Destellos para la memoria

Ya se conocen los detalles que singularizarán, frente a la estación ferroviaria madrileña de Atocha, el monumento a las 192 víctimas mortales de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanías del sureste de Madrid. Ha sido encargado por el Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento de Madrid y consistirá en un promontorio formado por 15.000 placas de un vidrio especial transparente, de perfil irregular como el de ciertas cristalizaciones de aristas asimétricas llamadas fractales. Los madrileños podrán contemplarlo, previsiblemente, en marzo de 2007. Sus dimensiones serán de 11 metros de altura por ocho metros de ancho; al monumento se accederá bajo la rasante de la plaza, a través de la conexión existente entre la estación y la glorieta.

Su forma externa se asemejará a una lágrima de grandes dimensiones o a un manantial cristalino

Por fuera, el promontorio podría asemejarse a una lágrima de grandes dimensiones o a un manantial de agua cristalina que surgiera a borbotones para retornar luego donde nace. Su interior quedará decorado con las frases más emotivas de cuantas el pueblo de Madrid, de manera espontánea, escribió en los muros de la estación de Atocha en recuerdo de las víctimas de los atentados.

Con base circular y perfil de apariencia rugosa, el monolito tendrá una transparencia estimada del 97%. La luz solar, en su decurso, hará que el monumento adquiera por dentro y por fuera coloraciones y tonalidades diferentes a medida que el día avance. La superficie del futuro monumento no será maciza, sino ahuecada. Las placas serán transparentes e incoloras, del tamaño de un folio y con un espesor de unos diez centímetros cada una. Han sido construidas por una firma alemana, Schlach Bergermann und Partner, de la ciudad de Stuttgart. Cada loseta vítrea encastra su perfil con el de las demás al modo de las piezas de un puzzle. Para su completo encaje se hace necesaria la impregnación de sus junturas con un pegamento acrílico, muy sensible a la luz en la primera hora de su aplicación. Por ello, el gran andamiaje con forma de casamata techada, de cuatro plantas, que desde la primavera fue montado sobre el centro de la glorieta de Atocha donde se realizan las obras, acaba de ser entoldado con una gran lona especial, de color negro, que guarecerá el material vítreo.

En los próximos días comenzará la instalación de las placas, puesto que acaba de culminar la construcción, sobre el firme de la plaza, de un murete circular de hormigón de ocho metros de diámetro por 70 centímetros de altura; a modo de basamento, este cerco soportará el hito, de un peso de 160 toneladas. El murete circular conecta el interior del monumento con una sala subterránea, de unos 400 metros cuadrados de superficie, cuya cota se sitúa a cuatro metros de profundidad respecto de la rasante de la plaza. Desde esta sala subterránea, la mirada del visitante habrá de remontarse hasta los 15 metros de altura, donde se hallará la bóveda monumental. A partir de esa cúpula, y de manera descendente, comenzarán a leerse en letras plateadas algunas de las más expresivas frases dedicadas por los madrileños a las víctimas de los trenes en las fechas posteriores a los atentados. Las frases quedarán fijadas al vidrio por succión.

El monumento irá circundado por una plataforma inclinada, con elementos metálicos en su extremo. El monolito contará con un sistema de autolimpieza y otro externo, colector de las aguas de lluvia. El proyecto técnico, elegido en concurso público, es obra del estudio FAM, Fresco Aroma de Manzana, formado por Esaú Acosta, Mauro Gil-Fournier, Mikel Jaenike y Pedro Colón de Carvajal.