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Crónica:FÚTBOL | Copa del Rey: Zaragoza-Real Madrid, en semifinales
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça, sin Copa y sin Ronaldinho

El Zaragoza elimina al equipo azulgrana en un partido marcado por la actuación arbitral y la expulsión del jugador brasileño

Ramon Besa

No habrá versión copera del clásico porque el Zaragoza se puso de por medio. Al equipo de Víctor Muñoz le van las grandes afrentas y después de revolcar al Barcelona acude encantado de la vida al reencuentro del Madrid. Ya le batió en la final de Montjuïc, la noche en que se desmontó el campanario blanco, y ahora lo tiene de nuevo en el punto de mira. Al Zaragoza le sonríe la vida en la Copa. Acabó con la imbatibilidad del Barça en La Romareda y ayer provocó la expulsión de Ronaldinho en el Camp Nou, un suceso igualmente impactante, tan sonoro como el 4-2 del pasado jueves. Así de desquiciado tiene el Zaragoza al Barcelona, que afrontó el partido con una gran naturalidad y salvó el honor con una victoria en condiciones muy adversas.

BARCELONA 2- ZARAGOZA 1

Barcelona: Jorquera; Oleguer, Puyol, Márquez (Sylvinho, m. 46), Gio (Van Bommel, m. 78); Deco, Edmilson, Iniesta; Giuly (Larsson, m. 66), Ronaldinho y Messi.

Zaragoza: César; Ponzio, Álvaro, Gabriel Milito, Toledo (Cuartero, m. 68); Óscar, Celades (Movilla, m. 85), Zapater (Generelo, m. 82), Cani; Ewerthon y Diego Milito.

Goles: 1-0. M. 42. Messi remata de cabeza un centro de Giuly desde la derecha al segundo palo tras una excelente jugada de Deco. 1-1. M. 65. Óscar engancha un magnífico tiro en parábola y en diagonal desde el vértice izquierdo del área grande que se cuela por la escuadra. 2-1. M. 91. Larsson remata por bajo un centro de Van Bommel desde la derecha.

Árbitro: Rodríguez Santiago. Expulsó a Ronaldinho (m.37) por una entrada a Cani. Amonestó a Gabriel Milito, Álvaro, Ponzio, Edmilson, Zapater, Celades y Generelo.

Camp Nou. 56.600 espectadores. El Zaragoza, que ganó por 4-2 en la ida, se clasifica para disputar las semifinales de la Copa contra el Real Madrid.

Incapaz en igualdad de condiciones, el Barça espabiló con un futbolista menos que el Zaragoza
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Los azulgrana se dejaron de especulaciones, se olvidaron del calendario y llegaron hasta donde les llevó el partido, que fue a un remonte imposible por los goles que ya habían cargado en Zaragoza y por la intervención del árbitro de anoche, que eliminó a Ronaldinho en una decisión muy controvertida y que dará mucho que hablar. El colegiado, desacertado ininterrumpidamente, estropeó un encuentro competido, variable y con la tensión que sólo provocan las eliminatorias de ida y vuelta, la suerte que precisamente no domina el Barcelona, inflalible en cambio en la Liga.

Víctor Muñoz quedó tan satisfecho de la ida que dispuso el mismo equipo para la vuelta. Apostó por jugar con cuatro medios y dos delanteros, el viejo 4-4-2 que le funcionó muy bien en la Romareda y le fue muy mal al Barcelona, desestructurado en cada contra. A Rijkaard le interesaba todo lo contrario, y para revertir la situación no sólo invitó a sus futbolistas a ir a por el contrario sino que prescindió de la figura de un ariete estático, de Larsson, para juntar a tres delanteros dinámicos como Giuly y Messi, que abrieron la cancha por los flancos, mientras Ronaldinho ejercía de falso delantero centro. Alimentaba el Barcelona el factor sorpresa para engatusar al Zaragoza. Ocurrió que a Ronaldinho le costó abrir espacios, moverse entre los centrales, ofrecerse a los volantes y permutar las posiciones con los extremos.

Ronaldinho sólo se volcó una vez por el flanco izquierdo y sacó un centro a la cabeza de Márquez que era gol o gol para todo el mundo salvo para Gaby Milito que sacó la pelota antes de que cruzara la raya. Decidido a ser el protagonista de la jornada, sino el héroe, el brasileño perseveró siempre por la pelota, incluso cuando la perdió, al punto de que en un repliegue metió la pierna y atropelló a Cani en una acción que admitía dos tipos de sanciones. El árbitro tiró por la más estricta, que significaba la expulsión directa. A Ronaldinho hubo que sacarlo a la fuerza de la cancha mientras sus compañeros se las tenían con el colegiado, especialmente severo con los locales y permisivo con los forasteros, sobre todo con los centrales, que rascaron y mucho en los tobillos del brasileño, y con Ponzio, al que le perdonó la roja al inicio del segundo acto.

La expulsión de Ronaldinho estimuló al Barcelona, que fue a por el partido con una gran determinación, siempre al mando del omnipresente Deco. El portugués habilitó a Giuly y el francés centró para la llegada de Messi, que cabeceó a la red como si fuera el ariete más largo del campeonato y no uno de los más menudos. Incapaz en igualdad de condiciones, el Barça espabiló con un futbolista menos que el Zaragoza, que siempre tuvo una presencia intimidatoria. Aunque no pudo evitar que los azulgrana se ganaran hasta tres remates de gol, remató estupendamente hasta dos veces. Jorquera estuvo espléndido en las dos ocasiones en que Cani y Ewerthon se presentaron francos en el portal del Barcelona.

Jugaba muy bien Diego Milito en ataque y tapaban mucho campo los medios del Zaragoza. Aunque apretaba el Barcelona, le sobraba ansiedad y velocidad y le faltaba fluidez en el juego porque el contrario apenas le concedía campo para combinar, para correr, para alcanzar el área de César. El partido cambió de dirección cuando Ronaldinho fue expulsado. Iniesta perdió el miedo a dejarse la pelota en las transiciones, la suerte preferida del Zaragoza para armar el contragolpe, y Messi barrió el frente de ataque con la grandeza de los mejores delanteros. Ni uno ni otro pudieron poner a salvo a su equipo, porque el Zaragoza no perdió el sitio. Un golazo de Óscar le puso el punto y final a la eliminatoria.

Remendado como estaba ya el equipo azulgrana, se entregó a su desdicha, aunque antes dejó un gol de Larsson para certificar su inquebrantable voluntad de ganar, incluso cuando no sirve para nada. Ni el Barça más épico habría podido levantar la eliminatoria por la entereza del rival, por la actuación del rival y por las desdichas propias.

Ronaldinho, consolado por Rijkaard en el momento en que, expulsado, abandona el terreno de juego.
Ronaldinho, consolado por Rijkaard en el momento en que, expulsado, abandona el terreno de juego.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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