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Una madre plebeya

La princesa Kiko, que ha puesto fin a la interminable espera de la familia imperial al darles su primer heredero varón desde hace 41 años, es una madre de familia de origen plebeyo. Menuda y risueña, la esposa del príncipe Akishino, segundo en la línea de sucesión al trono, ha vivido dedicada a sus dos primeras hijas, Mako, de 14 años, y Kako, de 11. A los medios japoneses les encanta presentarla como la antítesis de su cuñada, Masako, esposa del príncipe heredero Naruhito y madre de Aiko, una niña de cuatro años. Diplomática licenciada en Harvard, Masako se recupera de una grave depresión por las enormes presiones psicológicas que ha sufrido para que diera un heredero al Trono del Crisantemo. El nacimiento de ayer otorga ahora todo el protagonismo a Kiko, relegando a las sombras a la frágil Masako.

La princesa Kiko, a punto de cumplir 40 años, es la segunda plebeya que se integra en la familia imperial, después de la emperatriz Michiko. Pero al contrario que su suegra, nacida en una acomodada familia de industriales, Kiko fue criada en un hogar de clase media de Tokio. Conoció al menor de los hijos de los emperadores Akihito y Michiko en la prestigiosa universidad privada de Gakushuin, frecuentada por la familia imperial y donde enseñaba su padre. Kiko desarrolla varias actividades caritativas y tiene una estrecha relación con su suegra.

El nacimiento del heredero debería tranquilizar a Masako, de 42 años, al liberarla de las presiones que sufría. Pero algunos observadores creen que la princesa podría recaer si asume la noticia como un fracaso personal después de diez años de matrimonio y varios embarazos malogrados.

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