_
_
_
_
_
Reportaje:

La última gran mediación de Kofi Annan

El secretario general de la ONU, que acaba su mandato en diciembre, concluye hoy en Madrid su gira por nueve países de Oriente Próximo

En la noche del martes, horas antes de partir hacia Madrid, Kofi Annan ofreció en un hotel de Ankara una pequeña fiesta para celebrar el final de la que puede ser su última gran misión como máximo responsable de la ONU. Despojado por una vez de la corbata, un Annan relajado brindó con sus colaboradores y se fotografió sonriente junto a la tripulación del avión de la Fuerza Aérea española que le ha llevado en tan sólo 10 días por nueve países de Oriente Próximo.

El ambiente en la sala era de cautelosa satisfacción por lo conseguido. Annan cree haber avanzado en su objetivo más inmediato -recabar apoyos a la consolidación del cese de hostilidades entre Israel y Hezbolá- y en que Israel retire hoy el bloqueo aéreo y marítimo sobre Líbano, tal como anunció ayer el Gobierno israelí. Dos nuevos países, Turquía y Qatar, se han comprometido a enviar cascos azules a la zona de conflicto, y el despliegue del contingente europeo de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (FINUL) transcurre sin contratiempos.

La reunión con el presidente iraní dejó un amargo sabor a la delegación de la ONU
Más información
Israel da marcha atrás y levanta hoy el bloqueo marítimo y aéreo de ocho semanas sobre Líbano

Muy pronto habrá 5.000 soldados internacionales sobre el terreno, una cifra que Annan considera suficiente para convencer a Israel de que abandone la zona tras casi dos meses de ocupación. Pero el secretario general y el equipo de diplomáticos que lo han acompañado durante su viaje no ocultan su inquietud por la fragilidad del alto el fuego y por los enormes desafíos que afronta -a corto y largo plazo- una zona como Oriente Próximo, con tantos conflictos abiertos y todos vinculados entre sí. La sensación generalizada entre los colaboradores de Annan es que el alto el fuego en Líbano es aún frágil y que en cualquier momento puede saltar la chispa que desencadene de nuevo la violencia. "La clave es qué van a hacer ahora Siria e Irán", declaró una fuente de la ONU que pidió el anonimato. Los dos grandes aliados de Hezbolá, especialmente el régimen de Teherán, tienen una enorme capacidad para desestabilizar Líbano y, según la fuente, no parecen dispuestos a renunciar a ella: "Si quieren aguar la fiesta, podrían hacerlo en cuestión de segundos".

En Israel, Annan se encontró con un Gobierno en crisis poco dispuesto a hacer concesiones. Duramente criticado en su propio país por el manejo de la guerra, el primer ministro, Ehud Olmert, se había negado en redondo hasta ahora a levantar el bloqueo sobre los puertos libaneses y el aeropuerto internacional de Beirut mientras no se adoptasen medidas para frenar el flujo de armas a Hezbolá.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Con cuatro grandes conflictos abiertos -el pulso nuclear entre las potencias occidentales con Irán, la tensión en el sur de Líbano, el conflicto palestino-israelí y la ocupación de Irak- y tantos intereses encontrados, la situación en Oriente Próximo se halla ante una encrucijada crítica. En estos momentos sería imposible, dijo una fuente de la ONU, convocar una conferencia como la de Madrid o negociar unos acuerdos como los de Oslo entre palestinos e israelíes.

Otra de las conclusiones de la gira de Annan es que Irán, cuyos Guardianes de la Revolución ayudaron a fundar Hezbolá en los años ochenta, ha salido muy reforzado tras librar su primera batalla contra Israel en suelo libanés. "No sabemos muy bien cuáles son sus intenciones", declaró uno de los participantes en las reuniones con las autoridades iraníes.

La reunión con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, dejó un amargo sabor de boca a la delegación de la ONU, no sólo por la tibieza de su apoyo a la resolución 1.701, sino por la beligerancia de sus posiciones hacia Occidente y hacia Israel. Annan considera vital no suscitar el antagonismo con Irán y defiende sobre todo una solución negociada a su pulso con Occidente.

A los cuatro frentes abiertos en Oriente Próximo se suma la creciente desconfianza de muchos países, como Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Turquía, hacia el auge de Irán en la esfera internacional. Un alto diplomático de la ONU con gran experiencia en la zona habla del resurgir de la histórica enemistad entre persas y árabes y de los enfrentamientos históricos entre Oriente y Occidente: "Durante seis décadas, Oriente Próximo ha sido escenario de un conflicto moderno, el árabe-israelí; ahora estamos reviviendo conflictos con muchos siglos de historia".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_