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Reportaje:Atletismo | Mundiales de pista cubierta

Bekele también se divierte en la moqueta

Carlos Arribas

Llegada la hora de las cuentas finales, la anfitriona, Rusia, exhibió sus ocho medallas de oro, sus cinco de plata, sus cinco de bronce; Estados Unidos lució sus siete oros, sus 13 totales; España su sexto puesto en la clasificación por países teniendo en cuenta medallas y finalistas, tras Rusia, Estados Unidos, Alemania, Polonia y Jamaica; y Kenenisa Bekele, por sí solo una gran potencia en el atletismo mundial, una combinación, de sólo oros, inigualable. El etíope ganó los 3.000 metros y se convirtió, con ello, en el primer atleta de la historia que es campeón del mundo, y olímpico, en las tres superficies en las que se disputa el atletismo: en campo a través -cuatro veces doble campeón de cross largo y corto, y dentro de tres semanas buscará en Fukuoka (Japón) su quinto doblete-, al aire libre -actual campeón olímpico y doble campeón mundial de 10.000- y en la moqueta bajo techo, el título que le faltaba. El título que más se divirtió consiguiendo. "Sí, es divertida la pista cubierta", dijo Bekele tras ganar su carrera. "Tras ganar en cross y al aire libre esto es como un pasatiempo".

El etíope, primer atleta de la historia que es campeón olímpico y mundial en todas las superficies
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Lo dijo así como quien comenta el tiempo. Lo dijo después de ganar la carrera de las estrellas. Por primera vez se juntaban en una pista Bekele, el keniano Kipchoge, que es el atleta que le derrotó en los 5.000 del Mundial de París, y Shaheen, el mito keniano de los 3.000 obstáculos. Y, por si fuera poco, a Bekele le acompañaba su hermano pequeño, Tariku, 19 años, debutante en una gran final. Y por si fuera poco aún, con ellos estaba el irlandés Alistair Cragg, el mejor europeo de la especialidad, el atleta que destrozó en Madrid el sueño de Reyes Estévez. Y en esa carrera, la mejor del Mundial, la que valía por todo el Mundial desplegó Bekele toda su sabiduría, que es mucha. Enceló a Kipchoge, el del terrible final, y le obligó a tirar a mitad de carrera, cuando Cragg había terminado su primera demostración. Después, Bekele pasó a la acción. Unas vueltas de calentamiento, bajando de los 30 segundos, y, a 300 metros del final, el acelerón definitivo. Kipchoge no le pudo responder. Shaheen, fino, de aspecto frágil, fue el que más se acercó, pero Bekele, Kenenisa, el que más se divirtió, el que más divirtió a la afición.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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