_
_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Primero, una 'caipirinha', y luego, bife a la parrilla

BABY BEEF RUBAIYAT acaba de inaugurarse en Madrid para ofrecer carnes de Argentina y Brasil

Se puede especular sobre el sabor de sus carnes o el desajuste de algunos detalles, pero lo que resulta incuestionable es que ha abierto sus puertas con una fantástica puesta en escena. En el mismo local donde antaño se encontraba el balneario y la tienda gourmet del desaparecido Cabo Mayor, los propietarios de la famosa ganadería argentina Cabaña de las Lilas, de origen español, acaban de inaugurar en Madrid este restaurante siguiendo las pautas del que poseen en la ciudad de São Paulo.

Un macrorrestaurante diáfano y bien decorado que, a pesar de sus dimensiones, está bien insonorizado, modelo que deberían seguir no pocos establecimientos españoles. De puro simple, su fórmula de explotación está destinada a emularse en otros lugares.

BABY BEEF RUBAIYAT

Juan Ramón Jiménez, 37. Madrid. Teléfono 913 59 56 96. No cierra. Precio medio, entre 45 y 50 euros. Ensalada césar, 8,50 euros. Picaña, 22 euros. Bife de tira, 28 euros. Crema de papaya, 9 euros.

Pan ... 7

Café ... 6

Bodega ... 6,5

Aseos ... 6

Servicio ... 6

Ambiente ... 6,5

Tomatitos con 'mozarella'

Nada más tomar acomodo se obsequia a los clientes con una fuente de pequeños aperitivos: berenjenas y pimientos rojos asados, tomatitos con queso mozarella, cecina de León y, acaso, una pasta untable. Y para acompañarlo todo, una gigantesca regañá de estilo andaluz, almohadilla de pan crujiente sin levadura. Mientras se escoge la carne, el jefe de sala indica que los entrantes corren por cuenta de la casa. Enseguida comienza un desfile de tapas entresacadas de la carta.

Primero, tacos de chorizo y morcilla a la parrilla de sabor mediocre, y, quizá, mollejas a la parrilla (eventualmente saladas). Luego, un insólito carpaccio de pies de hongos, la parte menos valorada. A continuación, un plato de alcachofas con lascas de jamón más que aceptable, y, finalmente, una empanadilla de carne estilo criollo contundente aunque agradable.

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

Entretenimientos aparentes que sirven de antesala a las carnes, la razón de ser de este nuevo restaurante. Cortes que llegan desde Argentina o Brasil, refrigerados y envasados al vacío, y que incluyen la picaña, el bife de chorizo, el solomillo, el master beef o la brocheta de solomillo, carnes de origen ultramarino según el estilo de aquellos países. Y también, dos cortes de vacuno español, el chuletón y el asado de tira, que, por contener hueso, no pueden importarse.

Los resultados son los esperables. Se trata de carnes rústicas, con escasa infiltración grasa, cuyos sabores se encuentran en un nivel medio: nunca desagradan, pero tampoco entusiasman. Lo mejor es el chuletón de vacuno gallego, jugoso, ferruginoso y de gusto reconfortante.

Interior del Baby Beef Rubaiyat, recién abierto en Madrid.
Interior del Baby Beef Rubaiyat, recién abierto en Madrid.PAULA VILLAR

CARBÓN VEGETAL

PARA PONER a punto las carnes, Baby Beef Rubaiyat se vale de dos grandes parrillas de carbón vegetal, acristaladas y a la vista de los comensales. Quizá por falta de rodaje o porque el exceso de clientela obliga a un ritmo trepidante, la ejecución de los asados todavía está presidida por las irregularidades. Es cierto que las piezas llegan a las mesas con el punto que se solicita, pero también es verdad que en ocasiones se aprecia precipitación y los defectos propios de carnes arrebatadas o perjudicadas por requemados de llama.Para acompañar cada corte, un gran lujo gastronómico: patatas suflés, infladas y crujientes, una artesanía en decadencia que apenas se encuentra ya en algunos restaurantes. Y como complemento, fuentes de verduras asadas al horno, que se colocan en el centro de la mesa. Otro de sus señuelos es el pan, conjunto de piezas poco habituales que una camarera ofrece por toda la sala.Tampoco desmerecen los postres, desiguales dentro de su tono casero. Son muy golosas la panqueca con dulce de leche y la tarta tatin de manzana, y delicadas la tarta de Santiago, la de nueces con helado de vainilla, la crema catalana y el quindin (típico brasileño), una suerte de tocino de cielo con coco picado. Por el contrario, la delicia de chocolate resulta impresentable.La lista de vinos intenta mantener un equilibrio entre las marcas españolas y las de otros países, incluidos Francia, Portugal, Italia, Argentina, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. A la entrada, en una barra de espera, se preparan cócteles clásicos y unas caipirinhas realmente excepcionales.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_