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Los peritos de Leganés discrepan sobre si se debe sedar a pacientes en coma

Algunos afirmaron que es apropiado si hay estertores o agitación

Oriol Güell

Las primeras discrepancias sobre la sedación de enfermos en coma afloraron ayer entre los 11 peritos del Colegio de Médicos en su tercera comparecencia ante el juez. Los expertos concluyeron en su dictamen que los médicos del hospital Severo Ochoa incurrieron en mala práctica médica al sedar a 20 pacientes en coma. Pero ayer algunos afirmaron que es apropiado hacerlo en pacientes al borde de la muerte si sufren estertores y agitación.

Todos los peritos comparten la opinión de que un enfermo que no reacciona ante ningún estímulo (auditivo, visual o de tacto) se encuentra en coma profundo. También en que estos pacientes no sienten ni sufren, por lo que es innecesaria (y contraria a la buena práctica médica) la aplicación en ellos de la sedación terminal. Los médicos utilizan una escala, denominada de Glasgow, que mide de 3 a 16 puntos la profundidad de un coma. Un Glasgow 3 define el más profundo de los estados de inconsciencia.

Esta escala fue desarrollada para medir la intensidad de las heridas de las víctimas de un accidente que sufren múltiples traumatismos y, según fuentes sanitarias, no siempre es fácilmente utilizable en enfermos de edad avanzada y con múltiples patologías que no son fruto de un accidente. "Como herramienta es útil y cómoda para reflejar el estado de un enfermo, pero no siempre permite extraer conclusiones incuestionables de su situación", explica uno de los médicos investigados.

Los peritos dedujeron en su informe que, a partir de los síntomas incluidos en la historia clínica de 20 pacientes sedados en el hospital de Leganés, es posible deducir que se hallaban en coma profundo, Glasgow 3, y por tanto la sedación terminal en ellos no estaba indicada. "Se ha hecho sedación en 20 pacientes que, por estar en coma profundo, eran innecesarias y no estaban indicadas. Ello constituye una mala práctica médica", suscribieron. Pese a ello, el informe admitía que "todos los enfermos tenían enfermedades muy graves y un pronóstico de muerte muy próximo".

Historias clínicas

En este punto, sin embargo, los peritos se topan con la escasez de datos en algunas historias clínicas. Esto ya hizo surgir algunas discrepancias en la redacción del dictamen de los peritos, ya que calificó de "coma profundo" el estado de 20 pacientes pero matizó a continuación que ellos sufrían "síntomas que no son compatibles con coma profundo". A las discrepancias motivadas por la definición del estado de coma profundo a partir de las historias clínicas, ayer se unió otra: sí está indicado sedar a un paciente en coma, pero que presenta estertores, agitación u otros síntomas no compatibles con un coma profundo.

Uno de los peritos sostuvo ante el juez que a estos enfermos no se les debe sedar en ningún caso y que hacerlo constituye mala práctica médica. Otro, en cambio, afirmó que la sedación sí está indicada si se ha hecho frente a estos síntomas con otros tratamientos y éstos han fracasado.

La posición de este perito considera que los médicos de Leganés incurrieron en mala práctica médica porque en la historia clínica no consta que intentaran hacer frente a la agitación o estertores con otras terapias antes de iniciar la sedación terminal. Otro perito intervino en la discusión entre estas dos posiciones para recordar que cuando un enfermo tiene una expectativa de vida muy corta, lo conveniente es buscar "el bienestar del enfermo" aún a riesgo de que, como efecto secundario, pueda acortarse en algo su vida.

La Organización Médica Colegial manifestó ayer en un comunicado su apoyo "a la actitud del Colegio de Médicos", y pidió que no se "culpabilice" a los médicos de Leganés.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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