_
_
_
_
_
Reportaje:

Sexo con buenas vibraciones

Varias firmas intentan que los juguetes eróticos salgan de las 'sex-shop' y conquisten farmacias e hipermercardos

Sacar el sexo del callejón oscuro y llevarlo a las avenidas, a bonitas tiendas y a luminosos centros comerciales es lo que se han propuesto varias empresas. Una pequeña revolución en la que la mujer es el centro de una nueva tendencia, que incluye estimuladores pensados por y para ellas que se pueden adquirir en asépticas farmacias, elegantes sex shops y en casa, con la venta a domicilio de juguetes sexuales.

Una conocida marca de preservativos vende desde septiembre artículos sexuales en 5.000 de las 20.000 farmacias españolas, y también en perfumerías y parafarmacias: geles lubricantes, tres tipos de vibrador y su producto estrella, el "anillo". Se trata de un aro de silicona con una batería que se coloca en la base del pene y emite una vibración que estimula el placer de la mujer. Se han vendido ya medio millón de unidades. "Las mujeres lo compran y no les da vergüenza porque no hace falta pedirlo", señala la responsable de una farmacia de la calle Arenal en Madrid. "Se coge de un estante, se paga y listo". Y la bolsita con la que sale el cliente no delata su contenido. Podrían ser aspirinas. "Es muy divertido y, sobre todo, es muy fácil de conseguir, por precio y por puntos de venta", explica Verónica Belinchón, una estudiante de arte dramático de 25 años que se confiesa fan del producto. "Todas las del edificio lo hemos probado ya", asegura una dependienta de la parafarmacia de El Corte Inglés en la calle del Carmen (Madrid). Dice que se lo llevan hombres y mujeres por igual.

Más información
La tienda erótica, en casa

La estrategia comercial se basa en una presunta demanda femenina en la mejora del bienestar sexual. Pero las mujeres no compran lo mismo que los hombres, ni en los mismos sitios. La nueva oferta de servicios pretende vencer el pudor o el desagrado ante los sex shops de toda la vida, espacios muchas veces lúgubres donde se reclama a base de intermitencias luminosas la entrada furtiva de algún cliente, casi siempre masculino.

En España proliferan hoy otro tipo de tiendas. Locales elegantes y de cuidada estética. Como Los Placeres de Lola, en Madrid, una tienda donde se pueden comprar juguetes sexuales a salvo de "la mirada inquisitoria del hombre", según explica una de las propietarias. Ellos sólo pueden pasar si acompañan a sus parejas. La tienda es alegre, con un punto naïf. Tiene paredes rosas y amarillas y unas mesitas bajas decoradas con jarroncitos de flores en las que se puede tomar un té. Nada que ver con los locales con sexo en vivo y fotos de rubias exuberantes con pelo cardado y uñas rojas. Un grupo de cuatro mujeres, Antonia, Ana, Rebeca y otra que prefiere no dar su nombre, treintañeras guapas y bien vestidas, coinciden en que la mayoría de los sex shops son feos, oscuros, sórdidos y, sobre todo, "están pensados para los hombres", opina Ana. "Imponen una visión masculina de la sexualidad femenina. Las mujeres tenemos que ver ya como algo natural nuestro propio placer". Y se llevan, por ejemplo, pintura de chocolate para dibujar sobre el cuerpo. Estas nuevas tiendas reivindican el juego erótico como elemento olvidado y necesario. La Juguetería, también en Madrid, tiene un aspecto menos ingenuo, pero es igualmente exquisita. La montaron hace casi dos años tres amigos de profesiones diversas al constatar que en España había mucha represión, mucha preocupación por el qué dirán y casi ningún juguete pensado para mujeres, heterosexuales o lesbianas. Aquí todo se puede tocar, "porque sólo así va a ser usado", explica Oli Acosta, una de las dueñas. La clientela es variopinta: un grupo de chicas estrenando la veintena; una pareja de treintañeros recién salidos del trabajo: él, con traje y corbata; ella, con tacones y vestidito azul.

El tipo de artículos en venta está cambiando. Hay mil tipos de arneses, estimuladores de clítoris en todas las formas y tamaños y vibradores con mando a distancia. Según los estudios de Durex, para las mujeres, los juguetes eróticos que había en el mercado no estaban diseñados para ellas. Los sexólogos ven con buenos ojos estas nuevas tendencias, con matices. "Desaparece ese componente de sordidez en el sexo y se airea un tema tabú; ése es un aspecto obviamente positivo", explica Carlos de la Cruz, profesor del Instituto de Sexología. "Pero a veces, con estas campañas, parece que se obligue a la gente a disfrutar del sexo. La erótica y el placer tienen que ver con deseos, y éstos no pueden venir impuestos". Y para todo, hay gustos: "Lo malo del anillo", dice riendo Verónica Belinchón, "es el tiempo que dura [20 minutos]".

Marisa Aranda, a la izquierda, propietaria de Los Placeres de Lola, con su cliente Esther Sánchez.
Marisa Aranda, a la izquierda, propietaria de Los Placeres de Lola, con su cliente Esther Sánchez.QUINO PETIT

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_