Por un sí y por un no
En las últimas horas de campaña, el esfuerzo invertido empieza a notarse en la expresividad de los defensores del sí y del no. Josep Piqué cantó el A por ellos, probablemente para exorcizar sus fantasmas intelectuales con una reacción primaria. Pasqual Maragall estuvo en Sabadell y sigue saludando con la mano izquierda, ya que la derecha se le ha escacharrado de tanto darla, no siempre a las personas más adecuadas. Josep Lluís Carod Rovira volvió a decir, por enésima vez, que él es filólogo. Incluso un psicólogo mediocre interpretaría que Carod está viviendo un combate interno entre su yo idealista y su yo filológico. En cuanto a la confusión entre defensores independentistas y españolistas del no, Carod Rovira aclaró algunas cosas en TV-3. Cuando Jaume Masdeu recordó a Carod que Piqué decía que le producía cierto repelús compartir el no con ERC, el filólogo-político (dualidad profesional tan respetable como la de torero-bombero) dijo irónicamente que, más que repelús, a él le producía "angúnia" compartir el no con el PP. Los negativistas del referéndum, pues, pueden elegir entre el repelús españolista y la angúnia soberanista.
En estos últimos días, hemos visto actuar con más determinación a los movimientos teóricamente independientes críticos o favorables con el sí. Los defensores del sí se agrupan en forma de asociación y los del no prefieren la plataforma. ¿Qué diferencia hay entre lo uno y lo otro? La idea es unir a todos los partidarios de la opción que sea en una especie de orgía sin carnet de partido, libre de las servidumbres de pagar cuota y aguantar a según qué secretarios generales. El símil sexual de la orgía no es gratuito, ya que sigue consolidándose la posibilidad de un acto conjunto entre CiU y el PSC. No es una mala idea. Al fin y al cabo, los actos, cuanto más conjuntos, mejor. Otra cosa es que los orgasmos sean fingidos.