La Cinemateca Francesa recrea el universo de Almodóvar como gran artista contemporáneo

La Cinemateca Francesa abre hoy, y hasta el próximo día 30, una exposición dedicada a la vida y la obra de Pedro Almodóvar. Según Serge Toubiana, director de la institución, han elegido al cineasta manchego "no sólo como director, sino en tanto que gran artista contemporáneo". La exposición va acompañada de una retrospectiva de todas sus películas, incluidos dos cortometrajes mal conocidos, Tatuaje y Amantes de lo prohibido, así como una serie de 28 títulos de otros directores que han inspirado la obra de Almodóvar.

"Para mí, la exposición no supone ningún psicodrama", explicó ayer en París Almodóvar, "aunque me hace vivir de otra manera, más intensamente quizás, algunos recuerdos. Cuando la he visitado lo que me ha impresionado es la sensación de haber entrado en un lugar sin límites, una pequeña ciudad en la que todo -los muros, las calles, las ventanas, los sonidos- está sacado de mi mundo, de mi vida y mis películas".

En efecto, la visita a la exposición se abre presentando, a lo lejos, en el fondo de un túnel rojizo, la cartera con la que Pedro Almodóvar Caballero se instaló en el internado. Luego se pasa a una sala de un rojo intenso en la que aparecen todos los personajes y decorados almodovarianos que, en un momento u otro, son asociados a ese color. Y una tela de Joan Miró, en la que de nuevo domina el rojo y que remite a la infancia, sugiere otras influencias que las explícitamente reivindicadas por el cineasta.

Otros pintores, como Matisse, Francis Bacon, Jean Cocteau o Picasso, también aparecen hermanados con el trabajo del cineasta, que, por su parte, reivindica la figura de Antonio López -se presentan dos grandes telas madrileñas suyas-, y reúne en los muros dibujos, pinturas, collages, fotografías y esculturas de Ceesepe, Alberto García-Alix, Carlos Berlanga, Guillermo Pérez Villalta, Maruja Mallo, Dis Berlin, Felipe, Las Costus, Ouka Lele o Juan Gatti, entre otras personalidades que han contribuido a la creación del mundo de Almodóvar.

La exposición, que pudiera viajar a Madrid dentro de un año, ofrece un universo coherente, que evoluciona, se convierte ella misma en una película sobre películas al tiempo que en un homenaje indirecto a una época. "Afortunadamente, la exposición no se acaba con la palabra FIN, como sí acaban las películas o los relatos, sino que acaba con imágenes de Volver, explicó Almodóvar, para quien el actual éxito de dicho título se debe a que "el público se identifica con lo que ve en la pantalla, que se le aparece como un espejo. Eso no siempre me ocurre con mis películas pero, cuando se da ese fenómeno, es muy emocionante".

En una de las salas se rinde homenaje a la máquina de escribir. "Cuando tenía 10 años mi madre me regaló una para que aprendiese a servirme de los 10 dedos al teclear. Nunca he dejado de escribir. Pero descubrí que sabía hacerlo mejor mezclando imágenes y palabras".

La filmoteca de la ciudad de Toulouse también programará la retrospectiva completa de las cintas de Almodóvar.