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Una hipoteca para el futuro

"La malnutrición no es sólo un problema humano, sino también político, económico y social, que hipoteca a las generaciones del futuro". Así de contundente se muestra Manuel Sánchez Montero, director de Operaciones de Acción contra el Hambre, una ONG que mantiene a mil personas trabajando en proyectos de nutrición, seguridad alimentaria y saneamiento en 18 países.

"La malnutrición instalada en esas zonas repercute directamente sobre nuestras vidas", continúa, "no deberíamos extrañarnos de los movimientos migratorios desde estos lugares, donde el más fuerte de la familia debe emigrar para salvar a los más débiles". Sánchez Montero subraya la situación de países del Cuerno de África, como Kenia, y del África austral, donde "la evolución de las cifras es más negativa" que en otras regiones como el sureste asiático. "Estas carencias siempre las sufren los más débiles, los que menos defensas tienen: los niños", remarca.

En países como Mali, Níger o Malaui la malnutrición afecta al 15% de los niños, según datos de Acción contra el Hambre. "En unos años", explica, "una cuarta parte de su población no habrá crecido lo suficiente ni física ni psíquicamente para impulsar el desarrollo del país, no tendrán capacidad para asumir sus responsabilidades sociales".

En su opinión, la comunidad internacional no moviliza recursos para solventar estas "situaciones enormemente escandalosas" de una forma continuada. "Es una cultura de ayuda basada en el drama, cuando las cosas están tan mal que las soluciones llegan de forma puntual", continúa este experto. "Son problemas estructurales, políticos y económicos, que, si no se controlan mientras ocurren, se convierten en urgencias", explica: "En Malaui, por ejemplo, hay 4,2 millones de personas desnutridas (750.000 son niños) por un oligopolio del comercio de cereales que especula con los precios y deja fuera del mercado a los más necesitados". La solución, según Acción contra el Hambre, es mantener un sistema de alerta temprana, "controlando, por ejemplo, la evolución de los precios y el abastecimiento de los mercados locales o la llegada de niños malnutridos a los centros de salud", de forma que se ponga coto antes de que la hambruna se instale y borre del futuro a millones de personas.

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