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Un juez alemán prohíbe que se repita una determinada crítica a Schröder

La justicia da la razón al ex canciller en un pleito por su trabajo en la rusa Gazprom

Un tribunal de Hamburgo ha prohibido al líder del partido liberal alemán, Guido Westerwelle, bajo amenaza de una multa de 250.000 euros, repetir la siguiente frase: "Realmente me parece problemático que él [Gerhard Schröder] como canciller federal haya otorgado una concesión a una empresa [la rusa Gazprom] y entre al servicio de esa empresa pocas semanas después de dejar el cargo". El tribunal dice en su sentencia que el líder liberal tiene derecho a criticar a Schröder, pero no a vincular la concesión con su entrada en el Consejo de Admistración de Gazprom.

La reacción de Westerwelle fue rápida y contundente: "En términos jurídicos, Schröder ha podido ganar el caso, pero en términos morales y políticos el veredicto sobre su conducta insensible todavía no se ha pronunciado", dijo anoche el líder liberal.

El tribunal ha aceptado la argumentación de Schröder de que el ex canciller no otorgó la concesión a la empresa constructora del gasoducto. Schröder sostiene que se trató de una decisión tomada en los segundos niveles del Gobierno. Considera el tribunal que la afirmación de Westerwelle está basada en un hecho no comprobado y no de la expresión de una opinión.

El escándalo por la actuación de Schröder en el caso Gazprom sigue su curso pese a la decisión judicial. El ex canciller recibió ayer un apoyo del Gobierno de gran coalición de sus correligionarios del SPD con la democracia cristiana (CDU/CSU) y palos de la oposición. El ministro de Economía, el socialcristiano Michael Glos (CSU), declaró que no hubo nada ilegal en la concesión del aval bancario al consorcio constructor del gasoducto.

No obstante, Glos distinguió entre esa decisión de una comisión interministerial y la decisión de Schröder de asumir un cargo en la empresa, asunto del que no quiso pronunciarse. Los partidos de oposición -liberales (FDP), Los Verdes y el Partido de la Izquierda- sí se pronuncian y hablan ya de crear una comisión parlamentaria que investigue las circunstancias en que se concedió el crédito. El Gobierno explicó ayer el mecanismo para conceder el crédito. El 22 del septiembre, cuatro días después de las elecciones que perdió el Gobierno de coalición SPD-Los Verdes, dos bancos, el Deutsche Bank y el de Crédito para la Reconstrucción (KfW), pidieron el aval de unos 1.000 millones de dólares para la primera fase de la construcción del gasoducto que Schröder había presentado el 11 de abril de 2006 en la Feria de Hannover junto con su amigo el presidente ruso Vladímir Putin.

Una comisión interministerial de Economía, Hacienda, Cooperación Económica y Exteriores aprobó el aval el 24 de octubre, 30 días antes de que Schröder y su gobierno interino concluyesen su mandato. El ministro de Economía, Wolfgang Clement, colaborador de Schröder, confirmó la decisión de la comisión interministerial. El secretario de Estado de Hacienda Caio Koch-Weser, hoy alto ejecutivo del Deutsche Bank, dio el visto bueno definitivo.

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Schröder aseguró en declaraciones a la segunda cadena pública de la televisión (ZDF): "Yo no intervine en la concesión del aval. No tenía conocimiento de ello". Los voceros de los ministerios implicados practicaron ayer en la conferencia de prensa el juego de los tres monos que ni ven, ni oyen, ni hablan, y dijeron que sus ministros no tuvieron conocimiento de la decisión de la comisión interministerial en la que intervenían jefes de negociado.

Aval de 1.000 millones

Resulta difícil de explicar que un Gobierno en funciones, al que le quedaba sólo un mes de ejercicio del poder, tomase la decisión de avalar 1.000 millones de euros en un proyecto controvertido en el nivel de jefes de negociado, que sólo el ministro de Economía en funciones se enterase y que éste no informase a Schröder de la concesión del crédito a una empresa que era la niña de los ojos del canciller y de los de su amigo Putin.

Una comisión parlamentaria de investigación podría tal vez arrojar luz en este asunto que como declaró un diputado "apesta hasta el cielo". En una larga entrevista con el diario económico Handelsblatt, Schröder defendió su proyecto y sostiene que se trata de asegurar el abastecimiento energético de Alemania.

El gasoducto noreuropeo, que empezó a construirse el pasado diciembre, transportará a partir de 2010, por el fondo del mar Báltico, 27.500 millones de metros cúbicos de gas al año, recorrerá 11.200 kilómetros, desde San Petersburgo a Greifswald, evitando Polonia y Ucrania, y supondrá una inversión de 4.000 millones de euros.

El ex canciller Gerhard Schröder, el pasado noviembre en Berlín.
El ex canciller Gerhard Schröder, el pasado noviembre en Berlín.REUTERS

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