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Jueces franceses acusan a Sarkozy de atacar su independencia

El ministro francés del Interior, presidente del partido en el poder y autoproclamado candidato a las elecciones presidenciales de 2007, Nicolas Sarkozy, se ha topado con la justicia.

El pasado lunes el diario Le Monde publicó un informe del prefecto del Departamento (provincia) de Seine Saint-Denis, situado en el norte de París, denunciando el aumento de la violencia y el integrismo islámico mientras destacaba las escasas actuaciones de la justicia para frenar esos hechos.

A Sarkozy le faltó tiempo para culpar de todo lo que ocurre en ese departamento al presidente del tribunal de la zona, al que acusó de "dimitir" de sus funciones ante la actuación de los delincuentes, al tiempo que se refería al escaso número de menores de edad que son encarcelados tras haber cometido delitos.

El magistrado replicó ante esas acusaciones de Sarkozy recordándole que la ley no contempla la encarcelación de los menores de 16 años, y que, ponerlos bajo la tutela de los servicios sociales cuando éstos están desbordados, no sirve de nada en la actualidad.

Pero el escándalo ha tomado ya mayores proporciones. El primer presidente del Tribunal de Casación, el tribunal francés de mayor rango, ha pedido audiencia al presidente, Jacques Chirac, para quejarse de las palabras de Sarkozy. El magistrado de Seine Saint-Denis ha calificado los comentarios del primer ministro como "un ataque contra la independencia de la autoridad judicial". El responsable del Tribunal de Casación será recibido hoy, después que el presidente Chirac convocase anoche a Sarkozy para exigirle que refrene su verbo con los jueces.

Declaraciones en EE UU

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El tropezón de Sarkozy llega justo después de sus desafortunadas declaraciones en su reciente viaje a Estados Unidos cuestionando la política exterior de Chirac sobre la guerra en Irak.

El documento del prefecto de Seine-Saint Denis pone en evidencia el fracaso de la política de dureza -sobre todo verbal- de Sarkozy contra la violencia en los suburbios. Su gesto de desviar toda la responsabilidad hacia la justicia sólo puede encontrar eco entre los electores de extrema derecha.

Los más altos magistrados de Francia se desplazaron a Bobigny, capital del departamento, para testimoniar su respaldo al juez cuestionado. Mientras, Sarkozy tenía que acudir al hospital en el que se reponía uno de los dos policías agredidos por una banda, en Saint-Denis precisamente. El ministro recordó de nuevo que "los socialistas no hicieron nada en materia de seguridad" y se mostró confiado, porque "el auténtico juez es la opinión de los franceses".

Varios socialistas han llegado a pedir la dimisión de Sarkozy. El primer ministro, Dominique de Villepin, aprovechó las dificultades de su rival para hacer un encendido elogio de la independencia judicial.

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