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De 'Metrópolis' al chapapote

LA ALAMBICADA red de tuberías de una refinería de petróleo. En este universo industrial, materializado por una realista y pensante escenografía realizada por Alfons Flores, es donde Calixto Bieito sitúa la trama de Wozzeck. Una ambientación que tiene como fuente de inspiración el mítico filme de Fritz Lang Metrópolis. "Es una interpretación del mundo subterráneo de explotación y alienación que Lang imaginó en 1926", explica el director de escena. "Una transposición a las tripas de una industria de transformación del petróleo en cuyo estómago habita una sociedad enferma que se alimenta de productos tan contaminados como el aire que respira. Una sociedad de obreros uniformados que viven en el mismo espacio en el que trabajan, un lugar infectado, lleno de chapapote, donde hombres y mujeres enfermos trabajan a las órdenes de un gran jefe que sufre de paranoia, teme a la muerte y está obsesionado con la inmortalidad y la clonación".

Asegura Bieito que con esta ópera no trata de hacer un montaje de signo anticapitalista. "No lo es. No soy una persona que esté fuera del sistema, aunque debo ser como el Canal Arte, la parte que la sociedad paga para tener una emisora de televisión cultural y que no se diga", ironiza. "Esta producción de Wozzeck es un espectáculo caro, hecho desde el capitalismo absoluto, aunque con una estética poscapitalista, que dibuja un mundo que explota sus recursos hasta el final y a una sociedad en la que sólo quedan egos uniformados. Una imagen que creo que le siente bien a la música de Alban Berg, descarnada, brutal y a la vez maravillosa. De hecho, tenía diferentes proyectos estéticos de escenografía entre los que seleccioné ésta, porque era la que mejor traduce en imágenes las sensaciones que me provoca la obra".

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