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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mizzian y las relaciones con Marruecos

Creo que todos los demócratas españoles que se sienten amigos de Marruecos y abogan por un afianzamiento de las buenas relaciones con nuestro vecino del sur en un pie de igualdad, sin paternalismos ni nostalgias de la era colonial, deberían congratularse de artículos como el de Ignacio Cembrero en EL PAÍS del domingo 4 de junio, titulado La última victoria de Mizzian, el general exterminador. Era Mizzian un puro producto del colonialismo español, en sus aspectos más negros y terribles, como el general Ufkir lo fue, en la misma medida, del francés. Oficial y, luego, mando en las fuerzas Regulares, que constituían, junto con la Legión, las fuerzas de choque del Protectorado, utilizó en Marruecos contra su propio pueblo los mismos métodos brutales de represión que utilizaría más tarde en España durante la Guerra Civil. De la razia del aduar rifeño pasó a la razia de pueblo andaluz, extremeño o castellano. No pertenecía a la categoría de los miles de desgraciados que, impulsados por la miseria y por el incentivo de un salario, se enrolaron en el ejército franquista para venir a luchar a España y cometieron tropelías y desmanes con la complicidad o a instigación de los jefes militares franquistas que los mandaban. No, Mizzian era él mismo un jefe, daba órdenes.

Doña Leila Mizzian está en su perfecto derecho de honrar la memoria de su padre, lo mismo que las autoridades marroquíes lo están de asociarse al homenaje que se le rindió, pero lo que ya es más discutible, por no decir deplorable, es la presencia de autoridades españolas, civiles y militares en esos festejos. Rechazo la idea de que Mizzian sea un buen ejemplo del vínculo de amistad que debe unir a los pueblos español y marroquí. Y esta idea la comparten hoy muchos marroquíes que consideran necesario conocer mejor su propia historia, revisarla, llegado el caso, y asumirla sin complejos.

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