Promesas a debate

La convocatoria de las elecciones autonómicas, la candidatura o no de Pasqual Maragall, el futuro Gobierno catalán, el de Josep Lluís Carod Rovira... todo pesa en esta campaña, en la que incluso quienes defienden el sí parecen no poder evitar hablar en clave electoral.

Convergència i Unió, al menos en lo que respecta a Unió, y Esquerra Republicana coincidieron ayer, por una vez, en atacar a José Luis Rodríguez Zapatero por sus declaraciones en el mitin del PSC en Lleida el pasado domingo, de que no "racaneará" en el desarrollo del Estatuto y de que en siete años se harán más inversiones en infraestructura en Cataluña que en los últimos 20 años. Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida fueron durísimos con ERC. Maragall defendió a Zapatero -"me fío de mis amigos"- y acusó a CiU de basar su campaña en promesas electorales.

"Todavía nos queda mucho camino para hacer juntos", asegura Maragall mientras le aclaman "presidente, presidente"

ERC afirma que el compromiso de Rodríguez Zapatero sobre el Estatuto "no tiene valor" porque será "incumplido"

Mas acusa a ERC de aliarse con el PP y asegura que el Estatuto rompe el concepto de una España unitaria y centralista

Las promesas son el problema. O, tal como hablaron ayer los líderes, así lo parece. El presidente de ERC, Josep Lluís Carod, arremetió en un mitin en Manresa contra Zapatero: "¿Cómo puede alguien ser generoso con nuestro dinero?". En la misma línea, se pronunció el democristiano Josep Antoni Duran Lleida. Pidió a Zapatero que no haga más promesas a Cataluña en la aplicación del Estatuto. "Ya estamos acostumbrados a que no se cumplan".

Convergència i Unió se presenta como la gran alternativa de futuro, como la única que puede "garantizar" la aplicación del Estatuto. Por eso alterna descalificaciones al PSC y a ERC. Ayer le tocó a Esquerra, a la que reprocharon su "silencio" ante los ataques del Partido Popular a Cataluña. Mas dijo incluso que los republicanos se alían con el PP. El líder convergente, por otra parte, reivindicó el Estatuto porque rompe el concepto de España "unitaria, centralista e intolerante".

El PP sigue invitando a sus líderes de otras comunidades para reforzar el discurso local contra el Estatuto, unos invitados que modulan con dureza sus ataques. Ayer fue Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid. Hoy visitan Cataluña el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. Aguirre se mostró molesta porque el presidente del Gobierno recordara el domingo que los antecesores del PP, Alianza Popular, no había apoyado el Estatuto de 1979 que, ahora, tanto reivindican los populares. Aguirre recordó a su vez que el PSOE tuvo un pasado marxista y no ha pedido perdón por el gulag soviético.

Pasqual Maragall prosiguió su recorrido por Cataluña. Al margen de los mensajes dirigidos directamente a apoyar el Estatuto, todos están pendientes de si ofrece algún indicio sobre su futuro político. En los últimos dos días, los asistentes a los mítines de Maragall lo han recibido con gritos intencionados de "presidente, presidente". Ayer, Maragall declaró en un pequeño pueblo de Ribera d'Ebre, Ginestar: "Todavía nos queda mucho camino por hacer juntos".

Mientras tanto, a 500 kilómetros de allí, el primer secretario del PSC, José Montilla, recordaba desde Madrid, en una entrevista en Tele 5, que las elecciones autonómicas llegarán antes de medio año. Y, aunque evitó darle prisa, recordaba que "el propio presidente ha dicho que está reflexionando".

También en Esquerra hay movimientos internos. ERC prevé realizar una reunión de dirigentes como los dos concurridos encuentros realizados durante la precampaña y la campaña estatutaria y que estuvieron encabezados, respectivamente, por el secretario general, Joan Puigcercós, y el presidente, Josep Lluís Carod Rovira. Fuentes de Esquerra informaron de que la nueva reunión no es inminente, pero prevén que se lleve a cabo este mismo mes. Contará con las distintas sensibilidades del partido, y será mucho más reducida que las dos citadas, que se realizaron rodeadas del rumor sobre la puesta en duda del liderazgo en la formación republicana.