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El futuro de Cataluña

Maragall admite un eventual tándem electoral con Montilla y garantiza que no habrá "peleas"

El aparato del PSC no renuncia a una candidatura en solitario de su primer secretario

Miquel Noguer

El presidente de la Generalitat y del Partit dels Socialistes (PSC), Pasqual Maragall, garantizó ayer que no habrá "peleas" en el seno de su formación para decidir quién encabeza la lista de las elecciones autonómicas a la Generalitat. Al ser preguntado sobre la posibilidad de formar un tándem con el primer secretario del partido, José Montilla, admitió que es "todo es posible", aunque recordó que el partido todavía no ha abordado este asunto. El aparato del PSC, sin embargo, no renuncia a una candidatura de Montilla en solitario y estudia fórmulas para hacer triunfar esta opción.

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Veladamente y en respuesta a la enésima pregunta de los periodistas en el mismo sentido, Maragall admitió ayer, aunque sólo como una posibilidad más, que Montilla pueda acompañarle como número dos de la lista del PSC en las elecciones de otoño. Y dicho esto, inmediatamente volvió al discurso oficial del PSC para recordar: "Todavía no nos lo hemos planteado".

El presidente abordó el debate de su sucesión en una conferencia de prensa organizada por la Agencia Catalana de Noticias durante la cual volvió a reivindicar la autonomía del PSC para escoger a sus candidatos y negó cualquier injerencia por parte del PSOE o incluso de La Moncloa. Pese a ello, Maragall admitió haber hablado en alguna ocasión con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero sobre su futuro político -"también el de Zapatero", añadió irónicamente-. Ante las voces que llegan desde el PSOE y desde La Moncloa dando por hecho el relevo de Maragall al frente de la lista del PSC, éste lanzó una frase para dejar claro quién decide en Cataluña. "Zapatero me ha transmitido opiniones, yo le transmito decisiones".

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Todo indica que éstas llegarán muy pronto; justo después del referéndum del próximo domingo. De momento, el entorno de Maragall ha optado por hacer campaña activa en favor de la continuidad de éste como candidato en solitario y, eventualmente, acompañado por José Montilla, que iría de número dos.

Quienes defienden esta opción recuerdan que, con una Convergència i Unió al alza en todas las encuestas, cualquier esfuerzo será poco para ganar a los nacionalistas el próximo otoño. Con el actual sistema electoral, recuerdan, los socialistas pueden necesitar 130.000 votos más que CiU para obtener un escaño más. Ahora, con 6.000 votos de ventaja, los socialistas tienen cuatro diputados menos que los nacionalistas de Artur Mas. Por esto es vital sumar todas las fuerzas y sensibilidades en torno a un único proyecto, mantienen estas personas. Y Maragall y Montilla son las dos caras visibles de las dos almas que tradicionalmente han construido el proyecto de los socialistas catalanes. La más catalanista y la más próxima a los barrios de la antigua inmigración que conforman el cinturón de Barcelona.

En el entorno de Montilla, sin embargo, son muchos los que ven políticamente amortizado a Pasqual Maragall y pretenden apearlo de la carrera electoral, eso sí, tras agradecerle los servicios prestados y encumbrarlo como el presidente que hizo posible el cambio y el Estatuto.

En estos sectores se considera que Montilla, si bien flojearía electoralmente en Lleida y Girona, donde Maragall mantiene un sólido apoyo, podría arrastrar a muchos votantes socialistas del entorno de Barcelona tradicionalmente abstencionistas en las elecciones autonómicas y en las municipales. Si los partidarios de Maragall destacan su excelente valoración por parte de los votantes del PSC, los de Montilla recuerdan que 570.000 catalanes que votaron a Rodríguez Zapatero en 2004 rehusaron apoyar a Maragall en las autonómicas. En el entorno de Montilla se cree que éste podría movilizar a parte de este electorado y lograr, así, la victoria en votos y en escaños que el PSC nunca ha conseguido en las autonómicas. Sin embargo, eluden o minimizan la sangría de votos que podría causar la candidatura de Montilla en las provincias menos urbanas de Cataluña pero sobrerrepresentadas en el Parlamento catalán.

Fuentes del partido explican que la estrategia en torno a Montilla no está cerrada del todo y que hay posiciones divergentes. Por una parte hay quienes apuestan para que Montilla se postule rápida e inequívocamente como candidato, aunque nunca antes del referéndum del domingo. Otro sector es más partidario de las maniobras internas para afianzar a Montilla al tiempo que se le envían mensajes claros a Maragall para que abandone cualquier tentación de volverse a presentar.

Pero todos, tanto el aparato como los seguidores de Maragall, tienen claro que no se puede romper el PSC. Para evitar el enfrentamiento entre las dos facciones y en un momento en que las relaciones entre ambas se caracterizan por la tirantez, el partido ha recurrido a antiguos dirigentes socialistas para que actúen como mediadores. Se trata, en primer lugar, de evitar la presentación de dos precandidaturas, lo cual obligaría a ir a unas primarias a apenas tres meses de unas elecciones autonómicas. En segundo lugar, el entorno de Montilla busca que Maragall, además de ceder el testigo al primer secretario del partido, lo apoye sin fisuras en la carrera electoral.

Mientras tanto, ambos apuran los últimos días de campaña del referéndum. En un acto con empresarios celebrado ayer en Figueres, Montilla colmó de elogios a Pasqual Maragall, por el "gran esfuerzo" que el presidente ha realizado para que se pueda votar un nuevo Estatuto, "no sin costes para él" ni para su Gobierno, pues en este proceso, señaló: "Todos nos hemos dejado alguna pluma".

Pasqual Maragall, ayer, en el Foro Nueva Economía en Barcelona.
Pasqual Maragall, ayer, en el Foro Nueva Economía en Barcelona.TEJEDERAS

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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