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Arenas alienta a la movilización callejera para evitar una autonomía de "segunda" categoría

El presidente del PP dice que la situación del Estado es "más grave" que el 28-F de 1980

El presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, alentó ayer a la movilización social en las instituciones y en la calle frente a lo que consideró situación "muy grave" del modelo de Estado autonómico y para evitar que Andalucía sea una autonomía "de segunda", que dijo es lo que pretenden el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, y de la Junta, Manuel Chaves. Ante unos 4.000 simpatizantes - 50.000 según el PP-, Arenas incluyó en su lista de reproches a Chaves que "ha dejado de defender el derecho a hablar en nuestra lengua materna, el español".

En un acto convocado en Málaga bajo el lema "Por una Andalucía de primera en la España constitucional", Arenas dibujó un panorama apocalíptico por el desarrollo de un estado autonómico que consideró desigual y asimétrico, o por la situación de riesgo que dijo viven algunos derechos fundamentales entre los que citó el uso del castellano e incluso el de la libertad de expresión.

Describió la actual situación política como "un momento especialmente grave de nuestra historia", frente a la que dijo no basta la oposición del PP en las instituciones, por lo que reclamó también la movilización social "pueblo a pueblo, casa a casa, puerta a puerta, persona a persona", para por ejemplo defender un derecho tan "esencial" como el de "ser escuchado", para que España "siga existiendo como nación".

En relación al desarrollo del Estado autonómico, dijo que la situación actual es "mucho más grave que aquel 28 de febrero cuando algunos quisieron que Andalucía accediera a la autonomía por la vía lenta del artículo 143 y ganamos la simetría y la vía rápida en la calle". La referencia genérica a esos "algunos" resulta chocante, pues el PP, entonces Alianza Popular, se opuso a que Andalucía accediera a la autonomía por la vía rápida en el referéndum del 28 de febrero de 1980.

Ahora, según Arenas, hay una involución y "Zapatero y Chaves han decidido que tiene que haber comunidades de primera, y que Andalucía sea una comunidad de segunda". Frente a ello, proclamó la rebeldía del PP: "No queremos resignarnos, queremos ser los primeros de España y de Europa".

Acuerdos oscuros

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El rechazo a la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña estuvo latente a lo largo de todo el acto, desde la inicial lectura de 26 artículos de la Constitución y del Estatuto de Autonomía de Andalucía por parte de otros tantos dirigentes populares, hasta el hilo argumental del discurso de Arenas, pero nunca fue citado expresamente. "Rechazamos los acuerdos oscuros promovidos por Zapatero y que desgraciadamente tienen el consentimiento de Manuel Chaves", dijo Arenas, en clara alusión al pacto entre el PSOE y Convergencia y Unió para la reforma del Estatuto catalán.

Arenas recordó a Chaves que "tiene la obligación de defender la Constitución" porque es el instrumento que "garantiza la solidaridad entre todas las comunidades". "Dedimos alto y claro que Andalucía no puede ser moneda de cambio en ningún proceso de negociación, ni con nacionalismos ni con nadie. Andalucía no se vende ni se hipoteca ni se deja engañar en ninguna operación por los que quieren hacernos daño, hacernos la vida imposible", dijo Arenas, quien agregó: "Los andaluces no queremos ser más que nadie, pero nunca vamos a aceptar menos que nadie con el orgullo andaluz y español que nos acompaña".

Pese al tono reivindicativo de su discurso de una autonomía "de primera", el presidente del PP andaluz evitó cualquier referencia a las propuestas de su formación sobre la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía, cuyo trámite parlamentario de inició el pasado jueves. Ayer, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, reprochó al PP que ese discurso teórico se contradice con el contenido de las enmiendas presentadas a la reforma del Estatuto, que según dijo dibujan un techo competencial para Andalucía muy inferior al que tienen comunidades como Cataluña o el País Valenciano.

En su lista de reproches al presidente de la Junta, Arenas llegó a decir que ni siquiera defiende el uso del castellano. "Me duele decirlo, pero tengo la obligación de hacerlo, tanto desde el Palacio de la Moncloa como desde la Junta de Andalucía se han dejado de defender nuestros derechos, empezando por el derecho a hablar en nuestra lengua materna, estemos en Andalucía o en cualquier rincón de España", dijo Arenas, quien reivindicó el derecho de los andaluces a opositar o trabajar donde libremente quieran "sin que nuestra lengua común suponga una merma de nuestras oportunidades".

Precisamente, la lectura del apartado uno del artículo 3 de la Constitución, que proclama que "el castellano es la lengua oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla" fue la más aplaudida por el público entre los 26 preceptos constitucionales que leyeron los dirigentes del PP. También fue muy jaleado el artículo 92 que establece que "las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos".

Para completar esta larga nómina de reproches al presidente de la Junta, Arenas recuperó un argumento que ya hizo muy usual en la legislatura de la pinza, 1994-96, como es la queja por la "pérdida de peso de Andalucía en la política española porque Chaves ha preferido optar por los intereses de partido antes que por la defensa de los intereses de los andaluces".

Imagen de la concentración del PP, ayer en Málaga.
Imagen de la concentración del PP, ayer en Málaga.JULIÁN ROJAS

El PP infla las cifras

La guerra de cifras es ya tradicionalmente un episodio más de la confrontación política, ya sea por el número de asistentes a una manifestación o las firmas recogidas para apoyar determinada causa. La discrepancia por la participación en la concentración "por una Andalucía de primera en la España constitucional" convocada ayer en Málaga por el PP de Andalucía resulta de lo más llamativa. Según la organización, 50.000 personas se congregaron en la Plaza de la Constitución y en la Calle Larios, cálculo que atribuyeron a la Policía Local de Málaga.

Sin embargo, la Subdelegación del Gobierno rebajó la cifra hasta unas 4.000 personas, cantidad que de acuerdo a los recuentos de las manifestaciones que se realizan habitualmente en Málaga y de la capacidad del escenario elegido parece resultar más ajustada a la realidad. De ser cierta la estimación de 50.000 personas, resultaría que la la concentración del PP estaría entre las cinco más numerosas en la historia de la ciudad, por detrás de la histórica manifestación autonómica del 4 de diciembre de 1977 y de las celebradas contra el terrorismo tras el asesinato del concejal José María Martín Carpena, en julio de 2000, y de los atentados del 11-M en Madrid hace dos años.

El PP anunció que había fletado 200 autobuses en las ocho provincias para la concentración de Málaga, y puso mucho empeño en magnificar la participación, quizá como un reto ante el acto que el próximo domingo celebrará el PSOE en Dos Hermanas con la asistencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodrígiuez Zapatero.

Sí hubo una movilización masiva de la cúpula. Los presidentes provinciales, los alcaldes de las seis capitales gobernadas por el PP y un numeroso elenco de diputados y cargos públicos estuvieron en Málaga.

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