rasa intermareal de Ogeia y su entorno y la creación de una parque submarino en la isla de Izaro y Ogoño. No sólo se debe proteger lo de arriba, sino también lo de abajo. Hay un capítulo del libro que habla de esto: hace 15 años, cuando buceabas, veías las rayas y ahora es difícil encontrarlas, porque los pescadores han arrasado los fondos. Nos hemos volcado en proteger el interior, la montaña, pero el litoral está olvidado. Existen planes de protección, pero se tienen que cumplir rigurosamente y concienciar más a la gente. Hay que controlar más a los arrastreros y poner más medios para inspección pesquera. En el libro no pretendo criticar ni decir lo que hay que hacer, sino mostrar que esto es lo que tenemos, que es una maravilla y hay que protegerlo y disfrutarlo.

P. Hay especies que se van recuperando.

R. En aves, si hace 12 años, había una pareja de halcón peregrino en Urdaibai, ahora hay entre cinco o seis. En 15 años se ha duplicado la población de cormorán moñudo y ha empezado a criar en Guipúzcoa, cuando no lo hacía desde hace 50 años.

P. ¿Y en cuáles hay retroceso?

R. La nutria está prácticamente extinguida. A partir de Asturias, se ha colonizado en Cantabria y, si toda va bien, en diez años tendremos nutrias de forma natural en el litoral vasco.

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